Más sobre los CC

Jueves, 28 de febrero de 2012

Como ya dije, un dato que salta a la luz en un estudio de Alfredo Croes y Datos -el más profundo que se ha hecho sobre los Consejos Comunales- es que en los sectores más pobres la labor de estos consejos es considerablemente mejor vista que la labor de los alcaldes y gobernadores. ¿Por qué ocurre esto? Ya dije que una razón importante es que las alcaldías y las gobernaciones tienen un alcance limitado. Es decir, el Estado no llega a muchos barrios. Y, donde no llega el Estado, los CC llenan un vacío. Así muchos de estos consejos no funcionen bien, algo es mejor que nada.

Parte del problema es que las alcaldías, cuyo presupuesto es ya menor al de los CC, no se dan abasto. Algunos municipios son simplemente demasiado grandes. En Francia, como bromea Croes, “hay un alcalde en cada calle.” El municipio Libertador tiene apenas un alcalde con dos millones de habitantes.

Pero además del alcance limitado de las alcaldías hay otro factor clave.

Croes me cuenta que muchos alcaldes le han expresado que el trabajo en los barrios es sumamente difícil por la inseguridad. Se inicia una obra y luego no se termina porque se roban el camión con los materiales o asaltan a los trabajadores provocando que los demás renuncien. A los alcaldes mismos les da temor exponer a sus trabajadores a esos riesgos.

Pero los CC no tienen ese problema. Si la iniciativa sale del mismo barrio, y los vecinos mismos están involucrados en la obra, las garantías de seguridad son mayores. Este, según Croes, es uno de los aspectos positivos más subestimados de los CC, el otro siendo la sensación real de empoderamiento que estos consejos han inspirado en muchos habitantes de los barrios. Es decir, la sensación de que alguien los está ayudando (con recursos) para ellos mismos resolver sus problemas.

¿Tienen los habitantes del barrio la capacidad técnica y administrativa para llevar a cabo estos proyectos?

Ya he dicho antes que éste es uno de los principales problemas que veo en el concepto de los CC, pero Croes matiza la crítica diciendo que, aunque esto es cierto, muchos de estos proyectos son fáciles de ejecutar. Y, una vez más, la alternativa a algo mal hecho o mal reparado es algo que no se hace o no se repara.

Nadie duda del impulso autoritario que se embosca debajo de la política del gobierno de superponer el Estado Comunal a las estructuras de poder municipales y estatales con la intención de desplazar gradualmente estas instancias hacia la inexistencia. Nadie duda del carácter clientelar de los CC y del caos jurídico que resulta de su creación. Nadie duda que el gobierno ha buscado politizar los consejos y que se ha podido buscar maneras más ordenadas y muchísimo más eficientes, rentables, sostenibles y transparentes de ayudar y asistir a los habitantes de los barrios más pobres.

Pero sorprende ver cómo de este experimento podemos extraer valiosas lecciones.

La unidad de la oposición y del chavismo

Miércoles, 27 de febrero de 2012

En el caso de un eventual proceso electoral, ¿qué tan unido está el gobierno y qué tan unida está la oposición?

Creo que la respuesta a esta pregunta es preocupante y debe provocar debate y reflexión en la MUD.

Dos fracasos electorales consecutivos han fomentado divisiones en torno a cuál debe ser la estrategia de la oposición, fortaleciendo y expandiendo a una corriente más “dura” que piensa que Capriles cometió un error en la campaña presidencial enfocándose casi exclusivamente en problemas como la educación y el empleo a la vez que relegaba a un segundo plano la defensa de los principios democráticos y la presión al CNE por unas condiciones electorales más justas. (El reciente informe de la MUD analizando la derrota del 7 de octubre hace énfasis en estos puntos).

Si Capriles vuelve a ser el candidato de la oposición y decide no alterar un ápice su estrategia, esta división se agudizaría, seguramente perjudicándolo. Más aún, lo más probable es que el gobierno se radicalice en la campaña, fortaleciendo a las voces “duras” y debilitando la coherencia y unidad del mensaje más reconciliador de Capriles.

Por encima de esto, Capriles esta vez no va a estar legitimado por unas primarias, lo cual le da menos poder que antes para imponer una agenda que los demás acaten. Es obvio, pues, que si quiere aumentar sus posibilidades de triunfo Capriles tendrá que hacer un intenso trabajo político de negociación con los demás miembros de la MUD, o hacer malabarismos y buscar un discurso que satisfaga a sus adversarios dentro de la oposición y al mismo tiempo seduzca al electorado de inclinación chavista que él ha tratado de captar con su discurso suave. En fin, en 2013 Capriles no va a tener la misma libertad y espacio de maniobra para dirigir su campaña que tuvo en 2012.

El chavismo, por otra parte, no confronta esta clase de problemas. Nombrando a Maduro como su sucesor, Chávez resolvió con una conferencia de prensa el tema de la sucesión. Y la combinación de miedo a perder el poder con la imposibilidad que tiene cualquier aspirante de disputarle el liderazgo al candidato elegido por Chávez es una fuerte garantía de unidad en el corto plazo.

El opuesto de incisivo

Martes, 26 de febrero de 2013

El artículo de Joaquín Villalobos me pareció tan malo que ni siquiera lo iba a comentar, pero Francisco Mires me hizo cambiar de opinión. Entre las críticas que hace Mires al artículo, me gustaría destacar la caracterización que hace Villalobos de la oposición:

Al igual que las cóleras de los cubanos de la Florida le dieron más de medio siglo de vida política a Fidel, la fortaleza del fenómeno político Chávez es consecuencia de los errores de la oposición. Usaron primero el último recurso, el golpe de Estado, para luego caminar en una estrategia invertida que del golpe regresó a las elecciones, pasando por huelga, protestas, referendo, denuncias de fraude y retiro de las elecciones, para luego regresar a estas ya diezmados. Siguieron un proceso perfecto de desacumulación de fuerzas en el que perdieron espacios de poder e influencia en las Fuerzas Armadas, la empresa de Petróleos de Venezuela, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo Nacional Electoral y la Asamblea Nacional.

Para mí está muy claro que a partir de 2006 la oposición dio un giro para bien que resultó en algunas importantes victorias y en la recuperación de espacios importantes. Los logros de ese período son demostrables y tangibles, desde la victoria en el referendo de 2007 y la reconquista de importantes gobernaciones en 2008 a la victoria en el voto popular en 2010 y la elección en primarias de un candidato unitario en 2012. Todo esto se logró no por accidente, sino gracias a acciones y correcciones específicas que adoptó la oposición, incluyendo el énfasis en la unidad y la participación electoral. Pero en la prosa confusa y gaseosa de Villalobos todo esto se pierde.

Es cierto que ahora la oposición no está en su mejor momento, pero no por eso debemos dar una impresión homogénea (y mala) de su trayectoria durante los últimos 14 años.

Lo peor es que esto es sólo una muestra de la pobreza analítica del artículo. En casi todos los párrafos vi cosas así, ideas tan confusas que da pereza desenredarlas.

El significado de las etiquetas

Domingo, 24 de febrero de 2012

El título de “El olvido que seremos,” poema atribuido a Borges que dio nombre a la gran novela de Héctor Abad, captura la esencia de los versos: la distancia que hay entre la importancia que de una manera natural e inconsciente todos asignamos a nuestra propia vida y su insignificancia real.

No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre;
pienso con esperanza en aquel hombre
que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo
esta meditación es un consuelo.

Una de la escenas más poderosas de The Wire me recordó este poema. A Omar Little, uno de los personajes más fascinantes de la serie, lo asesina un niño casi al final de la última temporada. En el momento que lo matan ya el espectador lleva varios años (ficticios) acompañándolo, casi 60 horas de ficción.

En la última escena del episodio un trabajador de la morgue abre la bolsa de su cadáver, ve la etiqueta con el nombre, la cierra y luego abre otra bolsa con otro cadáver de un hombre blanco. En ese momento se da cuenta de que alguien confundió las etiquetas y repara el entuerto cambiando la etiquetas y poniéndolas donde deben ir.

Bien, este es el tipo de momento en el que David Simon, Ed Burns y los otros guionistas de esta espléndida ficción demuestran que son algo más simples documentalistas de la realidad social de Baltimore.

¿Qué quiere asomar Simon con esta escena? El tema de “El olvido que seremos” o esa insignificancia real o ese carácter tristemente efímero que tiene cada vida. Pero ¿por qué no deja entonces las etiquetas en los cuerpos equivocados? Fundamentalmente porque no necesita llegar hasta ese punto. Lo único que necesita hacer es asomar la idea, introducirla en la mente del televidente, decirle esto ha podido pasar. Es decir, dejando las etiquetas en los cuerpos equivocados Simon corría el riesgo innecesario de que se notara el artificio; de que sus objetivos como artista fueran demasiado transparentes, afectando la verosimilitud de la escena.

Segundo punto. Hay algo increíblemente pedestre en este intercambio de etiquetas. Lo que hace el trabajador de la morgue es algo sumamente rutinario o, como diría Borges, “invisible de lo habitual.” Es el tipo de cosas que el trabajador seguramente olvidó a los dos minutos porque no conoce a Omar; el tipo de cosas nos ocurren todos los días y de inmediato se esfuman de nuestra memoria. Y esta acción tan pedestre es lo que hace ver al televidente esta gran verdad sobre la vida.

Parte del poder de la escena proviene de esta hermosa contraposición.

Manual sobre cómo colapsar una industria

Domingo, 24 de febrero de 2012

Hablando de sorpresas de la escasez y de los diferentes tipos de corrupción, mi apreciado Francisco Escauriza me envió este iluminador reportaje de su tocayo Francisco Olivares publicado en El Universal. Y la investigación de Olivares parece un manual sobre cómo matar una industria en poco años.

Olivares revela que en 2007 Venezuela era el cuarto mercado automotor del continente y ahora somos el noveno gracias a una ola de controles financieros y leyes regulatorias que han desplomado la producción:

…60% de los componentes de los vehículos que se ensamblan en el país vienen del exterior y esa es la principal alcabala que frena la producción. El cierre del mercado de permuta que permitía la adquisición de bonos para la compra de dólares fuera de CADIVI y ahora la eliminación del SITME, han sido factores fundamentales en la caída de la producción. 2012 cerró con una producción de 104.083 vehículos y una importación de apenas 25 mil: una ecuación mortal para un mercado de 300 mil clientes al año.

Pero el drama no termina allí, el productor debe sufrir la calamidad que se vive en los puertos venezolanos con el congestionamiento y el matraqueo del que nadie se salva.

La materia prima que proviene del propio país, de las industrias estatizadas, también padecen de escasez, ineficiencia y sufren el problema de la corrupción, venta paralela de cupos, especialmente desde las empresas de Guayana.

Igualmente deben superarse varias barreras como lo es el MEIV que es la licencia para importar el material para el ensamblaje de vehículos. Esa licencia se otorga una vez al año y debe ser entregada el año anterior, pero ocurre que el trámite se retrasa de 3 a 6 meses lo que hace que se paralice la producción.

Existe otro trámite que es el CNP o certificado de no producción que es un requisito exigido para obtener la divisas. Este certificado también produce retrasos y cada materia requiere de un certificado por separado.

Ahora bien, díganme ustedes si esto no ilustra que en Venezuela es simplemente imposible ser productivo y eficiente, y al mismo negarse a incurrir en actos de corrupción. La eficiencia o llevar bien un negocio requiere de corrupción, lo cual me recuerda a Luis Tascón diciendo con incisiva elocuencia que en Venezuela “la corrupción es la grasa que lubrica el funcionamiento del Estado y dinamiza sus procesos.” Si de un día a otro todos los productores y los importadores deciden no pagar coimas o comisiones a funcionarios para agilizar permisos o sortear regulaciones el país sencillamente se paraliza y colapsa.

Ahora miren esto:

Los contratos colectivos establecen cláusulas según las cuales cada trabajador tiene derecho a la adjudicación de al menos un vehículo por año. “Cuando la venta del vehículo (al trabajador) fuere de contado, la empresa conviene en vendérselo al precio que fija a sus concesionarios y no podrá comprar el trabajador más de dos vehículos al año”. Establece el contrato de una importante ensambladora en la que permite la compra de hasta dos vehículos por año.

Adicionalmente las ensambladoras tienen convenios con los sindicatos por los cuales se les asignan entre 80 a 100 unidades. Pero también algunos grupos de trabajadores tercerizados tienen en sus convenios cláusulas para asignación de vehículos. Sólo este mercado se lleva 20% aproximado de la producción nacional.

Estos empleados, por supuesto, reciben sus vehículos y luego los venden al doble.