¿Democratizando la corrupción?

Jueves, 7 de febrero de 2012

Esto es una observación preliminar, basada en conversaciones con miembros de Consejos Comunales y gente que ha reunido denuncias de CC por todo el país.

Pero me da la impresión de que los CC, en la práctica, han multiplicado las oportunidades de corrupción. Hasta cierto punto, la han democratizado.

¿Por qué lo digo?

Porque los CC, una vez registrados, pueden recibir recursos de cualquier ente del Estado. De una alcaldía, de un ministerio, de órganos como Corpocentro, etc. Sin mecanismos efectivos de fiscalización, esto multiplica las oportunidades de un funcionario de gobierno de montar un negocio corrupto. Por ejemplo, para un ministerio que tiene la potestad de llevar adelante proyectos en diferentes municipios y estados del país, una propuesta de cualquier consejo comunal -y son miles- le puede servir como excusa para un chanchullo. De igual forma, un vocero de un CC tiene ahora, a través de la coartada del consejo, muchas más oportunidades de armar un guiso con funcionarios de gobierno de cualquier ente estatal.

En fin, para el funcionario hay miles de CC que facilitan la corrupción. Para el miembro de CC ahora una conexión en el gobierno vale más. Porque el CC es la perfecta excusa para armar una trácala. Sólo hay que crearlo.

Esto no tendría porqué ser así, pero creo que es lo que está pasando en muchas partes.

Tú sabes como es Venezuela

Miércoles, 6 de febrero de 2013

Resulta que Victor González, apodado “el maracucho,” le dio hace un tiempo una entrevista a El Universal en la que criticó duramente al oficialismo por la politización y corrupción que ha permeado los Consejos Comunales.

González es miembro de un CC en La Pastora y se recibió de abogado en la Universidad Bolivariana, pero dice que no es opositor ni chavista. Como abogado me corresponde ser “objetivo,” me dice.

En fin, salió publicada la entrevista y el día siguiente recibió una visita de los Tupamaros, cuestionándolo por su comportamiento antirrevolucionario. Pero, cuando González llevó a los Tupamaros a ver la obras inconclusas y les presentó otras pruebas de la corrupción en los CC éstos le dieron la razón y se marcharon. Obviamente, visitaron a González por iniciativa propia, no por órdenes de un funcionario de gobierno.

¿Cómo González logró convencer tan fácilmente a los Tupamaros?

Ésta es la parte más divertida del cuento.

González me cuenta lo que todos sabemos. Pocos respetan los mecanismo de control y fiscalización de los CC. Por ejemplo, la ley estipula que cuando se le otorgan unos recursos a un CC para una obra el dinero debe ser depositado en un banco de la comunidad, lo cual, en teoría, facilita las labores de fiscalización. Pero esto nunca ocurre. Normalmente, violando todos los procedimiento legales, el funcionario de gobierno con acceso a los recursos, un par de voceros del CC y la empresa escogida para ejecutar la obra, montan la operación entre ellos tras bastidores. El resultado de esta falta de transparencia es el esperado: corrupción, desperdicio, obras inconclusas, etc.

El maracucho a cada rato suelta cifras exactas sobre los recursos que se le asignaron a una obra que nunca se hizo o que nunca se terminó. Le pregunto de dónde saca estas cifras si hay tanta opacidad.

“Muchas veces de las vallas,” me dice. Normalmente, en el lugar donde se va a ejecutar una obra, se pone una valla inmensa con información sobre la obra: qué entidad gubernamental otorgó los recursos, el monto de los recursos, descripción de la obra, número de contrato, el ingeniero de la obra, etc.

Ahora bien, ¿se puede pedir una mejor prueba de corrupción? ¿Una valla que anuncia, por ejemplo, la remodelación de un ambulatorio por un monto específico en el mismo lugar donde yace el ambulatorio sin remodelar?

Le hago estas preguntas al maracucho y se ríe: “No te lo estoy diciendo, papá. La cosa está clarita, a la vista de todo el mundo.”

Pero ¿por qué, si se irrespetan todos los procedimientos legales para ejecutar una obra, los involucrados respetan la ley que los obliga a montar la valla ? ¿No sería mejor irrespetar también esa ley para que el chanchullo no sea tan obvio? ¿Por qué respetan esa ley cuando violan flagrantemente todas las otras?

El maracucho se queda callado unos segundos, como si esa pregunta jamás le hubiese cruzado la mente. Luego suelta: “Hermano, tú sabes como es Venezuela.”

La hora de la protesta

Miércoles, 6 de febrero de 2013

¿Qué hacer si el gobierno decide meter preso a Mardo y los otros dirigentes de Primera Justicia acusados de corrupción?

Primero que nada, el espectáculo de ayer en la AN fue un hito en la historia de descomposición moral del chavismo. El gobierno obviamente compró a Hernán Nuñez y no hizo nada para esconderlo. Al contrario, los aplausos de los diputados oficialistas apenas comenzó el discurso de Nuñez, cuando todavía no había dado señales claras de su salto de talanquera, fue una admisión pública de que no sólo sabían que Nuñez se había vendido, sino que no les importaba un ápice que todo el mundo lo supiera.

Diosdado Cabello es lo peor que le ha pasado a la política de América Latina desde Vladimiro Montesinos.

Pero ¿qué hacer con la amenaza de privativa de libertad a los integrantes de PJ?

Aquí no queda otra sino salir a la calle a protestar. Proteger a Mardo y sus colegas así ello implique hacerlo físicamente, es decir, con el cuerpo.

Porque con gángsteres como Cabello uno no debe olvidar la dinámica del bully. Si uno deja avanzar al bully éste va a seguir avanzando hasta donde lo dejen avanzar, sin imponerse a sí mismo límites a sus abusos. Después de Mardo vendrán otros, como ya ha dicho Capriles.

Por qué Raúl Castro asumió la presidencia de la Celac

Martes, 5 de febrero de 2012

Teodoro Petkoff es todo menos ingenuo, pero estos dos párrafos en su más reciente editorial me forzaron a leer varias veces al artículo para asegurarme de que no lo estaba malinterpretando. Y no, no lo estoy malinterpretando:

…se hace visible, en la decisión de la CELAC, una intención, que Obama no vería con malos ojos, de proporcionar al dirigente cubano un entorno y un piso continental que convaliden y animen el camino reformador que aquél trata de adelantar, tanto a lo interno de su país como en las relaciones con el imperio. No es casual, y ni siquiera paradójico, que haya sido el presidente de Chile, el derechista Sebastián Piñera, quien “invistiera” a Raúl.

El problema de éste es que se ve obligado a nadar en dos aguas. Por un lado, asume con visible satisfacción el cargo que le han dado, del cual no ignora el tipo de obligaciones democráticas que le crea con los socios de la CELAC, y al mismo tiempo debe mantener vivos y operativos los vínculos con el principal benefactor de la isla, que no es otro que el gobierno de Hugo Chávez. De allí que se haya sentido obligado, al no más asumir la conducción de la CELAC, a pronunciar unas palabras agresivas, e incluso insultantes, propias del viejo estilo metiche de los fidelistas, contra la oposición venezolana.

¿Asumir la presidencia de la CELAC le crea a Raúl Castro “obligaciones de tipo democráticas,” es decir, presiones incómodas por parte de los otros países para que respete la democracia? Más aún, ¿la incorporación de Cuba en la CELAC es una suerte de plan de los países de América Latina “para animar el camino reformador” en la isla?

Sería bueno que Petkoff nos diera pruebas de esto, porque toda la evidencia disponible apunta en la dirección contraria.

Para comenzar uno se pregunta porqué, si esta tesis es cierta, la CELAC excluyó a Paraguay por el “golpe” en vez de invitar al pequeño país para de ese modo promover “el camino reformador” de este gobierno a todas luces más represivo que el cubano (estoy siendo irónico). ¿Será porque un grupo de países hace tiempo se arrogó la facultad de decidir qué países y acciones se ajustan o no se ajustan a los principios democráticos condenando las violaciones -a veces relativamente inocuas- de algunos países y perdonando el autoritarismo de países amigos así como el propio?

Ojalá los países del Alba y el gobierno de Argentina simplemente guardaran silencio sobre la dictadura cubana. Pero no es así: casi todos los líderes de esos países promueven a los Castros como héroes. Y Brasil no se queda atrás. ¿O es que ya todo el mundo se olvidó de Lula comparando a los disidentes de la isla con los bandidos de las cárceles de Sao Paulo o diciendo que Cuba que “lo único que había hecho de malo era conquistar su libertad”?

Este obsceno doble estándar con Cuba se extiende a muchos otros países. ¿O es que nadie se acuerda de la Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago, cuando casi todos los presidentes de América Latina cayapearon a Obama por el embargo y nadie -absolutamente nadie- asomó una crítica a los Castro por someter al pueblo cubano a un dictadura de más de 50 años?

Incluso México y Chile se han deslizado de vez en cuando hacia esta actitud bobalicona.

La realidad es que hay un grupo de países que no ve nada malo en Cuba sino, al contrario, ve en la isla y en los Castro modelos hemisféricos. Hay otro grupo que sí ve a Cuba como lo que es -una verguenza continental-, pero no se atreve a decirlo por temor a la confrontación, lo cual le cede el espacio al primer grupo a imponer su visión. Por eso Cuba asumió la presidencia de la Celac. Así de simple.

El lujo de poder luchar

Lunes, 4 de febrero de 2013

Déjenme ser más claro sobre lo que traté de decir en mi nota anterior, porque obviamente generó confusión.

Para quienes viven en una condición de extrema pobreza y miseria, sometidos a los constantes abusos de autoridades corruptas -desde policías y miltares a líderes o autoridades municipales-, lo que ocurre en los niveles más altos de poder no tiene en apariencia una vinculación directa con sus destinos.

El libro de Boo ilustra bien este punto. El progreso económico de India en las últimas décadas es innegable. Y, a diferencia de China, India es una democracia. Pero los habitantes de Annawadi viven en una pobreza tan extrema que, si India se vuelve de un día a otro una dictadura, ellos no van a sentir el impacto como lo sentiría un empresario o un profesor universitario o un periodista de clase media. ¿Por qué? ¡Porque su vida ya difícilmente puede ser peor!

Esto no quiere decir las democracias y la dictaduras son lo mismo. Al contrario, toda la evidencia disponible indica que las democracias cuidan mucho mejor a sus ciudadanos que las dictaduras.

Lo que quiere decir es que cuando ciertos sectores viven en pobreza extrema la conexión entre lo que hace o no hace el Ejecutivo y sus propios destinos no es evidente.

Otro ejemplo.

Hace unos días le escuché a José Vivanco de Human Rights Watch decir que, si un informe del gobierno mexicano filtrado por The Washington Post no es apócrifo (y parece no serlo), en México ha habido más desaparecidos desde que Felipe Calderón le declaró la guerra al narco que en Argentina durante la dictadura militar.

México puede estar en un buen momento, y el futuro del país parece brillante, pero para una madre que le han asesinado dos hijos, o para una comunidad que se ve forzada a organizarse para ajusticiar con sus propias manos a los narcotraficantes, la diferencia entre un liderazgo moderno y uno autoritario no se manifiesta de una manera obvia en su día a día. Lo que pasa “allá arriba” no tiene una conexión visible con sus vidas. Y estos sectores son más vulnerables a los cantos de sirena de los populistas.