Estupidez mil veces repetida

Jueves, 30 de mayo de 2013

Esto es de una pequeña reseña en el NYT de la más reciente novela de Cristina García:

Ms. García can also get lazy with the pen. Goyo is embarrassed “to no end,” saw “the writing on the wall” and had “no time to waste.”

No he leído la novela de García, ni he leído nada de ella. Pero me asombra cuando un crítico se enfoca en criticar pequeñeces como estas.

Déjenme ponerlo así. Estoy seguro que puedo insertar cinco, seis, siete veces cada uno de estos clichés en Luz de agosto, Herzog o Moby Dick sin disminuir un ápice la calidad de estas novelas. Seguirían siendo obras maestras.

Más aún, hay grandes escritores que no son muy creativos con el uso del lenguaje. Yo, en particular, jamás pondría a Nabokov por encima de Tolstoi, Chéjov o Dostoevski por ser más creativo (o menos “flojo”) con su metáforas y símiles y el uso del lenguaje en general.

A mí estas críticas me parecen el equivalente a criticar a Diego Velásquez por usar el rojo en sus cuadros, un color trillado utilizado por todo el mundo.

No estoy diciendo que García es Velásquez de la literatura. Simplemente que el rojo no es el problema.

Presente puro

Jueves, 30 de mayo de 2013

Teodoro Petkoff comenta la febril actividad de Andrés Izarra como nuevo ministro de Turismo:

Habla como si fuera el ministro de un nuevo gobierno, como el que acaba de llegar a la administración pública. Como si quien gobernó hasta ayer no fue su amado líder, el “comandante eterno.” Va a Mérida y ofrece el teleférico, el mismo que está cerrado desde mediados de 2009 por incompetencia “socialista.”

Esto es algo que he pensado con los supuestos avances en la reducción de la tasa de homicidio. El ministro de Interior anunció recientemente que, gracias al Plan Patria Segura, se redujo en un 67 por ciento la tasa de homicidio. Según él, algunas noches no han asesinado a una sola persona en Caracas. (Como ha dicho la MUD, una mirada rápida a cualquier periódico y a los conteos de organizaciones independientes desnudan las mentiras del ministro).

Ahora bien, si era tan fácil reducir drásticamente, y tan rápido -¿dos, tres semanas?-, la tasa de homicidio, ¿por qué diablos no se había hecho antes? ¿Por qué no lo habían hecho en 14 años de gobierno? ¿No están confesando una incompetencia casi criminal, si estas estadísticas que ahora divulgan son ciertas?

Pero, como sugiere Teodoro, el chavismo es presente puro. El mundo comienza cada día, una fórmula ingeniosa para no rendir cuentas y no dejarse desmoralizar por los fracasos.

47%

Miércoles, 29 de marzo de 2013

Como saben, llevo ya meses conversando como miembros de Consejos Comunales en Caracas, sobre todo de Petare, casi todos chavistas.

Pero, a pesar de ser chavistas, muchas veces se enzarzan en debates donde, inconscientemente, desnudan su verdadera tendencia ideológica en lo que a límites de las responsabilidades del gobierno se refiere.

Una tensión común en los CC es a quién ayudar. ¿A quién se incluye, por ejemplo, en una lista para recibir una ayuda con un apartamento?

La muchacha con cuatro hijos pequeños que vive en un rancho a orillas de un rio de aguas pútridas es una buena candidata. Pero luego sale el chavista más radical del CC a decir que la muchacha es una irresponsable que anda con un hombre distinto cada fin de semana dejándose llenar de hijos, y el CC no debe premiar esa irresponsabilidad. Pero ¿deben los hijos pagar por la irresponsabilidad de la madre?

Los comedores populares, donde se le ofrece almuerzo y cena gratis a los niños pobres, son una buena idea. Pero luego los padres de esos niños, liberados del lastre del gasto alimenticio, se gastan la quincena en ron y cerveza. A esos padres, me dice el chavista, deberían sacarlos de los comedores, así ello implique castigar a los hijos. “Esa la única manera de que aprendan.”

Hoy otro chavista fue más allá, diciéndome que el problema en los barrios es que la mitad son unos vagos y flojos (¿moochers?) acostumbrados a vivir de las limosnas del gobierno.

Estadísticas para cualquier gusto

Martes, 28 de mayo de 2013

¿Tiene la sociedad venezolana “anticuerpos” democráticos que, durante los últimos catorce años, le han cerrado el paso al proyecto totalitario del gobierno?

Algunos historiadores, como Germán Carrera Damas, le dan la vuelta a este argumento de Teodoro Petkoff, diciendo que no es fácil levantar una democracia en un país con una tradición autoritaria tan larga.

Aunque aplicado a México, Enrique Krauze ilustra este enfoque, común en los historiadores, cuya mirada suele ser larga:

To get a sense of the danger hovering over Mexican democracy, consider these numbers: In the 681 years between the founding of the Aztec empire in 1325 and the present day, Mexico has lived for 196 years under an indigenous theocracy, 289 years under the absolute monarchy of Spain, 106 years under personal or party dictatorships, 68 years embroiled in civil wars or revolutions, and only 22 years in democracy.

This modest democratic 3 percent of Mexico’s history is divided over three periods, far separated in time: 11 years in the second half of the 19th century, 11 months at the beginning of the 20th century, and the past 10 years. In the first two instances, the constitutional order was overturned by military coups.

Pero a veces los historiadores, en su afán de mirar hacia atrás, olvidan mirar hacia los lados:

 

Espejo defectuoso

Martes, 28 de mayo de 2013

Vicente Ulive
sobre la incapacidad (¿epistemológica?) del chavismo de asumir culpas:

Cuando se apunta al fracaso de los experimentos de planificación socialista en el siglo XX, el apólogo del marxismo se apura en explicar que lo que pasó era que “no había cuadros”, o lo que es igual, que el advenimiento del superhombre comunista no tuvo lugar porque la sociedad “no estaba preparada” para eliminar el dinero, por ejemplo. La utopía comunista, aquella en la cual entramos a un abasto y tomamos solamente lo que necesitamos y no más y salimos sin pagar, no descenderá del cielo a menos que los hombres estemos preparados para ello.

Ya lo he dicho antes. Si algo va bien (los recientes -y supuestos- avances reduciendo la tasa de homicidios, por ejemplo), el mérito es de la revolución. Si algo va mal (14 años de fracaso reduciendo la tasa de homicidio), la culpa es de los antivalores capitalistas que siguen corrompiendo a la población.

Si las cosas siguen mal después de diez, doce, quince años, la explicación es simple: la revolución, a pesar de sus titánicos esfuerzos, no ha podido terminar de liquidar estos antivalores o, como dice Vinz, la sociedad todavía “no está preparada” para los cambios que la revolución pretende impulsar.

En fin, el chavismo goza de la eternidad para triunfar, mientras que cinco años fueron suficientes para condenar al basurero de la historia a cada uno de los presidentes de Venezuela desde la caída de Pérez Jiménez. Y los que aspiran a gobernar no gozan siquiera de un solo día para probar si pueden o no pueden hacer un mejor trabajo que el actual gobierno, porque ellos representan a priori esos antivalores que, con tanto esfuerzo, la revolución está tratando de marginar.

Así cualquiera gana.