Juicios apresurados

Miércoles, 24 de octubre de 2012

No se si decir que las declaraciones del Comando Venezuela confirman lo que dije ayer, pero al menos llegan muy cerca.

Un poco prematuramente, Esdata aseguró que en 2.334 las mesas Capriles alcanzó menos de 20 votos.

El problema, según el Comando Venezuela, es que el número es incorrecto: fueron en realidad 1.300.

Más aún, según el CV Chávez obtuvo 90 por ciento o más votos en 924 mesas con 242.000 electores, abstención del 19 por ciento y una ventaja de 169.000 votos. Por su parte, Capriles obtuvo 90 por ciento o más votos en 456 mesas con 244.000 electores, abstención del 21,6 por ciento y una ventaja de 162.000 votos.

Es decir, Chávez ha podido mostrar aisladamente las cifras de Capriles en esas 456 mesas y presentarlas como prueba de trampa y de fallas graves en la cobertura de los testigos.

Esto no quiere decir que no hubo irregularidades. La coordinadora de defensa del voto del CV, María Oteyza, señala que en los lugares en los que Hugo Chávez logró 100 por ciento de los votos se intimidó y coaccionó a los electores: “Yo no esperaría un resultado distinto de centros como el habilitado en la Cancillería, donde 94 por ciento votó por Chávez. Allí hay que felicitar a los seis u ocho valientes que se atrevieron a respaldar a Capriles.”

Pero al mismo tiempo dice que es una falta de respeto sugerir que no hubo testigos donde sí los hubo. “Si hay actas es porque tuvimos testigos,” espetó. “Muchos de ellos sortearon condiciones desfavorables dentro y fuera de los centros de votación.”

Vean, por cierto, el Twitter de María Oteyza, donde presenta más datos y desinfla otros mitos que andan circulando las redes sociales.

PD: Las actas de escrutinio fueron publicadas en la página www.hayuncamino.org.

Más sobre las condiciones electorales

Martes, 23 de octubre de 2012

Me escribe una lectora cuya opinión respeto mucho que Briquet y compañía no han sido tan abiertos con la gente de Esdata como sugiere Briquet en el artículo que cité de El Nacional. Más bien, según ella, los han tratado mal y han sido “sectarios” con ellos.

Ok, tengo que admitir que no estoy al tanto de la dínamica de la relación entre ambos grupos.

Pero mis puntos principales siguen en pie.

Con respecto al CNE, los detractores de la MUD están arrimando a la coalición a un extremo donde nunca ha estado. Ni Capriles ni la MUD piensan que el CNE es un ente imparcial y justo. Simplemente dicen que los votos del chavismo no son fabricados a través de un fraude electrónico, y que la diferencia en votos entre el chavismo y la oposición no puede ser explicada a través de un fraude en el conteo. Es decir, nadie -repito, nadie- niega que el oficialismo comete todo tipo de trampas en el resto del proceso electoral, y que el CNE avala con su silencio y su inacción estas trampas.

Como ya he dicho, la diferencia, en el fondo, está en el grado de intensidad con que la oposición reclama mejores condiciones electorales. ¿Se pudo hacer un mejor trabajo en este sentido? A mí me parece totalmente sensato que la oposición discuta este tema. Pero no hace falta vilipendiar a la MUD ni a Capriles en el proceso.

Ingenuos y entreguistas

Martes, 23 de octubre de 2012

¿Qué mueve a Esdata, Armando Durán, Goicoechea y compañía? Pareciera ser que su principal interés es promover una polarización del debate que anule matices y les permita pintarse a ellos mismos como sabios y vencedores, y a sus detractores como ingenuos y entreguistas.

Armando Durán, por ejemplo, está igualando al gobierno y a la oposición en su apreciación del CNE. La acusación es grotesca, incluso viniendo de Durán. La MUD y Capriles han denunciado el ventajismo y la trampa del proceso electoral. Lo que sostienen es que los votos del chavismo no son fabricados a través de un fraude electrónico. Sin Durán piensa lo contrario, lo invito a que especifique su posición.

En fin, Durán se empeña en arrimar a la MUD a un extremo donde no está. ¿El resultado? Desprestigiar a la oposición con argumentos mentirosos, desestimando en el procesos los increíbles logros de los últimos años que sólo un obtuso como él es incapaz de ver.

Otro ejemplo es Esdata. La semana pasada esta organización y Votolimpio publicaron un comunicado en el que emplazan al Comando Venezuela a publicar las constancias de verificación. Según Esdata, el Comando Venezuela cuenta con un pequeñísimo porcentaje de estas constancias.

Luego, en El Nacional, leo lo siguiente:

El jefe de campaña del Comando Venezuela, Armando Briquet, afirmó que las puertas están abiertas para quien quiera revisar las constancias e invitó a Esdata a acercarse al comando.

“Me llamó la atención que el comunicado no me llegara directamente. Me reuní muchas veces con ellos, tienen mis teléfonos y mi correo. Espero que no sea por una intencionalidad de conflicto. No entiendo la propuesta de designar un mediador”, dijo Briquet.

Recordó que personas vinculadas a esa organización trabajaron en la defensa del voto. Hicimos lo que teníamos que hacer y los votos se defendieron. Los centros de riesgo fueron cubiertos en su totalidad. En términos de testigos y de defensa del voto tuvimos el mejor resultado que en anteriores elecciones. Todo eso se puede verificar², explicó.

Y luego:

Leopoldo López es la persona con conocimiento de las actas de verificación ciudadana. Ha prometido el informe para la semana que viene.

Déjenme ser claro. Esdata puede tener la razón con las constancias de verificación. Nadie descarta que hayan habido fallas en la defensa del voto que deben ser reveladas y discutidas. Pero ¿por qué no llamaron a Briquet? ¿Por qué no se acercaron a él para comunicarles sus dudas? ¿Les costaba mucho preguntar al Comando Venezuela cuándo iban a revelar la información antes de publicar ruidosos comunicados y declararle la guerra a la MUD por Twitter?

Para mí la respuesta es clara. No están interesados en una colaboración constructiva. La actitud es guerrerista. Como ya dije, su principal interés es, o parece ser, promover una polarización del debate que elimine grises y les permita pintarse a ellos mismos como sabios y vencedores, y a sus detractores como ingenuos y entreguistas.

En el proceso vilipendian a la MUD y fortalecen en el público creencias que, así ellos no lo busquen, promueven la abstención.

Elecciones y gasto

Domingo, 21 de octubre de 2012

Miren esto , de ODH Grupo Consultor:

Cierta volatilidad en el voto oficialista versus el voto opositor, ¿no?

Ahora miren la curva del gasto público:

La primera observación es obvia: hay una correlación entre el gasto y el voto del oficialismo. La victoria del referendo constitucional coincidió con una reducción del gasto público significativa. Luego, en las regionales de 2008 y las legislativas de 2010, el gasto se mantuvo bajo con respecto a su pico en 2006 y las oposición logró preservar y ganar espacios en esos procesos.

La segunda observación es que cuando el futuro de Chávez está en juego el voto oficialista es mayor. Esto debe ser porque Chávez mismo tiene una base de apoyo superior a la del oficialismo y porque el gobierno invierte más recursos para ganar y movilizar el voto cuando la carrera involucra al presidente.

Como se ve en los dos gráficos, en 2012 Chávez aprovechó los altos precios del petróleo y se endeudó para aumentar masivamente el gasto y crear artificialmente un escenario en el que derrotarlo era difícil. Pero tuvo suerte con el timing. Si las elecciones hubiesen sido, decir, a principios del 2010, las condiciones no hubiesen sido tan favorables. La crisis económica mundial hubiese aumentado las probabilidades de un triunfo opositor. No garantizado, porque el desnivel no es sólo en el gasto, pero sí aumentado.

En fin, estos gráficos muestran que el apoyo de Chávez tiene una parte de espuma. El apoyo opositor, por el otro lado, es mucho más sólido. Muestra un sostenido ascenso a pesar de la vicisitudes económicas.

Ahora bien, varios economistas serios están augurando unos serios ajustes económicos y una recesión para el año que viene producto de la manera como se supeditó la economía a las elecciones. Al mismo tiempo, la salud de Chávez es un gran signo de interrogación.  Una coincidencia de factores -poco probable, pero probable- podría transformar el panorama muy rápido y, como ya he dicho, la oposición no debe simplemente ceder terrenos ya ganados y descartar cisnes negros.

Una última cosa. Meses antes de las elecciones me pregunté si la oposición, en términos electorales, no tenía también poderosos vientos a su favor: la inseguridad, la inflación, la escasez, la crisis eléctrica, etc. Pero, viendo los gráficos, está claro que estos factores no guardan una correlación con la votación histórica del oficialismo. Al menos no si se compara con el gasto.

Es decir, el gasto público y el crecimiento que resulta de este gasto son tan poderosos que camuflan o desplazan a los márgenes la desastrosa gestión del gobierno. Más que una ilusión de armonía, esto revela cómo un petroestado puede radicalmente retorcer en el peor sentido del término lo que un país espera y exige de sus gobernantes.

Círculo vicioso del derrotismo

Viernes, 19 de octubre de 2012

Reaccionando a la nota de Petkoff, un lector me pregunta de qué valió todo lo que ganó la oposición desde 2007 a 2012 si de todos modos perdimos las elecciones presidenciales.

Me gusta esta pregunta porque revela que el debate coyuntural sobre la participación y la abstención es al mismo tiempo un debate sobre algo más grande.

Para enfocar en el asunto clave la discusión, asumamos, por un instante, que el único motivo de preservar y ganar espacios era derrotar a Chávez en las presidenciales; que las gestiones de los gobernadores opositores, mejor apreciados que los oficialistas según todos los sondeos, no tienen valor en sí mismas.

Visto así, el lector tiene razón. ¿Para qué tanto esfuerzo y participación si el resultado al final fue una derrota? ¿No hubiese sido mejor no hacer nada si de todos modos se iba a perder?

Quizá, pero hay otra manera de verlo.

Podemos analizar la situación y concluir que no hay nada que hacer porque derrotar al líder autoritario de un petroestado con el precio del barril oscilando los cien dólares es demasiado difícil. O podemos hacer todo lo posible por crear un escenario en el que esa victoria sea una posibilidad. El primer camino lleva a la inacción que, a su vez, reconfirma más que desafía un escenario de derrota. El segundo lleva a la acción y la lucha, y a aumentar las probabilidades de victoria, así estas probabilidades sean bajas.

La diferencia entre escoger el primer o el segundo camino no es meramente una diferencia de coyuntura. Es una diferencia de filosofía de vida; entre los que luchan por una victoria improbable pero posible (y de ese modo aumentan considerablemente las probabilidades de triunfo) y los que simplemente se resignan a la actuales circunstancias y blindan de esa manera su derrota.