Le falta sal

Jueves, 18 de octubre de 2012

Un comentario sobre los ataques virulentos que están recibiendo Capriles y la MUD por no presionar más al CNE antes de las elecciones.

En primer lugar el desacuerdo no es de fondo sino de grado de intensidad. La MUD y el Comando Venezuela presionaron al CNE. Sin embargo, algunos dicen que esta presión ha podido ser mayor.

A esto se suma que la campaña de Capriles (más que la MUD) pensó que denunciar sistemáticamente al CNE podía desestimular el voto.

Uno puede o no puede estar de acuerdo con esto, pero nadie puede negar que, en el peor de los casos, esto fue un error bienintencionado. Capriles pensó que las ganancias concretas de denunciar sistemáticamente al CNE no iban a superar las potenciales efectos negativos que podían tener estas denuncias en los niveles de participación/abstención.

Repito, quizá Capriles ha podido lograr un mejor equilibrio entre sus denuncias al CNE y su esfuerzo por estimular el voto, pero su error no constituye una traición a la patria.

¿Por qué entonces algunos están denunciando a Capriles y la MUD como si hubiesen entregado el país el pasado 7 de octubre?

Sospecho que es una manera que tienen muchos de ventilar su profunda frustración ante la derrota del 7/O. Es como el esposo que llega a la casa frustrado por un problema en el trabajo y le cae a gritos a la esposa porque la comida no tiene suficiente sal.

La mejor opción

Jueves, 18 de octubre de 2012

En Tal Cual hoy, Teodoro Petkoff recuerda qué ha logrado la oposición participando en procesos electorales:

Quebró la mayoría de 2/3 del gobierno en la Asamblea Nacional; derrotó la reforma constitucional; recuperó cinco de las gobernaciones que había perdido en 2004, que se cuentan entre las más importantes del país y ganó la Alcaldía Metropolitana de Caracas. En otras palabras, la oposición comenzó a avanzar.

Se transformó en una opción de lucha. Subió su porcentaje de los votos de 40% a 50%, equiparando su votación con la del gobierno.

Y luego la pregunta clave:

¿En qué situación estaríamos de haber optado por la abstención como política a lo largo de toda la travesía chavista? ¿Es necesario argumentar por qué estaríamos mucho peor que ahora?

Petkoff ha esgrimido mejor que nadie el argumento a favor de la participación. Ni ahora, ni antes del 7/0, he escuchado ideas que representen siquiera un desafío a este argumento. Sólo puras insinuaciones y juegos de palabras de quienes no se atreven a nombrar el destino obvio de sus insinuaciones.

¿Abstencionistas en el clóset?

Miércoles, 17 de octubre de 2012

En su más reciente columna Yon Goicoechea entremezcla dos debates diferentes. Un debate, que a mí me parece natural y sano que algunos promuevan, es sobre el tema del chavismo lite. Es decir, si Capriles acertó con la ley de misiones, desenfatizando la defensa de la democracia, adoptando ciertos matices populistas en su discurso, etc.

En esta discusión Goicoechea se cuenta entre los críticos de Capriles.

El segundo debate es sobre la estrategia general que ha adoptado la oposición desde 2006, que consiste en la participación electoral como imprescindible herramienta para ganar y no ceder espacios en las estructuras de poder del país.

Hasta hace poco Goicoechea apoyaba esta estrategia, pero ahora, al parecer, cambió de opinión. Refiriéndose a la reacción de la oposición a la derrota, Goicoechea dice:

Lo que ha de venir no podrá ser contenido con autoayuda, mucho menos con pasar la página y votar en diciembre. Urge una lucha no violenta.

Y luego:

Nos insultan quienes prefieren que se acabe el país pero que no se acabe la teta, los de siempre. A los presos políticos les piden que sigan presos pero contentos y, a las madres de los muertos les ofrecen el consuelo de que a ellas también las pueden matar, todo es cuestión de llegar tarde a casa. Eso sí, a todos llaman a votar.

Varias veces he explicado con detalle los méritos del argumento a favor de la participación. Y, después del 7/O, pienso que sigue siendo válido porque sencillamente no hay una mejor opción pacífica.

A mí me gustaría que Goicoechea deletreara qué exactamente propone él. ¿A qué se refiere con “urge una lucha no violenta”? ¿Qué quiere decir con eso de no podemos sencillamente  “pasar la página y votar en diciembre”? ¿Está promoviendo la abstención? Y, si es así, ¿por qué no lo dice sin ambages?

Otra posibilidad es que Goicoechea no se haya expresado claramente y piense que la mejor opción es votar en diciembre pero ejerciendo mayor presión para nivelar el terreno electoral; que es posible pujar al CNE y lograr resultados concretos sin desestimular el voto.

Pero, si este es el caso, no entiendo porqué es tan malo llamar a votar.

Lo mismo aplica, por cierto, a los reputados columnistas que andan repitiendo que la “locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados.”

Quienes repiten esta frase de Einstein no se atreven a deletrear lo que acarrea la cita en el contexto de la derrota del 7/O.

¿Qué nos quieren decir? ¿Que la oposición se equivocó participando en las regionales de 2008 y 2010? ¿Que eso fue tan demencial como participar en las presidenciales de 2012? ¿Que la oposición acertó retirándose de las parlamentarias en 2005 y que desde entonces no ha hecho más que “hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”?

No, por supuesto que no. Ellos jamás promoverían la abstención. Pero, sin ser explícitos ni directos, eso es lo que están diciendo.

Bipolar, Durán

Martes, 16 de octubre de 2012

Hablando de ataques violentos a la oposición, miren esto de Armando Durán:

…parece urgente que la oposición comience a actuar con ese mínimo de “eficacia y realismo” que según The New York Times le faltó para encarar el referéndum revocatorio en 2004 y la candidatura de Chávez el 7 de octubre. Y que reaccione con madurez suficiente para fijar la responsabilidad exacta de cada quien en la derrota, para hacer una autocrítica auténtica y a fondo que impida volver a caer en los errores de siempre y para introducir en el equipo directivo de la MUD los cambios que permitan enderezar el rumbo opositor.

Y luego, refiriéndose al ánimo reconciliatorio de Chávez, le lanza a la MUD otros dardos llenos de sorna y estricnina:

…si durante la campaña aceptaron sin chistar el desarrollo de una ilimitada intervención del Estado a favor de Chávez con tal de ser considerados como alternativa legítima y legal, ¿por qué no aceptar la generosa oferta presidencial de sentarse a una misma mesa, sin duda simples artefactos decorativos, pero sin duda también políticamente vivos?

Unas semanas antes, sin embargo, Durán no parecía estar demasiado preocupado por los “errores de siempre” de la oposición e incluso creyó que la victoria era prácticamente segura a pesar del ventajismo. Su preocupación no era que la campaña y la MUD estuviesen aceptando “sin chistar” los abusos del Estado. Su única preocupación ante el inminente triunfo opositor era que Chávez no aceptara. Es decir, la estrategia de Capriles estaba funcionando.

Oigámoslo refiriéndose a la campaña del progreso:

Lo nunca visto. Una indetenible bola de nieve que estalla en cada rincón del país en sucesivas explosiones de entusiasmo popular, capaz de moverle el piso al más suspicaz de los incrédulos (léase, mi piso), pues uno tiene la impresión de que al paso vertiginoso de Capriles, Venezuela, trepidante como un terremoto, vibra de pura emoción.

Y esto no es nada. Luego viene el orgasmo final:

Por primera vez en tantos y tan duros años de avanzar ciegamente hacia el abismo, me siento optimista. Radicalmente optimista. Confiado en que dentro de nada, los venezolanos seremos protagonistas de una jornada grande y heroica, en el curso de la cual muchos millones de venezolanos votarán alegremente por el futuro de la nación, y en la que, por mucho que les cueste y duela, civiles y militares del régimen, con su comandante presidente a la cabeza, se verán obligados a reconocer el triunfo del adversario. Requisito indispensable para colocar a Venezuela en el deseado camino de la paz y del progreso…Confieso que esto es lo que siento en las calles. Una vibración de victoria profunda e irreductible. Y me siento feliz.

¡Feliz! Ya sabemos que no mucho separa el éxtasis triunfalista de la virulencia depresiva.

Los rusos también pierden

Martes, 16 de octubre de 2012

Por lo que veo el panorama para la regionales, si es bien analizado, no es tan gris como algunos piensan.

En El Nacional Javier Pereira nos da una cifra impactante: 34,5 por ciento fue la tasa promedio de desmovilización del chavismo entre el referendo revocatorio y las elecciones regionales de 2004. Es decir, casi dos millones de votos. Por otro lado, Pereira dice que en los últimos seis años la oposición ha demostrado un mejor récord para movilizar el voto en elecciones no presidenciales.

Me imagino que la relativa incapacidad del gobierno de movilizar su voto en elecciones no presidenciales se debe a varias razones.

Por un lado en cualquier elección donde no esté en juego la presidencia la participación siempre es menor.

Pero supongo que otro factor es que para Chávez no es tan prioritario invertir recursos para ganar y movilizar votos en las regionales.

De hecho, ya el chavismo ha comenzó a reducir el gasto. A  una semana de las elecciones ya cientos de trabajadores han sido despedidos de obras públicas. (Otra prueba más de la fortaleza de la vocación social del gobierno).

Por supuesto, los rusos también juegan. O mejor dicho: los rusos también pierden.

Si seguimos embrujados por irracionales teorías de conspiración, y ventilando nuestra frustración con virulentos ataques a la oposición organizada, la desmovilización en nuestro campo superará el 34,5 por ciento.