Jueves, 11 de octubre de 2012
Vamos supeditar la economía nacional a la victoria electoral, aumentando el gasto público en un 40 por ciento en los doce meses previos a las elecciones. Ya el gasto era alto el año pasado y el déficit está en alrededor del 20 por ciento del PIB. Pronto vamos a tener que hacer recortes y devaluar, es decir, implementar un paquetazo. Pero no importa: tenemos que hacer creer a la oposición que este gasto es electoral.
Vamos a aprobar un crédito adicional al presupuesto nacional para asignarle 300 millones de dólares a la compra de publicidad gubernamental en los medios. Y, al mismo tiempo, manipularemos la ley para limitar el alcance mediático de la publicidad electoral de la oposición.
Vamos a crear y repotenciar programas sociales en una fecha conspicuamente cercana a las elecciones, para hacer pensar a nuestros adversarios que nos asusta la posibilidad de la derrota. Con el mismo propósito vamos a desatar la más feroz campaña mediática contra Henrique Capriles, calumniándolo de la manera más vil, así la prensa y los organismos internacionales nos tilden de antisemitas y homofóbicos.
Vamos a comprar encuestadoras y a fabricar otro intento de magnicidio. Vamos a inventar un documento secreto con un supuesto paquete neoliberal que Capriles tiene planificado implementar si gana las elecciones y luego comprar diputados opositores para que validen la existencia de este documento. Vamos a montar una operación con William Ruperti para salpicar con lodo la reputación de nuestro adversario y diseñar triquiñuelas en el tarjetón para confundir a los electores y robarle a la oposición unos cuantos miles de votos. Vamos a amenazar a empleados públicos, a diseñar jugadas sucias para erosionar la confianza en el secreto del voto. Vamos a contratar cientos de autobuses para llenar las marchas y también para movilizar masivamente a nuestros seguidores el día de las elecciones. A algunos incluso los vamos a obligar a votar por nosotros.
Y si todo esto no funciona, si nada de esto es suficiente…..bueno, aplicamos lo que hemos podido hacer desde el principio; el método que nunca falla y que, al contrario de todo lo que ya he hemos hecho, requiere de poco esfuerzo. Transformamos el contenido de las actas que tienen todos los testigos opositores que contaron y cuidaron diligentemente cada voto en un 99,6 por ciento de los centros. ¿Cómo? ¡Con magia! Abriendo y cerrando los ojos, como Houdini o David Copperfield.
Ustedes me dirán que, si podíamos hacer magia desde el principio, para que nos molestamos con todo lo otro.
No lo se, la verdad. Pero pregúntenle a los cientos, quizá miles, de personas que ahora están cantando fraude, y que, por alguna razón, no se dan cuenta que el problema no está en el conteo, sino en todo lo que hace el gobierno antes del contar los sufragios. Y hace todas estas trampas precisamente porque la oposición tienen como defender el voto. Por eso ha ganado espacios importantes en las gobernaciones, las alcaldías y en la Asamblea Nacional.
Claro está que no voy a salir a corregirlos. Al contrario, voy a promover esas teorías. Estos argumentos desmovilizan y desmoralizan a la gente, y estimulan la abstención, algo que nos conviene para arrasar en las elecciones para alcaldes y gobernadores.
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