Publiqué un artículo en sobre el surgimiento de Podemos en España en The Huffington Post.
Y me gustaría decir algo importante que no pude decir en el artículo.
Hay un relativo consenso sobre el daño que le han hecho a Europa las políticas de austeridad y la necesidad de reestructurar las deudas de países como Grecia y España.
Y en España Podemos está en una posición privilegiada para promover políticas que reflejen dicho consenso.
Como digo en el artículo, Podemos se ha moderado en los últimos meses. Del impago de la deuda ha pasado a una “ordenada reestructuración”. Además ha reafirmado su compromiso con Europa y moderado sus propuestas más populistas como la renta básica.
Podemos, pues, tiene ahora una posición relativamente razonable en puntos claves, razón por la cual Thomas Piketty los ve con simpatía.
El PSOE, bajo el (disputado) liderazgo de Pedro Sánchez, se ha arrimado a la izquierda para no dejarse desplazar por Podemos. Ahora Sánchez critica a Bruselas y a Alemania, llama a Jean-Claude Juncker “padre del austericidio” y quiere reformar el artículo 135 que pactó el PSOE con el PP en 2011 para incluir un techo de déficit en la Constitución. En las palabras de Sánchez la reforma del artículo 135 sirvió para “justificar y amparar legalmente recortes en sanidad, educación y en el sistema público de pensiones”.
Pero Sánchez mismo votó a favor de las medidas de austeridad de José Luis Rodríguez Zapatero y a favor de la reforma express del artículo 135 que ahora quiere corregir. Y eso le resta credibilidad tanto a él como al PSOE. Por eso -sospecho- se ha negado a debatir con Pablo Iglesias.
Otro factor complica la difícil tarea de Sánchez. Arrimarse a la izquierda para cerrarle el paso a Podemos significa criticar las políticas del PSOE. De hecho, el principal obstáculo de Sánchez podría ahora ser no Podemos sino su propio partido.