Importaciones chinas

Domingo, 30 de septiembre de 2012

Así que eso es lo que hemos estado haciendo los últimos años: importando capitalismo salvaje. Cada vez surgen más denuncias de los abusos, incluyendo las que documenta Bloomberg en este reportaje de Charlie Devereux.

Básicamente China nos presta dinero y luego el gobierno contrata a compañías chinas para desarrollar proyectos con ese dinero. Luego esas compañías chinas llegan a Venezuela, contratan a trabajadores venezolanos y, violando los más elementales derechos laborales, literalmente los explotan, es decir, en la acepción decimonónica que tiene este verbo. Este tipo de cosas fueron las que, con toda razón, atizaron la indignación de Marx.

At three construction sites in different states…dozens of workers described being forced by Chinese managers to work long hours, with little concern for their safety, and being harassed by police for airing complaints.

Andres Roman Rangel said police shot him and two co-workers while breaking up a union meeting near Los Dos Caminos, in Guarico state, where China Railway Engineering Corp. is building a 468-kilometers (290 mile) railroad.

…Jose Perez, a 31-year-old machinist on the same project, said he’s frequently forced to work 15 hours straight without overtime. “They’re trying to impose Chinese labor laws on us,” he said, standing near a giant billboard of Chavez shaking hands with Chinese President Hu.

Y después el gobierno llama a Capriles neoliberal.

A paso impaciente

Domingo, 30 de septiembre de 2012

Un breve comentario sobre último video electoral de Capriles.

Para muchos venezolanos, y me incluyo en el grupo, Capriles ha pasado de ser mucho más que un individuo que compite por la presidencia, con una personalidad definida que lo separa de otros hombres y un conjunto de propuestas de gobierno.

Se ha convertido en un foco a través del cual los venezolanos que nos oponemos al presidente canalizamos nuestra esperanza y determinación de salir el próximo 7 de octubre de uno de los peores gobiernos que ha tenido el país. Apoyando a Capriles uno no está apoyando a un simple dirigente político con una plataforma. Uno está apoyando una causa mucho más grande, que, aunque trasciende a Capriles, él encarna. La figura del candidato se confunde con nuestra propia lucha personal y colectiva contra Chávez.

Hay además algo simbólico en ese incansable recorrido casa-por-casa que ha llevado al candidato a más de 280 pueblos; o, más precisamente, en la figura de ese flaquito caminando con su gorra tricolor y sus zapatos de goma de una casa a otra con gestos impacientes, como consciente de que con cada segundo perdido disminuyen las probabilidades de victoria y se nos va la vida.

Ese épico recorrido, esa caminata de paso rápido en la que el descanso parece sinónimo de abismo, es una buena metáfora de la lucha de la oposición como conjunto; del convencimiento común de que con agilidad, voluntad y determinación se puede vencer al gigante.

Pero, en fin, no me escuchen a mí. Vean el video:

El mal comienzo de la Misión Vivienda

Sábado, 29 de septiembre de 2012

Los dejo con mi columna dominical para el diario 2001.

La Gran Misión Vivienda Venezuela, el plan de construcción de viviendas para solucionar “de manera estructural” el grave déficit habitacional, fue lanzada hace ya año y medio. La humilde meta era construir 3 millones de viviendas antes del 2018. Y digo “humilde” porque entre 1999 y 2011, en un período de 12 años, el gobierno construyó alrededor de 400 mil viviendas, casi ocho veces menos que el número que se propuso construir en los próximos siete años.

¿Existe alguna posibilidad de que la misión alcance su objetivo?

Bien, hace un par de semanas el presidente anunció que este año el gobierno ya había entregado 73 mil viviendas, un número muy por debajo de las 200 mil que se propuso construir en 2012 y de las 275 mil que, según un estudio reciente, se deben construir cada año para eliminar el déficit en 15 años. El anuncio fue reproducido en tono celebratorio por todos los medios oficiales.

Bajo los estándares del chavismo, esta cifra es buena. Después de todo, entre 2000 y 2005 el promedio anual no superó las 14 mil viviendas, lo cual convierte ese período en los peores cinco años en construcción de viviendas en al menos cuatro décadas.

Pero hay un motivo para dudar de este número. El presidente, por esos mismos días, informó que la Gran Misión Vivienda ha entregado en el último año y medio (18 meses) un total de 253 mil viviendas. Esto quiere decir que, si le creemos al presidente, en los primeros nueves meses de la misión se construyeron 180 mil viviendas y en los segundos nueve meses apenas 73 mil. Una de dos: o la producción de viviendas cayó en picada estos últimos nueve meses y el presidente por alguna extraña razón lo está celebrando. O esas cifras son inexactas o simplemente fabricadas.

Asumamos, sin embargo, que el gobierno, de verdad, ha construido este año 73 mil viviendas. ¿Es esto un gran logro? Para nada, pues si se saca un promedio anual de las viviendas que se crearon entre 1979 y 1988, durante los diez años que gobernaron Luis Herrera y Jaime Lusinchi, el número de viviendas construidas asciende a casi 76 mil. Esto sin contar que en los ochenta la población y el déficit habitacional eran considerablemente menores, y que en esa década los precios del petróleo se desplomaron.

Es decir, en uno de sus mejores años, Chávez todavía no alcanza el promedio -repito, el promedio- de Luis Herrera y Lusinchi. Y esto si confiamos en sus números.

Más aún, las viviendas que sí se han construido no son, al parecer, de muy buena calidad. El presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, Aquiles Martini Pietri, asegura que la Gran Misión no cumple con las ordenanzas municipales ni los protocolos de seguridad y calidad. Las viviendas que han construido los bielorrusos en Fuerte Tiuna, por dar sólo un ejemplo, tuvieron que ser reconstruidas o retocadas porque la mala calidad de los materiales de construcción causaron agrietamientos y desniveles.

Todo el que preste atención a estos asuntos sabe que más que solucionar el déficit habitacional, que durante la revolución chavista ha subido de 1,5 a 1,9 millones de viviendas, el motivo real de esta misión es electoral. El presidente busca repetir lo que hizo antes del Referendo Revocatorio de 2004, cuando el lanzamiento del primer grupo de misiones lo ayudó a ganar la elecciones. Por eso la misión se ha convertido en el buque insignia de la campaña y por eso miles de viviendas que no están listas están siendo adjudicadas antes de las elecciones para atar votos.

¿Está funcionando esta estrategia? Quizá lo está ayudando a mantener su popularidad, pero no a aumentarla. Porque todos las encuestas serias muestran que a pesar del gasto público másivo, que ha aumentado un 30 por ciento en 2012, la intención de voto del presidente se ha mantenido sorpresivamente estable.

Quizá los venezolanos se están dando cuenta que en muchos sentidos, incluyendo la entrega de viviendas a los sectores más pobres, el gobierno es peor que lo peor del puntofijismo.

Chávez versus Lusinchi

Viernes, 28 de septiembre de 2012

Como la Gran Misión Vivienda Venezuela es la punta de lanza de la campaña de Chávez, he estado revisando alguna cifras para ver cómo va el programa.

Hace unos días Chávez anunció con gran orgullo que el gobierno ya había entregado este año 73 mil viviendas. Este número, asumiendo que es tan alto (una riesgosa suposición), es francamente decepcionante. No decepciona si se compara con otros años del gobierno de Chávez, claro, sino si se compara con el de pasados gobiernos.

Fíjense lo que revelan cifras del BCV:

Si una saca un promedio anual de las viviendas que se crearon durante los diez años de Luis Herrera y Jaime Lusinchi, el número de viviendas construidas asciende a casi 76 mil. Esto sin contar que en los ochenta la población y el déficit habitacional era considerablemente menor, y que en esa misma década los precios del petróleo se desplomaron.

Para el chavismo 73 mil (si la cifra es real) es un buen número. Como deja inferir el gráfico, entre 200o y el 2005 el promedio anual fue menos de 14 mil viviendas. Pero no hay que perder de vista que Chávez, en uno de sus picos de desempeño, todavía no alcanza el promedio -repito, el promedio- de Luis Herrera y Lusinchi.

Ah -y se me olvidaba. Chávez prometió el año pasado que en 2012 se construirían 200 mil viviendas, y que, a partir de 2013, serían 300 mil cada año.

El que se cansa primero pierde

Viernes, 28 de septiembre de 2012

Según el FT, analistas de Barclays están subrayando un mensaje importante que ya he enfatizado un par de veces: el final podría estar muy cerca pase lo que pase.

Despite arguing that there is a “greater likelihood of an opposition victory than what the market has been pricing in”, basing their optimism on the latest Consultores 21 poll that puts opposition candidate Henrique Capriles ahead by 0.8 points, they say that even if he loses he may not have to sit out the entire six year presidential term for his next chance.

Y luego:

ODH, a Venezuelan consulting firm that has tracked Chávez’s public appearances, says they have dropped drastically in the last few weeks. After reaching a peak in the second week of August, when he clocked in a daily average for live broadcasts of about 200 minutes a day, last week the usually energetic leader’s public appearances had fallen to just 24 minutes a day.

It certainly seems odd that Chávez should be cutting his media presence so close to the election – and it’s just the opposite of what he did during his previous presidential campaign in 2006, when his support was stronger.

Dudo un poco cada vez que esgrimo este argumento porque ahora, habiendo una oportunidad real de victoria, lo peor que uno puede hacer es enfocarse excesivamente en lo negativo y desmoralizador. Pero lo cierto es que, en el mejor de los escenarios, Chávez tiene cerca de 50 por ciento de probabilidades de ganar. Si gana, podría haber elecciones muy pronto porque el presidente está enfermo. La oposición debe estar preparada para evitar un derrumbe moral en el caso de una derrota.

Capriles tiene que jugar en esto un papel fundamental, porque si gana el gobierno la arremetida después del 7 va a ser feroz. Si la oposición no se mantiene como está ahora, es decir, movilizada y combativa, Chávez nos va a comer vivos así su final esté cerca. The Economist nos recuerda esta semana cómo Chávez aprovechó su victoria en 2006:

With that sweeping mandate he nationalised an important chunk of the economy, closed down the most popular private television channel and weakened the powers of elected state and local governments, many of them in the hands of other parties. He went on to win, at the second attempt, a referendum abolishing term limits, allowing him to campaign for a further six years in office at this election.

….In 2010, after the opposition had won control of many municipalities and states, Mr Chávez set up a system of communes—“socialist local entities”—across the country, presenting them as a way of devolving power to the people. The communes depend entirely on the central government. “Decisions are taken in assemblies by the raising of hands,” says Ms López Maya. “It is the Leninist idea of the soviet.” Now all the laws needed to abolish democratic local government and create a “communal state” have been drafted, Ms López Maya says. They are “just waiting for [victory on] October 7th.”