La Iglesia de la falsa objetividad

Viernes, 10 de agosto de 2012

Pongamos un caso extremo para ilustrar mi incomodidad con este estudio que, a mi modo de ver, dice sin decirlo que los medios privados están fuertemente parcializados a favor de Capriles.

Imagínense que un estudio trata de determinar cómo los medios privados retratan a dos personas, el asesino de Colorado y Nelson Mandela, a través de los adjetivos que dichos medios utilizan para describir a este par dispar.

Naturalmente, el estudio revelará que la amplia mayoría de los adjetivos asociados a Mandela son positivos y casi el cien por ciento de los adjetivos asociados al asesino son negativos.

Esto no quiere decir, sin embargo, que los medios están parcializados. Significa que Nelson Mandela es realmente una mejor persona que el asesino de Colorado y esa verdad es reflejada por el uso de adjetivos de los medios.

Ahora bien, Capriles no es Mandela y Chávez no es el asesino de Colorado, y es cierto que muchas veces los periodistas dejan de pensar y pasan a criticar irreflexivamente a los políticos que no comparten sus puntos de vista.

Pero, de igual modo, una verdad subyace debajo de la algarabía. Y el rol fundamental de los medios es llegar a esa verdad, así ello implique un uso poco “equilibrado” de adjetivos.

El regreso de Chávez Abarca

Viernes, 10 de agosto de 2012

Chávez Abarca

Algo faltaba en esta campaña. No sabía qué, pero llevaba días sintiendo que algo que se suponía que debía pasar no había pasado.

Alas, el plan de magnicidio que siempre surge, casualmente, dos o tres meses antes de unas elecciones. El sujeto sospechoso, usualmente vinculado a Colombia, los paramilitares, el exilio en Miami, Posada Carriles o el imperio, que llega al país con la intención de asesinar al presidente.

Esta vez, reveló ayer Chávez, se trata de un gringo “de origen latino” y “pinta de mercenario” que pretendía entrar al país “ilegalmente” por la frontera colombiana.

La vez pasada, en las elecciones parlamentarias de 2010, fue Chávez Abarca, el personajillo de opereta que supuestamente capturaron entrando a Venezuela (también) dos meses antes de las elecciones con la intención de matar a Chacumbele. El episodio difícilmente pudo ser más burdo y grotesco. A Chávez Abarca incluso ¡lo hicieron actuar! en un reportaje/documental venezolano-cubano planificando uno de sus atentados. Como comentó entonces mi hermano Alfredo, ¿se imaginan a la CIA capturando a Osama Bin Laden y luego haciéndolo actuar en un reportaje? ¿Paseando por los alrededores de la Torres Gemelas meses antes del ataque mientras, con expresión pensativa, elabora mentalmente su plan para el 11 de septiembre?

Y no olvidemos que el opositor, Alejando Peña Esclusa, estuvo preso por esta olla montada por el gobierno.

¿Qué nos tienen preparados esta vez? ¿Qué va a confesar este nuevo sujeto que supuestamente capturaron en la frontera? ¿Un plan siniestro fraguado por Ileana Ros-Lehtinen, Aznar, la NED y los Poleo para plantar una bomba en Miraflores? ¿Y quién será ahora el testigo estrella? ¿Resucitarán a Giovanny Vásquez? ¿Y qué opositor va a caer preso para tratar de cubrir con una pátina de credibilidad esta nueva comedia?

Si no fuera por esta última pregunta, el asunto sería sólo gracioso.

PD: Tal Cual informa que esta es la décima octava vez que Chávez denuncia un plan de magnicidio.

El éxito del silencio

Jueves, 9 de agosto de 2012

Me informa Brian Nelson que su libro sobre el golpe de abril de 2002, El Silencio y el Escorpión, es actualmente el más vendido en Venezuela y que la editorial Alfa ya está preparando una segunda edición.

Me alegra porque el libro es muy bueno y su éxito es totalmente merecido.

Así que vayan y cómprenlo, si todavía no lo han hecho.

El desafío de los testigos

Jueves, 9 de agosto de 2012

Apasionado, valiente, hiperinformado, peleón, Alek Boyd es un pionero de la blogósfera venezolana, que defiende sus valores democráticos sin compromisos.

Esa actitud lo ha hecho chocar con medio mundo, desde The Guardian y Noam Chomsky a miembros de alto vuelo de la boliburguesía –que ahora pretenden, futilmente, sacarlo de Internet para silenciar sus denuncias (lograrán lo contrario).

Desde hace días vengo conversando con él en privado sobre las condiciones electorales en Venezuela, y, aunque tenemos algunas diferencias, descubrimos que, en cosas fundamentales, estamos de acuerdo. En palabras de Alek, “si tenemos presencia en todas partes Chavez tendrá que demostrar que tiene los votos, que tiene la gente, que ganó limpiamente.”

Al final de nuestro intercambio le pregunté si cuando cubrió de cerca la campaña de Manuel Rosales en 2006 vio cosas que aumentaran su escepticismo sobre nuestra posibilidad de llevar testigos a las mesas.

Esta fue su respuesta:

La experiencia del 2006 me enseñó que es dificilísimo coordinar una campaña a nivel nacional. Aparte de ello se requiere mucho dinero, mucho más del que la oposición tiene o puede llegar a tener. Por eso creo que los problemas del 2006 podrían estarse repitiendo. Yo se, por ejemplo, que muchos testigos en el 2006 no hicieron lo que habían aceptado hacer, sencillamente porque no se les pudo pagar. Desorganización es siempre parte del juego, por cuanto no somos suizos, ni militares, ni hay una actitud de disciplina compartida entre quienes integran la MUD. Más allá de los llamados a unidad, el trabajo en pro de la victoria se circunscribe en negociaciones que persiguen alcanzar objetivos personales. Ello representa un escollo importante en términos de planificación y ejecución. Es decir, todos ayudan, pero lo hacen en sus términos, más no siguiendo ciegamente lineamientos estratégicos impuestos por el comando.

También le pregunté si, cuando uno está en el meollo de una campaña, es fácil perder el sentido de realidad. La respuesta de Alek fue franca. No sólo es fácil para el candidato perder el sentido de realidad, sino que él mismo lo perdió:

Metido en el meollo de la campaña pierdes todo contacto con la realidad. Uno sólo ve un lado de una narrativa que tiene muchos lados. No hay, hasta donde sé, gente que se dedique a diseñar estrategias en base a información proveniente de los distintos sectores de la política actual. Más todavía, el régimen tiene mucha más información que la oposición y sus estrategias, que la MUD. La oposición está y ha estado siempre permeada. Esto quizás haya cambiado un poco con el arribo a nuestras filas de [Henri] Falcón, el Gato [Briceño], Ismael [García], etcétera. Y eso será, en mi opinión, una causa de preocupación importante para el caudillo. De igual forma, es muy difícil mantener la objetividad cuando estás metido en una caja de resonancia. Viendo los millones de personas que vi, te confieso que pensé que Rosales iba a ganar. Y admito también que llegué a creer que el maracucho iba a ser mucho más aguerrido en subsiguientes problemas con Chávez, porque en el Zulia ví una relación entre Rosales y la gente similar a a la que había visto años atrás entre Chavez y la gente en Caracas.

Mi experiencia en el 2006 fue única, de esas que se viven una sola vez en la vida. Lo que se vive en el meollo de la campaña es muy, pero que muy intenso. Por ello es imperativo tener asesores que no estén metidos en el centro, que observen la realidad, en todo su espectro, desapasionadamente, clínicamente, y aconsejen.

La literatura es fuego

Miércoles, 8 de agosto de 2012

Vargas Llosa y Gallegos

Siempre he pensado que uno de los picos de Vargas Llosa como escritor fue entre finales de los noventa y comienzos del nuevo siglo. Por esa época publicó La fiesta del Chivo y El paraíso en la otra esquina, y recuerdo la obsesión con que cada dos domingos leía sus artículos en El País.

Terminaba de leerlos sintiendo fuego en la manos y queriendo enseguida agarrar el lápiz, como un adolescente que al terminar la final del Mundial sale inmediatamente a jugar fútbol en el parque de su edificio.

¿Era tan buenos esos artículos o era yo más joven e impresionable? ¿Me equivoco cuando pienso que ya no son tan buenos como antes?

Hace poco compré en Alejandría en Las Mercedes su colección de artículos El lenguaje de la pasión y comprobé que, de hecho, muchos de esos artículos son pequeñas joyas. Fíjense, por ejemplo, en la “La inutilidad perniciosa,” donde Vargas Llosa denuncia la pasividad de la OEA frente a los abusos de Alberto Fujimori (algunas cosas nunca cambian). Al final del artículo Vargas Llosa construye un diálogo imaginario entre los funcionarios de la OEA y los fujimoristas. El recurso es ingenioso porque en primer lugar, esos diálogos, aunque inverosímiles en el sentido literal, revelan una gran verdad: que a través de esos “llamados de atención” dignos de Poncio Pilatos la OEA revela más un querer cumplir con los procedimientos formales y burocráticos que un deseo real de cambiar las cosas. Por otro lado, Vargas Llosa, escritor económico si los hay, aprovecha el diálogo para hacer un resumen cruento in crescendo de los abusos y tropelías de Fujimori, cuya intención es claramente revolver el estómago del lector y hacerlo reaccionar:

No es difícil imaginarse los diálogos que celebrarán los miembros de la Comisión de la OEA con las autoridades peruanas, a fin de verificar los “avances” de la democracia en el Perú. “¿No volverán ustedes a torturar a un periodista, como hicieron en vísperas de las elecciones con el reportero Fabián Salazar, a quien un comando del SIN, la Gestapo peruana, serruchó un brazo para que entregara los vídeos donde se veía al Presidente del Jurado Nacional de Elecciones y a la flor y nata de la institucionalidad recibiendo órdenes de Montesinos?” “Nunca más”. “¿No volverán ustedes a falsificar un millón de firmas para inscribir la candidatura de Fujimori para los comicios del año 2005, como hicieron en esta elección?”. “Semejante desperfecto involuntario, achacable al mero subdesarrollo, no se repetirá”. “¿Devolverán ustedes los canales de televisión y las estaciones de radio que les robaron a los señores Baruch Ivcher y Delgado Parker porque criticaban al régimen”. “El asunto está en manos del Poder Judicial, cuya independencia es para el régimen principio sacrosanto”. “¿Permitirán ustedes que los canales de señal abierta difundan, por lo menos de tiempo en tiempo, alguna información relativa a la oposición, y no exclusivamente las que convienen a la propaganda del régimen?”. “Respetamos demasiado la libertad de prensa para inmiscuirnos en la política de los canales, cuyo amor al régimen es tan grande que les impide amparar los infundios de sus enemigos. Pero, en señal de buena voluntad, les rogaremos que tengan en cuenta su solicitud”. “¿Se comprometen ustedes a no apoderarse también del diario El Comercio, al que vienen amenazando de distintas formas desde que dejó de apoyar al régimen y comenzó a dar espacio a la crítica?”. “Respetamos la discrepancia alturada. Eso sí, nada podríamos hacer si el Poder Judicial acoge favorablemente las múltiples demandas entabladas contra él, o la SUNAT (oficina de impuestos) envía a la quiebra al Canal N, de cable, (perteneciente a aquel diario), el único medio televisivo en el país que emite una información independiente, no dictada por Montesinos”. “Que los comandos del SIN que asesinaron a los estudiantes y al profesor de La Cantuta, que masacraron a los vecinos de los Barrios Altos confundiéndolos con senderistas, que descuartizaron a Mariella Barreto, que torturaron y violaron a Leonor La Rosa hasta convertirla en el guiñapo humano que es ahora, anden sueltos por las calles de Lima, causa muy mala impresión en el extranjero. Y, más todavía, que, cuando la justicia internacional echa mano a uno de esos criminales, como ocurrió con el torturador y violador Mayor Ricardo Anderson Kohatsu, el gobierno lo salve concediéndole estatuto diplomático. ¿No se podría hacer algo en esta materia?”. “Es difícil, teniendo en cuenta que aquellas personas ya se han beneficiado de una ley de amnistía, dada en aras de la fraternidad que debería reinar siempre entre peruanos. Pero, están bajo observación, y, al próximo asesinato, tortura, secuestro o violación que cometan, la justicia fujimorista caerá sobre ellos y será implacable. ¡Palabra de honor!”.

Todavía recuerdo, por allá en el año 2000, como esa última exclamación repicó en mi cabeza.