Chávez en Diana

Lunes, 7 de junio de 2010

Busco el control remoto y sintonizo Globovisión. En el televisor aparece Chávez. Está en la fábrica de aceite Diana, rodeado de gente, las cámaras siguiéndolo mientras le dan un tour por las máquinas. Lleva una chaqueta verde militar, abotonada hasta el cuello, que casi cubre completamente la camisa roja que lleva debajo como una sudadera. Es un hombre bajito, macizo, un barrilito. No ha tenido una buena semana, pero se le ve enérgico. Se le nota en la manera como camina, en los gestos, en la locuacidad. Lleva varios días desaparecido, atizando las eternas especulaciones sobre su estado de ánimo (“Parece que a Chávez le dio un bajón; está deprimido; no se levanta de la cama…”). Pero, si estuvo deprimido, esta mañana se levantó de buen ánimo, dispuesto a batallar contra sus adversarios.

El vicepresidente Elías Jaua está al lado de él, casi indistinguible del resto de los asistentes y trabajadores -todos uniformados con camisas y cascos rojos. Chávez saluda a la gente, hace preguntas, comentarios, a veces buscando las cámaras si considera que lo que dice o va a decir es importante. El trabajador que lo guía se detiene en una máquina que le pone las tapas a las botellas ya llenas de aceite. Pero cuando comienza a darle una explicación Chávez lo interrumpe:

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Parlamentarias presidenciales

Jueves, 3 de junio de 2010

Alfredo Keller

En la última encuesta de Keller no hay mucho nuevo que comentar. Con respecto a la primera encuesta del año, esta segunda encuesta sigue registrando las mismas tendencias. Los números de Chávez siguen empeorando. 70 por ciento dice que el país necesita un cambio. Sólo el 35 por ciento dice que, de ser hoy las elecciones, votaría por Chávez (versus un 51 que votaría por cualquier otro candidato).

La encuesta también revela que el discurso de Chávez de quitarle a los ricos para darle a los pobre no cala, cosa que sorprende porque el presidente repite este mensaje de una manera casi obsesiva. Ayer lo vi durante una hora entera en una fábrica en el estado Carabobo y me sorprendió el número de veces que insultó a los ricos y a la burguesía, y habló maravillas de las expropiaciones y el socialismo.

Un porcentaje muy pequeño se cree este discurso.

Pero el dato que más me sorprendió no tiene que ver con las expropiaciones, ni con las preferencias electorales, sino con la intención de voto.

Según Keller, un 75 por ciento dice que tiene intención de votar, un porcentaje inusualmente alto para unas elecciones parlamentarias (el promedio es 50 por ciento).

Keller dice que el motivo de esta alta intención de voto podría ser una sobrevaloración de las parlamentarias como motor de cambio, producto de un profunda frustración con el gobierno. Si la cosas estuvieran mejor, menos gente acudiría a las urnas porque pensarían -como suele ocurrir- que la parlamentarias no tienen mayor efecto sobre su día a día. Pero la situación actual lleva a la gente a votar. Como si fuera para presidente.

Otros textos del autor:

Misión Nini

Miércoles, 2 de junio de 2010

En Venezuela hay un porcentaje significativo de la población que no se siente cómoda identificándose ni con el gobierno ni con la oposición, y prefiere autodefinirse como independiente (los famosos Nini). En la última encuesta de Keller este sector asciende al 21 por ciento y, aunque tiende hacia la oposición, no le gusta asociarse con ella y le gustaría ver rostros nuevos, independientes, no asociados al gobierno ni a la oposición tradicional

Eso por un lado.

Por el otro, a la oposición le conviene presentar candidatos unitarios para las elecciones parlamentarias para no dividir el voto antichavista. En las elecciones regionales se perdieron alcaldías y gobernaciones porque el voto opositor se fragmentó.

La oposición ya logró esta unidad, conformando una mesa (la MUD) en la que participaron representantes de las principales fuerzas políticas opositoras. Gracias a esta mesa, y a los acuerdos que se forjaron en ella, la oposición cuenta hoy con un solo candidato por escaño de la Asamblea Nacional.

El problema es el siguiente.

La MUD, que fue indispensable para lograr la unidad, está conformada por los rostros que conforman esa oposición tradicional que los Nini rechazan. Es decir, el mecanismo indispensable para alcanzar la unidad (y no dividir el voto opositor) es también un impedimento para atraer a los Nini.

¿Qué hacer?

Creo que la MUD debe ahora pasar a un segundo plano (a nivel mediático) o buscar nuevos voceros que refresquen y renueven su imagen. La oposición debe hacer un esfuerzo por mostrar su diversidad y evitar que los independientes la encasillen, reduciéndola a ese grupete de diez o doce viejos rostros que tienen una pésima imagen.

La MUD tuvo su momento. Pero ahora hay que atraer a los Nini.

Más sobre los Nini:

  • A los Nini: Por qué los Nini están equivocados.
  • Niniput: ¿Está Venezuela de verdad polarizada?
  • Renovación: Algunas ideas para la campaña electoral.