El caso contra Insulza

Viernes, 12 de febrero de 2010

insulza3-1Unas cuantas razones para oponerse a la reelección de José Miguel Insulza como secretario general de la OEA. Pero antes los dejo con un adelanto: un extracto de un artículo de agosto de 2009.

El editor del diario venezolano Tal Cual, Teodoro Petkoff, contó en un editorial de julio que se había reunido en Washington con Insulza a mediados de mayo. Conversando sobre la posible readmisión de Cuba a la OEA, Insulza le dijo a Petkoff que no se podían poner “demasiado exquisitos” con Cuba porque “en el continente hay al menos siete gobiernos que no pasarían el examen de la Carta Democrática….entre ellos el de tu país.”

Unos días antes Insulza le decía a El País de España lo siguiente:

P. ¿No le preocupa que, en todo este esfuerzo de integración, se sacrifique la democracia, se rebajen los listones de democracia en la región?
R. No, no. Yo estoy diciendo simplemente que ese listón esté a la misma altura para todos, y que con ese listón a la misma altura se puede conversar mejor. Es más fácil promover la democracia si se mide a todos por el mismo rasero. Yo, particularmente, cuando me llega un informe de un organismo por ahí que habla de la falta de democracia en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, yo me pongo sospechoso.
P. ¿No hay problemas de falta de democracia en Cuba?
R. Por supuesto que sí. Hay problemas de democracia en América Latina. Si me pregunta si Cuba cumple con los dictados de la Carta Democrática Interamericana, yo podría nombrar como siete u ocho países que no la cumplen.
P. ¿Y no hay un retroceso de la democracia en Venezuela?
R. De eso ya no estoy tan seguro. Eso es un tema a discutir.

Si Petkoff dice la verdad (y no hay porqué dudarlo), Insulza está al tanto de lo que ocurre en Venezuela y piensa que Chávez no es un líder democrático. Pero en público el secretario general de la OEA dice algo casi contrario a lo que piensa y dice en privado, muy probablemente porque para ser reelecto en su cargo no le conviene echarse encima al bloque del ALBA.

Puede leer el resto en Descrifrando a Insulza. También puede ver en Duelo con Insulza el video de una excelente (y muy dura) entrevista que le hizo Jorge Ramos al secretario general de la OEA. Y puede leer más sobre los prejuicios ideológicos de Insulza en Ceguera (Cuba) y Sinfonía de hipocresías (Honduras).

Desatinos

Jueves, 11 de febrero de 2010

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Miguel Ángel Moratinos

El Universal, 24 de enero:

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España, Miguel Ángel Moratinos, defendió la legitimidad de Hugo Chávez como presidente y recordó los estrechos vínculos con el país tanto en términos políticos y culturales como económicos, en una entrevista que publicó el dominical WELT AM SONNTAG, con motivo de la presidencia de turno española de la Unión Europea. 

“Hay que respetar las elecciones y sus resultados. Chávez es tal vez el presidente de América Latina que ha superado más consultas referéndum. El pueblo lo eligió, por lo que tenemos que trabajar con él para garantizar el respeto mutuo y con el claro objetivo de la estabilidad regional,” apostilló.

Europa Press, 17 días después:

El ministro de Energía venezolano, Rafael Ramírez, confirmó este miércoles que la compañía española Repsol obtuvo los derechos de explotación del proyecto Carabobo I, en la Faja petrolera del Orinoco, cuya producción de extracción potencial puede alcanzar los 400.000 barriles diarios.

El concurso de licitación tenía como objetivo adjudicar la explotación de las áreas I, II y III del Bloque Carabobo. El área I del Bloque Carabobo será explotado por una empresa mixta constituida por un consorcio encabezado por Repsol, la india ONGC y la malasia Petronas, que pagarán un bonus de 1.050 millones de dólares por adjudicación, y por la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), indicó Ramírez en declaraciones recogidas por la Agencia Bolivariana de Noticias.

¿Coincidencia?

No hay que ser mal pensado, ni estar creyendo teorías de conspiración. Después de todo, el canciller Moratinos puede estar desinformado sobre lo que ocurre en Venezuela. No todas las cancillerías de los países desarrollados tienen acceso a El País, El Mundo, The New York Times, The Washington Post, The Economist, The Guardian, Spiegel, Corriere della Sera, Le Monde y The Financial Times, ni a los reportes de Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Freedom House, International Crisis Group y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Subordinados al poder

Miércoles, 10 de febrero de 2010

Lina Ron

Lina Ron

¿Cómo se explica que, según encuestas regionales como el Latinobarómetro, Venezuela esté actualmente entre los países latinoamericanos que más valoran la democracia? ¿Cómo se concilia ésto con el 50 por ciento de popularidad que todavía tiene Hugo Chávez?

El martes asomé una posible explicación. Dije que muchos venezolanos podrán jactarse de que apoyan la democracia, pero esa opinión dice poco sobre la manera como ven el poder y se relacionan con él. Es decir: un sector importante de venezolanos tiene una relación de subordinación con el poder, más propia de un sistema monárquico que de una democracia.

Tres ejemplos de esta dinámica:

Lina Ron. Esta militante radical chavista es el perfecto ejemplo del súbdito con disfraz de rebelde. Por varios meses Lina Ron realizó, por iniciativa propia, varios ataques violentos contra objetivos “contrarrevolucionarios,” bajo la mirada silenciosa y presumiblemente aprobatoria del presidente. Pero un día, advirtiendo que las acciones de Lina Ron eran políticamente contraproducentes, Chávez decidió que este comportamiento era inaceptable y la mandó a meter presa. Lina no cuestionó el brusco cambio de opinión del presidente. No se preguntó por qué el presidente no se había pronunciado sobre sus anteriores agresiones públicas y televisadas contra Globovisión y el Ateneo de Caracas. Simplemente acató la orden.

Triste espectáculo, ver a esta “rebelde” revolucionaria, que no goza de ningún cargo y el gobierno manipula a su conveniencia (muchas veces marginándola), subordinándose al poder de una manera tan sumisa.

Así, así, así es que se gobierna. Este es el grito de batalla que muchas veces se escucha en actos públicos cuando Chávez manda a expropiar una empresa o le da una orden a los jueces del Tribunal Supremo, haciendo gala de una manera sumamente autoritaria de ejercer el poder. Y en los rostros que aplauden las órdenes militares del presidente uno ve muchas veces una genuina (y atávica) aprobación. Implícito en los aplausos está la aprobación de este estilo autoritario. ¿Qué pasaría si una de estas acciones autoritarias de Chávez afectara directamente a uno de los súbditos? Es posible que el súbdito le retire su apoyo a Chávez. Pero no se debe confundir la desilusión con una acción particular de Chávez con la opinión general sobre el estilo de mando. Porque, si el problema principal fuera el estilo de mando, el súbdito jamás hubiese apoyado al presidente.

El presidente debería saberlo. Este es el ejemplo de Carrera Damas. El chavista que, en medio de un reclamo sobre un aumento de sueldo o un préstamo o una beca, hace un llamado directo al presidente (“el presidente debería saberlo”). Implícito en este llamado está un reconocimiento y aceptación inconsciente de la autoridad cuasi monárquica del presidente. Implícita está una disolución de los poderes del Estado en la figura presidencial. Y sólo un súbdito, sin un verdadero entendimiento de lo que es una democracia, acepta como normal esta anormal concentración de poder en el presidente.

Lina Ron dice ser una demócrata convencida. También dicen serlo muchos de los que dicen cosas como “el presidente debería saberlo” o aplauden las órdenes de expropiación de Chávez gritando “así es que se gobierna.” Una compleja realidad que se escurre de los indicadores del Latinobarómetro.

Más sobre este tema:

Los súbditos

Martes, 9 de febrero de 2010

Germán Carrera Damas

Germán Carrera Damas

Pese al reciente deterioro, la popularidad de Hugo Chávez en Venezuela -que después de 11 años sigue siendo extremamente alta (poco menos del 50%)- es un fenómeno difícil de entender. ¿Cómo es posible que un sujeto tan transparentemente arbitrario, autoritario, temperamental y violento reciba el apoyo de millones de venezolanos? ¿Acaso no hay un punto álgido en el que el nivel de arbitrariedad es tal que anula o al menos erosiona significativamente otros factores como la carisma o el dinero?

¿Y cómo se explica que, según sondeos regionales como el Latinobarómetro o el Iberobarómetro, Venezuela esté actualmente entre los países de la región que más valoran la democracia?

En un excelente libro de entrevistas publicado por la editorial Libros Marcados (El asedio inútil, 2009), el reputado historiador venezolano, Germán Carrera Damas, asoma una de las varias explicaciones:

Convertir un ciudadano parcial en un ciudadano integral no es una cuestión de una o dos generaciones. Toma mucho tiempo erradicar el atavismo autoritario y de subordinación que caracteriza al súbdito, que es obediente y que transmite ese comportamiento a otros. Un pueblo no puede superar en sesenta años un inconsciente colectivo formado a lo largo de cinco siglos…Una enorme proporción de la sociedad no ha adquirido la condición de ciudadano en un sentido consciente. Sigue guardando con respecto al poder, aunque sea democrático, una relación de subordinación.

Muchos venezolanos podrán decir que apoyan la democracia, y que prefieren la democracia a cualquier otra forma de gobierno, pero esta opinión -según Carrera Damas- dice poco sobre la manera como éstos ven el poder y se relacionan con él. Debajo de esa opinión, se embosca un atavismo que contradice estas supuestas “convicciones” democráticas.

¿Y en qué consiste este atavismo? Llevado al extremo, en ver como normal un presidente cuyo poder no tiene barreras o límites, o tiene muy pocos. En ver el poder no como algo que se ejerce con mesura, respetando siempre los límites de las leyes, sino como algo que se utiliza para de verdad mandar, como mandan los generales o los reyes. En aceptar la autoridad del presidente como un niño acepta la autoridad de su padre, sin cuestionarla, sin buscar explicaciones o justificaciones a sus órdenes o acciones, asumiendo como algo “natural” la desigual dinámica de la relación.

Sigue Carrera Damas:

Todavía hay un enorme sector de la sociedad al que basta que le hagan una seña para que se le active el atavismo de súbdito. Es lo que vemos en la televisión cuando personas muy respetables, que protestan porque no les han pagado, terminan con la frase: “El presidente debería saberlo.” ¿Quién es el presidente? El monarca. ¿Cuál es la actitud? De súbdito suplicante ante el monarca. ¿Reclama derechos? No. Si reclamara derechos no se dirigiría al presidente. Se supone que el presidente no puede intervenir en el funcionamiento de la estructura del Estado. Todavía no han sido capaces de disociar el Gobierno, el Estado y el presidente.

Desde luego, éste no es el único factor que ayuda a explicar la popularidad de Chávez. Pero es uno importante.

Otro texto del autor:

  • Lea la reciente Tribuna sobre la influencia de Hugo Chávez en América Latina.

La renovación

Viernes, 5 de febrero de 2010

renovaci_n..hacia_un_horizonteEn la última encuesta de Hinterlaces hay tres datos que vale la pena resaltar:

• El 28 por ciento del electorado venezolano dijo que votará por los candidatos chavistas en las elecciones legislativas de septiembre, mientras el 26 por ciento dijo que votará por la oposición, y el 34 por ciento que elegirá a candidatos independientes.
• El 55 por ciento de venezolanos se definen como “ni pro-Chávez, ni anti-Chávez” (los famosos ni-ni) mientras que el 27 por ciento se considera chavista, y el 14 por ciento se considera “opositor.”
• El 65 por ciento de los venezolanos dice que el país necesita nuevos líderes, mientras el 21 por ciento está en desacuerdo con esa idea.

La conclusión es obvia: el brand “oposición” está más deteriorado que el brand “Chávez.” O muchos venezolanos que no están contentos con el presidente no ven una alternativa en la oposición. (No es de extrañar que muchos líderes opositores, sabiamente, se hayan reetiquetado como “la alternativa democrática”).

¿Qué implicaciones tiene esto en las elecciones legislativas? ¿Es posible para un candidato ser escogido como candidato único por la Mesa Unitaria (que agrupa a las fuerzas tradicionales de oposición) y al mismo tiempo no ser contaminado por el mellado brand “oposición” que estas fuerzas representan?

Aunque es cierto que entre los ni-ni hay un sector vulnerable a las dádivas electorales y la presión gubernamental, tres factores juegan a favor del voto no chavista.

En primer lugar, en el alto porcentaje de independientes debe haber muchos opositores que expresan su frustración con el liderazgo opositor declarándose ni-ni (lo cual no quiere decir que, a la hora de la verdad, votarían por el oficialismo). En segundo lugar, es más fácil para un candidato de la Mesa Unitaria desligarse del brand “oposición”(una marca difusa) que para un candidato chavista desligarse de Chávez. En tercer lugar, los actuales problemas del país -inflación, crimen, electricidad, agua- perjudican más a los candidatos oficiales que a cualquier alternativa no chavista.

Por otro lado, hay que decir que el costo de no tener candidatos unitarios a través de la Mesa podría ser mucho mayor al costo de la asociación con el brand “oposición,” como bien lo demostraron las pasadas elecciones regionales. Es decir: la asociación con la oposición tradicional a través de la Mesa (instrumento imprescindible para lograr la unidad) es electoralmente el mal menor.

¿Cómo atraer el voto independiente? ¿Cómo atraer ese 34 por ciento de ciudadanos que no se identifican con ningún bando? Pues los candidatos unitarios tienen que proyectarse como una alternativa novedosa, fresca y con vida propia, así operen dentro de la maquinaria opositora. Y, al mismo tiempo, la oposición tradicional tiene que luchar por renovar la pésima imagen que, justa o injustamente, tiene en buena parte del país.

Una buena manera de comenzar es renovando su liderazgo, lo cual depende no sólo de que las viejas caras cedan espacios a nuevos líderes, sino también de que los nuevos líderes se abran espacios ellos mismos.