Perniciosamente inútiles

Viernes, 31 de agosto de 2012

Ya escrito sobre esto, pero vale la pena repetirlo, ya que se acerca el día de las elecciones.

Hay diferencias importantes entre Misiones de Observación Electoral (MOE) y misiones de acompañamiento.

Las de acompañamiento están increíblemente limitadas en sus funciones, mientras que las MOE vigilan el comportamiento de todos los protagonistas del proceso electoral, así como la organización y administración del proceso por parte de las autoridades electorales. Las MOE también constatan la correspondencia del proceso electoral con las normas vigentes y la Constitución, utilizando criterios universales de transparencia, imparcialidad e integridad electoral.

Para llevar a cabo esta labor las MOE normalmente llegan al país semanas, sino meses, antes de las elecciones, pues el trabajo no se limita a observar la votación sino también el proceso electoral.

Las MOE realizan sus tareas “técnicas” durante las tres fases del proceso: la etapa pre-electoral, la votación en sí y la etapa post-electoral.

Desde hace tiempo Venezuela no acepta a MOE en procesos electorales sino sólo misiones de acompañamiento. Estas misiones son prácticamente de adorno, porque ni siquiera están en la posición de evaluar debidamente lo que ocurre el día de las elecciones. Es decir, no es sólo el hecho de que son incapaces de evaluar el proceso electoral en su totalidad. Están incapacitadas, incluso, para emitir juicios responsables sobre lo que ocurre el día de la votación.

¿Para qué, entonces, el gobierno invita a las misiones de acompañamiento? ¿Qué utilidad tiene la misión de acompañamiento de Unasur que vendrá a observar las elecciones del 7 de octubre?

La respuesta es muy simple: son trampas cazabobos. Aprovechándose de que mucha gente no las distingue de las MOE (incluyendo algunas agencias de prensa), el gobierno logra a través de ellas dar mayor legitimidad al proceso electoral. En el caso de la misión de Unasur la situación es peor, porque a través de ella el gobierno logrará que la región legitime un proceso que no está en la posición de legitimar. Todos sabemos que la misión no se va a pronunciar en contra del gobierno pase lo que pase, así Chávez decida robarse las elecciones, porque sencillamente no estará en la posición de saber si las acusaciones de fraude tienen fundamento.

En fin, en el mejor de los casos la misión es inútil. En el peor es perniciosamente inútil.

La amenaza del voto secreto

Viernes, 31 de agosto de 2012

Como ya se ha dicho mucho, más que el secreto del voto, el problema que confronta la oposición en Venezuela es la percepción sobre el secreto del voto.

Para el gobierno es mil veces más difícil violar el secreto del voto que convencer a sus opositores de que el voto no es secreto.

Las encuestas lo confirman. Alrededor del 20 por ciento de los electores dudan que el voto sea secreto y la mayoría de estos escépticos son opositores.

Esto es particularmente preocupante con los dos millones y medio de empleados públicos. Conforme se acerca la fecha de las elecciones, las amenazas sobre este sector seguramente recrudecerán.

Y, si además de estas amenazas, los empleados públicos sienten que Chávez va a ganar el incentivo para votar disminuirá significativamente. Si Chávez va a arrasar, ¿para qué poner en riesgo el puesto de trabajo votando por Capriles?

Y no tengan la menor duda que los días y semanas antes de las elecciones aparecerán los sospechosos habituales divulgando “encuestas” donde Chávez liderará la carrera con una ventaja mucho mayor a las que muestran los estudios más recientes de Consultores 21, Varianzas y -según he escuchado- Datos.

Lo bueno es que Capriles puede combatir esto insistiendo empecinadamente en el secreto del voto y tomando medidas concretas para combatir la batería de sondeos que intentarán desmoralizar a la oposición en las semanas previas a las elecciones.

James Petras sobre Venezuela

Miércoles, 29 de agosto de 2012

Daniel Duquenal y Guillermo T. Aveledo pescaron en la red esta entrevista con James Petras, en la que el totalmente chiflado radical analista nos ilumina con su interpretación de la explosión en la refinería Amuay (negritas mías):

Amuay fue un ataque dirigido a crear división entre los militares. El gobierno debió decretar un Estado de Emergencia ¿Cómo se puede ir a elecciones bajo amenazas terroristas? El terrorista capturado en Venezuela es el pico de iceberg. Lo de EE.UU. contra Venezuela es una guerra, no es una batalla.

Como ven, Petras no entiende porqué diablos Chávez sigue jugando a la democracia en momentos tan tensos como estos.

Le pide al presidente que se deje de necedades y medias tintas e instaure una dictadura como las de antes.

La amenaza del imperio lo exige.

Cada vez más bizarra

Martes, 28 de agosto de 2012

Álvaro Partidas nos recuerda el artículo 131 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo:

En caso de muerte de un trabajador o trabajadora como consecuencia de violaciones graves o muy graves de la normativa legal en materia de seguridad y salud en el trabajo el empleador o empleadora o sus representantes, serán sancionados con pena de prisión de ocho (8) a diez (10) años.

Una pregunta hipotética.

¿Qué hubiese ocurrido si el responsable de una tragedia de esta magnitud hubiera sido ExxonMobil, BP o ConocoPhillips, y luego el CEO de una de estas petroleras privadas hubiese aparecido en televisión negando reportes del olor a gas antes de la explosión, insultando a sus críticos y deliberadamente ignorando un informe anual 2011 de su misma compañía admitiendo graves fallas de mantenimiento?

Hoy, por cierto, una corte brasileña ratificó un fallo que prohíbe operar en Brasil a la petrolera estadounidense Chevron y a su proveedor de perforaciones Transocean Ltd, mientras se evalúan los cargos en su contra por el derrame del pasado noviembre, en el que no hubo víctimas.

Y, cuando ocurrió el derrame, fiscales brasileños declararon que cargos relacionados a crímenes ambientales podrían resultar en veinte años de cárcel.

Otra prueba de nuestra bizarra normalidad.

Amuay y las elecciones

Lunes, 27 de enero de 2012

He visto por ahí comentarios sobre no arrimar a las aguas de la política la explosión de la refinería Amuay, por respeto a las víctimas y a sus familiares.

No es el momento, dicen. Aún estamos demasiado próximos a lo ocurrido para llevar la tragedia al contexto electoral.

Yo pienso lo contrario.

Si hay algún momento para llevar esto al escenario electoral es ahora, porque los electores, precisamente por respeto a las víctimas, deben y están en la obligación de tomar en cuenta el telón de fondo de la explosión a la hora de determinar su voto.

Pues, si esperamos hasta después de las elecciones, y Hugo Chávez gana, lo más probable es que nada cambie en PDVSA. La falta de mantenimiento e inversión, así como las fallas en la capacitación de personal, seguirán provocando accidentes como los cientos que han ocurrido durante la última década, ante un gobierno entumecido e insensible al dolor ajeno.

En este momento, la manera más efectiva de que Amuay no vuelva a ocurrir es deshaciéndonos de este gobierno a través del voto.

Entiendo perfectamente que Henrique Capriles no quiera desenfocar su mensaje levantando esta bandera, pero no veo razón por la cual el resto de nosotros no deba insistir empecinadamente en la negligencia e irresponsabilidad criminal que está detrás de este tipo de accidentes.