Sobre maletines y Iphones

Miércoles, 13 de febrero de 2012

El NYT publicó un artículo de Tina Rosenberg sobre una potencial solución para combatir la maldición de los recursos, muy pertinente, por supuesto, para Venezuela. Otro día comentaré las ideas del artículo, que ya llevan un tiempo rondando por ahí. Por ahora, quiero abordar por enésima vez un viejo tema, tocado por Rosenberg:

Oil concentrates a nation’s economy around the state. Instead of putting resources into making things and selling them, ambitious people spend their time currying favor or simply bribing the politicians and government officials who control oil money. That concentration of wealth, along with the opacity with which oil can be managed, creates corruption.

Dos breves comentarios.

El primero ya lo he hecho antes. Hace un tiempo leí un interesante reportaje sobre Apple que describía los momentos claves en la creación del Iphone. Me refiero a hallazgos intelectuales, brillantes asociaciones de ideas, etc. Las enormes ganancias de Apple tienen como origen estos luminosos destellos de creatividad.

En contraste, ¿cuál es el momento equivalente en la formación de la fortuna del boliburgués Wilmer Ruperti? Cuando decidió asistir a Chávez durante el paro petrolero, movida que cementó sus contactos con el gobierno.

Sin embargo, esto no quiere decir que Ruperti es un arribista perezoso y sin talento que en otro país no hubiese llegado a nada. Ciertamente, esto es lo que a muchos de nosotros nos gustaría creer. Pero no es necesariamente cierto. Aunque Ruperti no es Steve Jobs, es sin duda muy ambicioso. No podemos descartar que además sea creativo y disciplinado en lo que hace, y que en otro país hubiese logrado cosas, no como Jobs o Tim Cooks (ciertamente no sería tan rico como es ahora), pero quizá sí hubiese acumulado logros por encima del ciudadano promedio.

Y lo mismo se podría decir de los Derwick Boys.

El punto es que la dependencia al petróleo crea distorsiones que canalizan la ambición, las energías y el talento de los ciudadanos de un país hacia metas equivocadas, muy poco productivas y profundamente dañinas para el país.

Por supuesto, hay gente talentosa y ambiciosa que, a diferencia de Ruperti, no tiene principios blandengue y se niega a sacrificar todo por éxito y dinero. Pero la tragedia de los petroestados es que convierte en Rupertis a muchísimas personas que en otros países quizá hubiesen sido miembros productivos de los sociedad, respetuosos de la ley.

En Venezuela los comemierdas se transforman en criminales corruptos mientras que en otros países se quedan comemierdas y ya.

Segundo punto. Es importante recordar que esta dinámica de los petroestados está presente en todos los estratos sociales. Investigando sobre los Consejos Comunales en los barrios, a cada rato me tropiezo con un término que no conocía hasta ahora: CC de maletín. ¿Y qué es un CC de maletín? Un CC que alguien crea para un chanchullo, pero que en realidad no existe. Es decir, nunca fue elegido por nadie, ni representa a una comunidad, etc.

Derwick comenzó como un CC de maletín. Sólo que el maletín era más grande y el deseo de enriquecimiento no se mezclaba con la extrema necesidad.

Más sobre este último punto, luego.

A la derecha de Uribe

Martes, 12 de febrero de 2013

¿Quién lo iba a pensar? Resulta que en su visión de la lucha antinarcóticos Cuba está a la derecha de Uribe, Calderón y el ala más radical del partido Republicano de Estados Unidos.

En una columna en El País, Jorge Casteñéda cita una declaración de Raúl Castro en la más reciente cumbre de la CELAC:

Vamos a combatir la droga, que nos está empezando a amenazar, a sangre y fuego… ahí tienen el ejemplo de varios países hermanos del continente, y por lo tanto, esta batalla tiene que ser a sangre y fuego… Nuestras leyes permiten la pena de muerte, está suspendida, pero está de reserva, porque una vez la suspendimos y lo único que hicimos con ello fue estimular las agresiones y los sabotajes contra nuestro país a lo largo de estos 50 años… Por eso, en Cuba, no hay drogas, ni las habrá.

Como el resto de nosotros, Raúl Castro pareciera pensar que la estrategia contra las drogas de Estados Unidos ha sido una gran equivocación.

Pero no por su carácter punitivo y prohibicionista, sino porque no ha sido lo suficientemente punitiva y prohibicionista.

¿Dónde está Mark Weisbrot, WOLA, COHA y el ejército internacional de PSF cuando uno más los necesita?

¿Hay algo bueno en los Consejos Comunales?

Lunes, 11 de febrero de 2013

Mientras más converso con miembros de comunidades que han formado parte de Consejos Comunales, más me convenzo.

Hay una parte del concepto del CC que me parece valiosa. Y es el hacer sentir a los miembros de un barrio o una comunidad, sobre todo los más pobres y necesitados, que pueden tomar ellos mismos pasos y acciones para mejorar su calidad de vida. Es decir, el impulsar a la gente a organizarse en grupos de acción para detectar problemas, establecer prioridades y buscar soluciones a través del Estado. En este sentido el CC es un maravillosa herramienta para promover la participación cívica.

Pero donde no concuerdo es en atribuir poder y responsabilidades al CC para la realización de proyectos. Los miembros de un CC simplemente no tienen la preparación y el conocimiento técnico y administrativo para muchas de estas labores. Nadie niega que pueden haber excepciones, pero son eso: excepciones.

Y que existan paralelamente a las autoridades municipales, a veces llevando a cabo tareas complejas que chocan con los planes y regulaciones de una alcaldía o gobernación, es, por supuesto, una locura. Como lo es su politización.

Pero creo que como cuerpos adscritos a la autoridad de las alcaldías, como instrumentos para detectar problemas y canalizar los reclamos y frustraciones de un barrio, los CC podrían ser transformados en algo útil.

¿Que antes de los CC habían grupos y asociaciones vecinales que más o menos hacían esto?

Quizá, pero estos nunca motivaron a la gente de los barrios a organizarse como lo hicieron inicialmente los CC.

En resumen, mi impresión es que hay cosas buenas que se pueden rescatar de estos consejos.

Autores del paquetazo

Viernes, 8 de febrero de 2013

Seguramente vendrán medidas para tratar de suavizar el impacto de la devaluación de hoy, como un aumento de los salarios. Pero nadie duda que la devaluación erosionará considerablemente el poder adquisitivo de los venezolanos.

Políticamente, el gobierno se vio forzado a dejar al descubierto un flanco donde la oposición puede pegar muy duro.

Capriles dijo hoy que “a Maduro le dan un tiempito más al frente y destruye al país.” Esto no es cierto, la culpa es más de Chávez que de Maduro, pero yo me hubiera esperado esa reacción maquiavélica de cualquier político.

Pues responsabilizar a Chávez ayuda a Maduro como candidato; diluye la culpa de los efectos del paquetazo canalizando una parte hacia una persona enferma y moribunda que además es querida por un porcentaje significativo de la población -una población que, históricamente, le ha perdonado a este enfermo, incluso antes de su enfermedad, cosas que no le ha perdonado a otros.

Pero focalizar la culpa en Maduro refuerza la narrativa del sucesor que no calza los zapatos del Líder Máximo y que sólo con dos meses en el poder ya comienza a causar estragos en el país y a deshilvanar lo construido por su antecesor.

Tal Cual raspao

Jueves, 7 de febrero de 2013

Quienes leen este blog saben que más de una vez me he referido al diario Tal Cual  como adalid de la lucha democrática en Venezuela. Tendría que pasar mucho para hacerme cambiar de opinión.

Pero, luego de la pifia de ayer, hoy Weil publica esto:

 Como dice Guillermo T. Aveledo, la implicación es clara: la diferencia entre la oposición y gobierno, entre Cabello y los diputados de PJ, es de magnitud, no de fondo. Pero todo el mundo sabe que esta equivalencia es irrisoria.

Sinceramente creo que el error se le escapó a Weil. Lo más probable es que su intención haya sido hacer un comentario sobre la ironía de un corrupto de grandes ligas acusando a otros de actos menores de corrupción. Pero por pereza mental la jugada le salió mal.