J.J. Rendón aconseja a la oposición

Miércoles, 30 de junio de 2010

Después de frenar la ola verde en Colombia, y de reorientar la campaña de Juan Manuel Santos hacia una aplastante victoria, el venezolano J.J. Rendón pasó a ser (si ya no lo era) el más famoso estratega electoral de América Latina.

Su reputación es mixta. Aunque nadie niega su récord de éxitos, muchos dicen que juega sucio y que es un experto desprestigiando a sus contrincantes.

Pero es indudable -como lo enseña este video- que tiene ideas interesantes, que deben ser consideradas por la oposición venezolana.

Lo que dice J.J. Rendón es muy simple. La oposición en Venezuela necesita enfocarse en dos o tres mensajes y no “tener cincuenta líderes.” Chávez hasta ahora ha sido habilidoso en impedir que esto ocurra, atomizando el discurso de la oposición con su radicalismo (que siempre se acentúa en épocas electorales). Un día la oposición defiende a Zuloaga, otro la descentralización y otro día protesta por alguna expropiación. J.J. Rendón dice que esto es un error porque un mensaje tan cambiante e inconsistente nunca es efectivo, menos si es divulgado por muchas bocas.

La estrategia, pues, es no dejar  que Chávez determine y fragmente el mensaje opositor.

Dos consejos

Martes, 29 de junio de 2010

Si se miran bien las encuestas, hay dos cosas que están obstaculizando el ascenso de la Alternativa Democrática en Venezuela. No es que la oposición no haya subido, o que Chávez no haya bajado. Es que el descontento con la situación actual debería reflejarse en un mayor rechazo a Chávez y un mayor apoyo a la oposición.

El primer factor es la mala imagen de la oposición tradicional. Esta mala imagen, junto a la polarización en el debate público, le ha robado poder de denuncia a la Alternativa Democrática. Uno de los fenómenos más curiosos de la última década es como el gobierno ha adquirido cierto grado de inmunidad a los escándalos. Escándalos que han podido tumbar a un gobierno de una democracia consolidada en Venezuela apenas afectan la popularidad del presidente.

El segundo factor es que muchos venezolanos siguen responsabilizando a los ministros más que al presidente de los problemas del país. Es cierto que estos son cada vez menos, pero también es cierto que todavía son muchos.

¿Qué hacer?

En primer lugar, escoger cuidadosamente a los voceros de la oposicion, algo en lo que ya he afincado. Mediante mediciones científicas, se deben buscar mejores y más efectivos mensajeros que los actuales. Esto no significa callar a los viejos, sino incorporar nuevas caras; nuevas maneras de articular los mensajes, utilizando focus groups y otras herramientas.

En segundo lugar, se deben buscar maneras también creativas de responsabilizar a Chávez de los principales problemas del país. Asegurarse de que la responsabilidad del desastre recaiga sobre él. Es inaceptable, por ejemplo, que un porcentaje alto del electorado responsabilice a la sequía de la crisis eléctrica, o a la crisis mundial de la mala situación económica. Claramente, no se le ha explicado a los venezolanos que, en comparación a la mayoría de los países de la región (también afectados por la crisis mundial y la sequía), hemos tenido este año un pésimo desempeño económico y la peor crisis eléctrica de América Latina.

En este mensaje hay que ser insistente, como lo es Chávez con sus ataques a los ricos. ¿Quién nombra a los ministros? Si los ministros son incompetentes, ¿no es el presidente también incompetente por nombrarlos? ¿Por qué este año tenemos, exceptuando a Haití, el peor desempeño económico de la región? ¿Acaso Brasil y Colombia no fueron también afectados por la crisis económica mundial?

Dos consejos concretos: buscar manera más efectivas de responsabilizar a Chávez del actual desastre y experimentar con los voceros.

El filo indómito

Viernes, 25 de junio de 2010

Diputado Calixto Ortega

Releyendo La Fiesta del Chivo, la obra maestra de Vargas Llosa sobre la brutal dictadura de Trujillo en República Dominicana, me topé con este párrafo:

Trujillo siempre sintió simpatía por Modesto, que, además de inteligente, era ponderado, justo, afable, sin dobleces. Sin embargo, su inteligencia no era controlable y aprovechable, como la de Cerebrito, el Constitucionalista Beodo y Balaguer. En la de Modesto había un filo indómito y una independencia que podían volverse sediciosos si adquiría demasiado poder.

El párrafo se puede adaptar a la Venezuela de Chávez. Modesto sería alguien como Henri Falcón. Y los roles de Cerebrito y Balaguer podrían asumirlos un Carlos Escarrá o un Calixto Ortega, cuya inteligencia carece totalmente de elementos sediciosos.

Chomsky, Israel y Venezuela

Jueves, 24 de junio de 2010

Hace poco autoridades de Israel cometieron el imperdonable error de impedir la entrada de Noam Chomsky al país (presuntamente por sus críticas a Israel).

Poco después el gobierno israelí trató de remedar la pifia, asegurando que se le permitiría al intelectual ingresar al país, pero Chomsky se negó por no tener una “garantía oficial” de que sería admitido.

Dos cosas me vinieron a la mente cuando leí sobre este incidente:

1) La crítica de Chomsky a Vaclav Havel. Hace dos décadas Chomsky criticó a Havel por no criticar la política de Estados Unidos en Centroamérica en un discurso en el Congreso norteamericano.

Chomsky dijo que el silencio de Havel en torno al entonces reciente asesinato de líderes jesuitas en El Salvador era como si un comunista estadounidense, invitado por Stalin a dar un discurso en el Presídium en 1938, no hubiese criticado las purgas.

2) La expulsión de Venezuela del director para la Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco. En septiembre de 2008 el actual gobierno venezolano dio la orden de expulsar a Vivanco del país por el mero hecho de presentar un reporte en Caracas sobre la deplorable situación de los derechos humanos en Venezuela.

¿Que tienen que ver estas dos cosas con el incidente de Chomsky en Israel?

Pues un año después de la expulsión de Vivanco, Chomsky visitó Venezuela y, en un pomposo acto oficial, no hizo siquiera mención a las denuncias de violaciones a los derechos humanos en Venezuela, ampliamente documentadas por Human Rights Watch (organización que Chomsky cita a cada rato cuando habla de Israel).

Tampoco pareció muy molesto por el hecho de que Vivanco fuese expulsado del país por el mero hecho de presentar un reporte.

Lo que para él es inaceptable (“estalinista,” fue el término que utilizó) en Israel parece ser aceptable en Venezuela.

Si yo pensara como Chomsky, probablemente hablaría de sus malévolas intenciones e intereses, y dijera que el famoso linguista no es más que un títere del líder venezolano.

Pero no voy a caer en eso.

Como dice el dicho español, no hay que atribuir a la malicia lo que la simple ignorancia explica suficientemente.

El dilema de los banqueros

Martes, 22 de junio de 2010

Juan Carlos Escotet

No puedo negar el desagrado que sentí con la rueda de prensa de los banqueros de Víctor Vargas y Juan Carlos Escotet a raíz de la intervención del Banco Federal. Es cierto que, técnicamente, es difícil defender al Federal. Pero ¿pretender divorciar de su contexto la decisión del gobierno de intervenir el banco? ¿Cómo pudieron los banqueros desvincular el asunto del Federal de la órden de detención de Zuloaga, la amenazas a la libertad de expresión y la progresiva y gangsteril destrucción del sector privado por parte del gobierno?

Eso fue lo que me desagradó de la rueda de prensa.

Aunque, al mismo tiempo, reconozco que Vargas y Escotet confrontan un difícil dilema moral, resumido por el columnista de El Universal, Miguel Santos:

El problema está en cuál es la alternativa. El Banco Federal no está en una posición que sea fácil de defender desde el punto de vista técnico. [Vargas y Escotet] han podido decir algo acerca de la modalidad (puertas cerradas) o referirse al momento político. De haber sido así, Chávez hubiese enviado un frente “institucional” (un contrasentido) a aplanar a la banca privada. ¿Qué hubiésemos ganado con eso? ¿No hay allí miles de puestos de trabajo – además de depósitos – que vale la pena defender hasta el final?

Entonces surge alguien y dice: Y bueno, ¿no los van a aplastar de todas formas? En los lineamientos del Congreso del PSUV el 24 de Abril, ¿no está prevista ya la “eliminación de la plusvalía” y de los “mecanismos de financiarización (sic)” que amplifican el poder del capital? ¿No es ésta, acaso, apenas una etapa más del proceso de estatización de la banca? La rentabilidad del sistema ha caído de 34% a 14% en cuatro años, un par de regulaciones más y se aproximará a cero, y entonces, ante las quejas de los pocos bancos que queden en pié, se procederá a estatizarlos. ¿Y entonces? ¿Es mejor esperar y aguantar hasta ese día, a ver “si pasa algo” que cada vez es menos probable, o hacer un frente común ante el paso atropellado de la aplanadora comunista?

Santos -que confiesa no tener respuesta a estas preguntas- dice que “está claro hacia dónde vamos.” Y en el mismo artículo dice “la estrategia de ignorar al caído y seguir adelante por el tiempo que a cada uno el gobierno le tenga pautado hasta aquí ha reportado pocos resultado.”

Y luego, al final, su pregunta: ¿Es mejor esperar y aguantar a ver “si pasa algo” que cada vez es menos probable, o hacer un frente común ante el paso atropellado de la aplanadora comunista?

Para mí la respuesta a este difícil dilema está en su mismo artículo.