Cuando no escuchar es criminal

Lunes, 20 de agosto de 2012

Conversando sobre la masacre de Yare con el director de la ONG Una Ventana hacia la Libertad Carlos Nieto Palma, dos cosas me llamaron la atención.

En primer lugar, Nieto Palma no tiene una actitud de “yo lo dije” ante el hecho que él y varios otros advirtieron que era una pésima idea llevar a los presos de La Planta a Yare cuando cerraron La Planta. El traslado, advirtió Carlos, no sólo agravaría el problema del hacinamiento, también provocaría un cruento enfrentamiento entre los líderes de Yare y los trasladados.

Y, en efecto, eso fue exactamente lo que ocurrió el domingo. Pero Carlos habla como si no ser escuchado fuese normal. Yo fui el que tuve que enfatizar la importancia de sus advertencias. El detalle de que, si él y otros hubiesen sido escuchados, 25 personas estarían vivas.

En segundo lugar, sorprende que las llamadas “pernoctas,” la población visitante que pasa los fines de semana en la cárcel, no reciban mayor atención. En Yare esta población representa casi el 50 por ciento del número total de reclusos (que son un poco más de 3 mil).

¿Cómo lo sabemos?

Porque ahora hay en Yare 1200 visitantes que estaban allí el domingo cuando ocurrió la masacre y ahora se niegan a salir porque, comprensiblemente, no quieren dejar solos a sus familiares o amigos recluidos.

Imagínense el nivel de hacinamiento. Yare se construyó para 750 reclusos y ahora hay más de tres mil.

Y esto sin contar las “pernoctas.”

Más sobre este tema:

Payasos y nazi

Viernes, 17 de agosto de 2012

He recordado un aspecto de la definición de hombre-masa de Ortega y Gasset leyendo y revisando una miríada de videos en YouTube para un reportaje que estoy escribiendo sobre la guerra intrafamiliar de los Humala en Perú.

Tanto el patriarca Isaac como el hermano menor de Ollanta, Antauro, tienen una ideología casi nazi, en su convencimiento de que hay razas superiores (para el tándem Humala no son los arios sino los “cobrizos”).

Sin embargo, si uno ve suficientes entrevistas uno se da cuenta de que esa ideología extrema carece del peso de la convicción que hacía de los nazi, o de alguien como Abimael Guzmán de Sendero Luminoso, sujetos tan espeluznantes y peligrosos.

Es decir, hay una ligereza, resultado de la falta de seriedad y la carencia de convicción, que me hace pensar en Isaac y Antauro más como los Locos Adams que como potenciales nazis que podrían hacer en el Perú lo que hizo Hitler en Europa.

¿Pruebas?

En este reportaje, por ejemplo, Isaac admite que las declaraciones de Antauro de fusilar a sus adversarios políticos no era más que una estrategia de marketing. “Nos ha hecho famosos,” dice.

Al mismo tiempo, uno también se pregunta si los Hitler y los Stalin eran vistos inicialmente así…Es decir, como payasos.

La mejor opción

Jueves, 16 de agosto de 2012

Para echar broma mi hermano de vez en cuando asume -con voz, gestos y expresiones incluidas- la postura de ciertos sectores de la oposición cuyas posiciones él sabe que me irritan:

Es que la oposición cree que Venezuela es Suiza. Y que Chávez, el día de la elecciones, va a entregar el poder. A ese hay que matalo pa’ que entregue. Pero eso no lo entiende, y no lo ha entendido jamás, la oposición. Pendejos que son, chico. Que actas ni que actas. Por eso es que tenemos a Chávez. Porque la oposición es peor que él. Que esperen ahí sentaditos con la actas. En eso se les va a ir la vida.”

Por supuesto, esta manera de pensar es errada.

Ni yo, ni creo que la totalidad de la oposición, niega que Chávez es capaz de no entregar el poder si gana las elecciones. La gran pregunta es si va a poder.

Pero primero retrocedamos un poco.

Que Chávez podría no aceptar o negar los resultados de las elecciones (así la oposición tenga las actas en mano) es una verdad como un templo, una posibilidad real que toda persona medianamente informada está consciente de que existe.

Chávez es un hombre que antes de considerar una renuncia en abril de 2002 ordenó el Plan Ávila; un hombre que ha creado las milicias porque teme, con una buena -y quizá justificada- dosis de paranoia, que la Fuerza Armada lo traicione; un hombre que, según algunos reportes, repartió armas a grupos violentos después del golpe para que lo defendieran en el caso de otra rebelión. Y un hombre que, por encima de todo, tiene razón en temer un futuro fuera de la presidencia, así la oposición asegure que no iniciará una cacería de brujas si llega al poder.

Al mismo tiempo, verse forzado a negar los resultados electorales para permanecer en el poder está lejos de ser el escenario ideal para Chávez.

Por dos razones.

En primer lugar están los riesgos y peligros inmediatos. La FAN podría no rebelarse, pero de eso nadie está seguro. Un robo de las elecciones, además, podría desatar manifestaciones en todo el país. Esas manifestaciones podrían obligar a la FAN -incluso una FAN leal al gobierno- a pedirle la renuncia a Chávez.

En segundo lugar, para Chávez es riesgoso cruzar esa frontera gaseosa que separa las viejas dictaduras de los nuevos autoritarismos. Por un lado Venezuela tiene una tradición democrática -relativamente corta, pero que está allí- que dificulta esta labor. Por el otro no es fácil gobernar como un viejo dictador en un mundo globalizado e interdependiente, con comunicaciones instantáneas, donde hay un clima generalizado cada vez menos favorable para los gobiernos antidemocráticos a la antigua usanza.

Por eso los autoritarismos modernos, a diferencias de los viejos, se preocupan por (o no les que otra que) dejar abiertos ciertos espacios de acción a sus opositores y tratar de preservar cierta legitimidad democrática a través de la celebración de elecciones, cierta permisividad con los medios, en las críticas, etc. Saben que si cierran totalmente la olla de presión (y gobiernan como viejos dictadores) esta puede explotar y por eso ajustan constantemente la válvula para restringir las libertades pero siempre dejando aperturas para ventilar el descontento y poder decirle al mundo que son democráticos.

Venezuela es un ejemplo perfecto de esta evolución del autoritarismo. Si Chávez retrocedió con la Ley Sapo, o con leyes educativas, o de vez en cuando suelta a un preso político; si Chávez no se ha atrevido a cerrar Globovisión, o a eliminar con un decreto los límites a la reelección, o ha implementado un enfoque gradual para revertir la descentralización, es por su temor a que la olla explote. De igual modo, él sabe que ganar elecciones es importante, y que prescindir de ellas es sumamente riesgoso. Por eso ahora está prácticamente supeditando la economía nacional a su triunfo electoral.

Estas aperturas, sin embargo, aunque benefician a los estados autoritarios modernos, también pueden ser vistas como una poderosa arma para sus adversarios; una manera de acorralar a los gobiernos para que acepten una transición pacífica de poder.

Participando en las elecciones la oposición venezolana no está actuando como si Venezuela fuese Suiza. Está aprovechando una de estas aperturas para tratar de provocar una situación peligrosa para el presidente en la que el poder podría escurrírsele de las manos.

De lejos, esta es la mejor opción disponible.

Dos notas inconexas

Miércoles, 15 de agosto de 2012

La primera es que el gasto de los primeros ochos meses de 2012 ya superó al gasto total del año pasado.

Este gasto ha demostrado ser ineficiente, pero igual…

En segundo lugar, ¿qué le pasa a Uribe?

A veces critico a quienes exageran la necesidad de alejarse lo más posible del imperio, Uribe y otros actores que le permitan o le hagan más fácil al gobierno encasillar y caricaturizar  a la oposición. Haga lo que haga el liderazgo opositor, Chávez, utilizando su masivo aparato propagandístico, siempre lo asociará con Washington, la derecha, la oligarquía, etc. De eso no hay escape posible.

De igual modo, las totalmente innecesarias declaraciones de Uribe parecen diseñadas por el Comando Carabobo.

La hidra del ventajismo

Miércoles, 15 de agosto de 2012

Llegué tarde a este reportaje de Siete Días que ilustra y detalla el ventajismo y las irregularidades electorales en los estados rurales del país, enfocándose en el Delta y Vargas. Pero igual me gustaría hacer dos observaciones.

En primer lugar, el reportaje resalta, una vez más, que cuando no hay testigos el oficialismo se roba los votos. Y no sólo eso: a veces no hace sólo falta testigos, sino testigos que no se dejen fácilmente intimidar, un obstáculo quizá fácil de esquivar en Caracas, pero no en zonas rurales donde la dependencia de la población al gobierno es extrema.

En segundo lugar, el ventajismo electoral es una masa proteica que tiene muchas formas, y una de ella es la movilización del voto el día de las elecciones. El gobierno tiene mucho dinero no sólo para chantajear donde tiene espacio para hacerlo (votos a cambio de dinero en efectivo o bolsas de comida o electrodomésticos, por ejemplo), también para llevar seguidores a votar y tener una red nacional de gente remunerada encargada de llevar a cabo esta labor.

(Esto recuerda, por cierto, cuán importante fueron los avances de la oposición en las elecciones regionales de 2008; donde somos gobierno es mucho más fácil competir, movilizar el voto y frenar los abusos del gobierno).

Pero, en fin, vean esto:

La gasolina para movilizar las embarcaciones es imprescindible en el Bajo Delta. En una jornada electoral es un insumo estratégico porque sin él no pueden movilizar a los votantes. El responsable de la maquinaria del PSUV en Antonio Díaz lo admite: “Es lo más importante. En el Comando Carabobo nos abastecemos de todo y no nos pueden acusar de acaparamiento. Para el 7 de octubre, en Curiapo necesitaremos 10.000 litros de gasolina y tenemos 3 embarcaciones para hacer la gira política”.

Ervis Arbeláez, secretario de la MUD en Delta Amacuro, resume: “Los votos del Bajo Delta son los más caros del país”.

Y se refiere al elevado costo del traslado de votantes, asociado al precio de la gasolina que se requiere para las embarcaciones. Un tambor de 200 litros puede costar hasta 1 millón de bolívares, asegura Arbeláez.

“Nos impiden abastecernos de combustible. Se confabulan la FAN, el CNE y la Fiscalía con el PSUV. Tienen todo el poder y los recursos. El ventajismo es escandaloso y ha persistido impunemente. El oficialismo contrata lanchas que no utiliza, para que la oposición no las pueda contratar”, dice Nelson, dirigente de MIN Unidad.

Por cierto, no mienten quienes recuerdan que los adecos y copeyanos utilizaban algunas de estas técnicas.

Pero, si estas cosas existían antes, ahora se han repotenciado y multiplicado por mil gracias al mayor boom petrolero de la historia.