Más papista que el Papa

Domingo, 21 de febrero de 2010

Luis Tascón

Luis Tascón

Si Hugo Chávez ya es socio de George W. Bush, ¿qué le cuesta ser cliente de Álvaro Uribe?

Antes de plantearle esta pregunta a Pedro Pablo Peñaloza de El Universal, el diputado Luis Tascón, que hasta 2007 o 2008 fue un emblema del chavismo más radical (luego cayó en desgracia a lo Cerebrito Cabral), reflexionó sobre algunas recientes decisiones del presidente Chávez, incluyendo la de otorgar concesiones a petroleras extranjeras: “Asociarse con [la petrolera estadounidense] Chevron para explotar un bloque de la Faja del Orinoco es asociarse con Bush y los halcones de la ultraderecha mundial. Entonces es contradictorio no comprarle electricidad a Colombia argumentando razones estratégicas, cuando esa oferta favorece al pueblo.”

“El peor problema es la falta de electricidad,” continuó Tascón. “Políticamente es inconsistente [no comprarle electricidad a Colombia] si ya te asociaste con Chevron y cediste la rehabilitación del Metro de Caracas a una empresa española relacionada con el Partido Popular y José María Aznar.”

¿Tiene razón, Tascón?

Dejando a un lado el maniqueismo extremo o esa manera de dividir al mundo en dos bandos, la izquierda revolucionaria y la monstruosa hidra de la ultraderecha mundial cuyas dos principales cabezas son los ex mandatarios de Estados Unidos y España, George W. Bush y José María Aznar. Dejando a un lado la automática fusión de Chevron con Bush y de Aznar con la empresa española que obtuvo un contrato para la rehabilitación del metro. Dejando a un lado la paranoia, el obtuso anti-imperialismo y las disparatadas teorías de conspiración que atrofian la capacidad de razonamiento del diputado. Dejando a un lado todo eso, la lógica del argumento es impecable.

Pues si ya Chávez pactó con Chevron, con Bush y con Aznar para aumentar la producción de petróleo 400 mil barriles al día por cada proyecto del Bloque Carabobo, ¿por qué no pacta con su otro archienemigo, Álvaro Uribe, para salvar al país de un verdadero colapso del sistema eléctrico?

Una vez más, Tascón muestra que la idiotez y el sentido común a veces pueden coexistir.

Más sobre este tema:

Formando ciudadanos

Viernes, 19 de febrero de 2010

democracia-mafalda12Un venezolano puede decir que apoya la democracia, pero eso no quiere decir que su manera de relacionarse con el poder es genuinamente democrática (ver Subordinados al poder).

Tampoco quiere decir que ese apoyo equivale a un verdadero entendimiento de lo que es la democracia.

Esto explica la aparente contradicción entre la alta popularidad de Hugo Chávez y el altísimo apoyo que, según varias encuestas regionales, recibe la democracia en Venezuela.

En un artículo en el blog de Americas Quarterly, Esteban Bullrich revela unos datos interesantes sobre este tema:

  • Sólo 27 por ciento de los latinoamericanos discuten sobre política con sus amigos; y sólo 17 por ciento debate sobre ideologías.
  • Uno de cada tres latinoamericanos es incapaz de definir los beneficios del sistema democrático versus los de otras formas de gobierno.
  • Un poco menos de la mitad de los jóvenes mexicanos entienden que la democracia requiere de la elección popular de funcionarios. Un porcentaje igualmente bajo reconoce la función importante que ejercen la Constitución, las elecciones, los partidos políticos y el Congreso en la democracia.

Estos datos concuerdan con otros que le he escuchado a Marta Lagos, directora de Latinobarómetro. Si mal no recuerdo, una vez me comentó que alrededor del 60 por ciento de los nicaragüenses no entienden el concepto de separación de poderes.

El peligro es obvio: la falta de conocimiento sobre la democracia aumenta el riesgo de involución autoritaria.

¿Qué hacer?

Bullrich dice que las democracias avanzadas tienen que ayudar a arraigar la cultura democrática. Menciona un programa conjunto entre USAID, el Centro de Educación Cívica de Estados Unidos y líderes de varios países latinoamericanos, llamado Civitas Latin America, que busca estimular el diálogo e intercambio entre administradores, educadores y estudiantes para mejorar la educación cívica.

El problema es que participar en programas así en países autoritarios se ha vuelto peligroso. Si no pregúntenle al pobre contratista de DAI que fue arrestado en Cuba por el pecado capital de distribuir laptops. Los hermanos Castro, al parecer, consideran esto “espionaje.”

Pero la esencia del punto de Bullrich es correcta: la educación cívica es esencial para preservar y recuperar la democracia. Y este trabajo de hormiguita debería ser uno de los focos de los partidos y la sociedad civil venezolanos.

Más sobre este tema:

Caos en Sabana Grande

Jueves, 18 de febrero de 2010

La oscuridad, el suelo de ceniza, el aire de fin de mundo, el ruido lejano de latas y violencia. Hay algo intrigante, siniestro, incómodo, írrito, en este video, filmado en el famoso bulevar de Sabana Grande donde, de niño, y luego de adolescente, solía ir a comprar ropa, discos, revistas y partituras.

En esta filmación el bulevar ya no es el bulevar alegre y festivo que recuerdo, sino un símbolo funesto de la anomia moral en la que, poco a poco, se ha ido hundiendo el país.

Más sobre este tema:

Jugando a la democracia

Miércoles, 17 de febrero de 2010

chavez.embedded.prod_affiliate.84A través del indispensable boletín quincenal de Gustavo Tarre sobre las actividades de la Asamblea Nacional (por suscripción), me entero de varios detalles interesantes sobre la reforma de la Ley de Indepabis, sancionada a principios de mes:

  • Hasta ahora la Ley de Indepabis declaraba de utilidad pública (es decir, expropiables) todos los bienes necesarios para actividades relacionadas a alimentos, productos y servicios de primera necesidad. La reforma de la ley arrima bajo el paragua de utilidad pública a “todos los bienes necesarios para desarrollar actividades de producción, fabricación, importación, acopio, transporte, distribución y comercialización de bienes y servicios.” Es decir: casi todo.
  • La reforma faculta al Ejecutivo a iniciar procedimientos expropiatorios cuando se hayan cometido ilícitos económicos y administrativos relacionados con la especulación y el acaparamiento. Es decir: se consagra la expropiación como castigo.
  • También otorga al Ejecutivo el poder para tomar medidas de carácter excepcional a fin de evitar el alza indebida de precios y el acaparamiento de bienes considerados de primera necesidad; y, para tal efecto, se consideran bienes y servicios de primera necesidad aquellos (cursivas mías) “que por considerarse esenciales e indispensables sean determinados expresamente mediante Decreto Presidencial.” Es decir: en teoría el presidente podría decidir sin ningún control que los diamantes son bienes de primera necesidad.
  • Se elimina la referencia a bienes de primera necesidad en artículos referentes a la aplicación de medidas preventivas, sanciones administrativas y penas en los procedimientos expropiatorios. Es decir: se eliminan los engorrosos obstáculos legales que protegen la propiedad privada.

Lo curioso, sin embargo, es que esta reforma inconstitucional de la Ley Indepabis (una ley ya de por sí inconstitucional) no es necesaria, porque el gobierno nunca se ha regido por la ley ni respetado los procedimientos a la hora de expropiar.

Sólo que Chávez -en un comportamiento que raya en la esquizofrenia- tiene una extraña manía que va más allá de las expropiaciones: le gusta jugar a la democracia.

Y a veces pareciera genuinamente confundir el juego con la realidad, lo cual, visto bien, es una muestra de la complejidad de su mente. De la complejidad de la mente, en realidad.

Otro texto del autor:

  • Lea la Tribuna sobre la exagerada influencia de Hugo Chávez en América Latina.

Combatiendo a Goliat

Lunes, 15 de febrero de 2010

chavezoil2A Chávez se le han acumulado los problemas. Una crisis eléctrica que no tiene solución rápida y podría costarle a la nación un 8 por ciento de su PIB en 2010. Una inflación que podría alcanzar este año el 50 por ciento. Una alta criminalidad. Mellados ingresos petroleros. Racionamientos de agua. Una decreciente popularidad (la más baja desde 2004). Un número cada vez mayor de protestas. Y todo esto en un año en el que se van a celebrar elecciones parlamentarias.

Entre los que se oponen a Chávez, hay un justificado optimismo en torno a las elecciones de septiembre. La etapa en la que el gobierno podía más o menos camuflar su incompetencia con petrodólares pareciera haber llegado a su fin.

Sin embargo, hay que andar con cuidado y no caer en triunfalismos. Pues los desafíos que confronta la Alternativa Democrática también son considerables. Y para superarlos -y se pueden superar- la primera tarea es reconocerlos:

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