Por qué el 16D es tan importante

Viernes, 2 de noviembre de 2012

Leopoldo López pulsando todas las teclas correctas:

Déjenme añadir algo a los dicho por López.

Para mí la estrategia de voto y participación le ha dado claros réditos políticos a la oposición. Quizá no ha derrotado ni logrado detener la aplanadora totalitaria de Chávez, pero no queda duda de que, votando y llenando y reconquistando espacios institucionales, la oposición le ha complicado los planes al presidente.

Tomemos el ejemplo de la descentralización.

Con la reforma constitucional Chávez propuso superponer una serie de vicepresidentes regionales elegidos por él encima de la estructura de alcaldes y gobernadores. La oposición no sólo detuvo este plan mediante el voto, derrotando al oficialismo en el referéndum.

También obstaculizó nuevos intentos de centralizar el poder en la capital ganando en 2008 varias de las más importantes gobernaciones. Esas victorias electorales forzaron al gobierno a abandonar el plan de las vicepresidencias y adoptar otras estrategias más graduales para debilitar a las autoridades locales y regionales, primero despojándolas de competencias y asfixiándolas con recortes presupuestarios, y luego introduciendo la figura las comunas.

También permitieron que la oposición aprovechara la reconquista de ciertos espacios para consolidar y aumentar apoyos dentros de estos espacios, una realidad evidente que revela un análisis de los resultados de las parlamentarias de 2010 y las presidenciales del 7 de octubre. Donde sólo gobierna el oficialismo la oposición siempre tiene menos votos (y menor capacidad de ganarlos y defenderlos).

Es posible que Chávez termine haciendo todo lo que se propuso en 2007, pero la oposición, de manera pacífica, ha logrado al menos retrasar y complicar el plan totalitario de Chávez. Votando la oposición se ha mantenido en el pulso.

Nadie duda que ahora viene otro embate a la descentralización, con el asunto de las comunas.

La pregunta es si absteniéndonos vamos a dejarle el camino libre al gobierno para que acabe con las alcaldías y gobernaciones o vamos a seguir cerrándole el paso a este plan como lo hemos hecho durante cinco años, quinquenio durante el cual el gobierno simplemente no ha podido llevar a cabo su plan de eliminar estas importantes trincheras de resistencia democrática.

La MUD y sus críticos

Jueves, 1 de noviembre de 2012

Hay algo curiosamente inconsistente en esta nueva ola de ataques a la MUD. Ya lo he sugerido antes, pero creo que no he sido suficientemente claro.

La principal crítica que se le hace a la MUD es no haber luchado más por condiciones electorales justas; por aceptar el ventajismo y las trampas de todo tipo que caracterizaron el proceso electoral. Bajo este escenario era sencillamente imposible ganar. Y la MUD, dicen, es culpable de llevarnos a todos como corderos al matadero.

El problema es que todo esto se sabía desde antes del 7 de octubre. Todo lo que se dice hoy sobre el ventajismo y las trampas era conocido antes de las elecciones. ¿Por qué entonces muchos de los que reclaman hoy no fueron tan duros con la MUD antes del 7/O? ¿Por qué abrigaron la esperanza de un triunfo y algunos incluso cayeron en el triunfalismo?

Si lo que dicen ahora sobre la MUD es cierto, y la victoria siempre fue imposible, ¿no cometieron ellos el mismo error que ahora atribuyen a la MUD? Y, si ese es el caso, ¿por qué son tan duros ahora con la unidad?

Alek Boyd, por ejemplo, pensaba antes de las elecciones que la oposición no podía ganar bajo las actuales condiciones. Pero lo dijo. Jamás abrigó la más mínima esperanza de triunfo y tuvo la valentía de expresar su opinión cuando las corrientes de opinión fluían poderosamente en su contra. Lo mismo no se puede decir del resto, un grupo que nadó con la corriente de optimismo que desató la campaña de Capriles, pero luego, cuando cruzaron la línea del 7 de octubre, se salieron del río y comenzaron a criticar a los que hasta hace poco nadaban en la misma dirección que ellos. ¿Por qué? ¡Por aceptar lo mismo que ellos estaban aceptando antes de las elecciones!

Ahora bien, no quiero decir con esto que suscribo las opiniones de Alek. Sigo pensando, por razones que he explicado varias veces, que la participación electoral, incluso bajo condiciones tremendamente injustas, era y sigue siendo nuestra mejor opción.

También pienso que antes de las elecciones la oposición nunca había estado en un mejor punto.

Sólo quiero resaltar que los nuevos críticos de la MUD no han sido consistentes como Alek. Al contrario, de la mayoría se desprende un tufillo oportunista.

Capriles postelectoral

Miércoles, 31 de octubre de 2012

Algunos me han reclamado porqué he sido tan suave con Capriles desde el 7 de octubre. ¿Acaso no ha cometido claros errores como otros en la oposición?

Bien, primero quiero recordar que dos meses antes de las elecciones, cuando muchos de los enemigos actuales de Capriles estaban intoxicados por la emoción de su campaña, yo alerté sobre la necesidad de utilizar la espuela y la rémora. Es decir, buscar un equilibrio entre estimular el voto y presionar al CNE.

(También, por cierto, alerté sobre la necesidad de mantener un cauteloso optimismo -temiendo que ocurriera lo que está ocurriendo ahora en algunos sectores, hasta ahora marginales, de la oposición).

Sin embargo, y como ya he dicho, creo que es un error tildar a Capriles de entreguista o ingenuo por haberse apoyado más en la espuela que la rémora. Sigo pensando que Capriles lideró una excelente campaña.

Su aceptación de la derrota, es verdad, ha podido ser mejor articulada, al igual que sus declaraciones posteriores.

Un discurso más elocuente e inteligente ha podido cerrarle el paso a buena parte de las críticas, algunas excesivamente irracionales, que ahora está recibiendo. Pero todos sabemos que ese no es el fuerte de Capriles. Yo en parte no voté por él en las primarias porque valoro -quizá más de lo necesario- la importancia del lenguaje en la política.

También me pareció una estupidez cuando Capriles declaró, después del 7/O, que él había derrotado “la vieja política.” Él sabe muy bien que los militantes de AD y Copei, jóvenes y viejos, interpretan esa declaración como un agravio. También sabe que en cientos de municipios alcaldes y candidatos a alcaldes adecos y copeyanos fueron sus jefes de campaña locales y lucharon muy duro por su victoria. ¿Por qué entonces pegarles esa cachetada?

Finalmente, quiero aclarar algo. Para mí el camino a seguir está muy claro: participar en las regionales, combatir el desánimo y la abstención, y tratar de obtener el mayor número posible de gobernaciones. No tengo ningún problema con quienes exigen que la oposición busque maneras de presionar más efectivamente al CNE.

Pero sí tengo problemas con las personas que están tratando de ensuciar la labor de la unidad con críticas absurdas que, consciente o inconscientemente, causan divisiones, promueven la abstención y erosionan la confianza en personas que han hecho muy buen trabajo.

Si no me he enfocado en las pifias de Capriles es porque los errores y la actitud de algunos de sus adversarios me parecen mucho peores.

Testigos en perspectiva

Martes, 30 de octubre de 2012

Así que Leopoldo López por fin está yéndose de frente contra sus críticos más radicales. Y, aunque ya me estaba preguntando porqué la reacción no había sido más rápida, siempre es mejor un poco tarde que nunca.

¿Qué está diciendo ahora López?

En primer lugar que la cobertura de testigos ha sido la mejor que ha tenido la oposición desde que Chávez asumió el poder. Y, aunque hasta ahora el público sólo ha tenido acceso a 90 por ciento de las actas, López asegura que se cubrieron 96 por ciento de las mesas.

Pero tomemos como referencia el 90 por ciento, el número más conservador. ¿Representa esta cifra un éxito? Considerando que en 2010, cuando la oposición ganó el voto popular, sólo cubrimos el 70 por ciento de la mesas, ese número claro que representa un triunfo organizativo, pues se mejoró en un 20 por ciento la cobertura. Cualquier juicio sobre los testigos el 7/0 debe comenzar reconociendo este avance.

Esto no quiere decir que no queda muchísimo por hacer o que no hay un amplio espacio para mejoras. Con cobertura o no, Chávez obtuvo el triunfo en las elecciones y la idea de cubrir todas las mesas era ganar. Pero calificar c0mo una fracaso la labor que se hizo con los testigos el 7/O es sumamente injusto, y también torpe, porque nos impide ver las áreas en donde las fallas de la oposición son más importantes a la hora de explicar la derrota.

Por otro lado, López también expuso varias mentiras que ha lanzado la gente de Esdata, específicamente el número de mesas donde Chávez ganó con un 100 por ciento de los votos, o con menos de veinte votos. ¿Va a pedir perdón Alfredo Weil por esta imprecisión?

Lo dudo. Lo más probable es que se olvide de esos datos y encuentre pronto otra cosa de qué quejarse.

Y ya yo sospecho por donde viene la cosa. Discutir con Weil es como pelar una cebolla. Siempre aparecen más capas. Y no digo que algunas de sus críticas no sean válidas, porque algunas lo son. Pero Weil pareciera pensar que para él brillar la oposición en su conjunto tiene que ser vista como incompetente, ingenua y entreguista. Por eso le cuesta tanto poner las cosas en perspectiva.

Listas de deseos no son un plan de acción

Lunes, 29 de octubre de 2012

Hasta ahora el debate postelectoral se ha dividido en básicamente tres bandos.

El primer grupo está conformado lo que piensan que hubo fraude electrónico, un grupo minoritario y medio fanático cuyo alcance -espero- se circunscribe a los suburbios más extremistas de Twitter.

El segundo y el tercero se parecen más de lo que algunos quieren hacer creer. Ambos piensan que la oposición debe seguir por el camino de la participación electoral y al mismo tiempo luchar por mejores condiciones electorales.

Las diferencia entre estos dos grupos es que uno piensa que el otro es ingenuo y/o entreguista. El segundo grupo piensa que la MUD y Capriles todavía no se han percatado que el CNE juega para el gobierno y que el oficialismo comete todo tipo de trampas durante el proceso electoral.

Para esto aprovechan cualquier declaración torpe o poco contundente de Capriles, Aveledo, López o Teresa Albanes para demostrar que el liderazgo opositor no ve lo que ellos ven con tanta claridad: el CNE es un brazo electoral del gobierno. Como ya he dicho, esto es una falacia y no necesito repetir otra vez el porqué.

La buena noticia, sin embargo, es que poco a poco la mayoría de la oposición ha ido convergiendo en la necesidad de participar en los procesos electorales “y” luchar más efectivamente por mejores condiciones electorales.

Ahora bien, ¿cómo se logra nivelar el terreno electoral si ya sabemos que no basta con denunciar el ventajismo o las trampas ante las instituciones públicas dominadas por el chavismo?

Hasta ahora se ha debatido muy poco esta pregunta. Alfredo Weil y compañía, por ejemplo, acaban de publicar un comunicado en el que dicen que “llegó la hora de plantear una justa lucha por elecciones auténticas.” Para alcanzar este objetivo proponen acciones como convocar a un Referéndum Consultivo para transformar de raíz el sistema electoral, adelantar las elecciones legislativas con el objetivo de reincorporar el principio de representación proporcional, forzar al CNE a que se realice una auditoría del Registro Electoral, impedir el uso del captahuella, exigir anulación de circuitos electorales, etc.

En fin, estos compañeros están pidiendo que Venezuela se convierta en una democracia avanzada, sin pensar que, si estos cambios fuesen tan fáciles de impulsar, ya alguien los habría impulsado hace tiempo.

¿Qué pasa, por ejemplo, si el gobierno, que ahora tiene control sobre la FAN, se niega a hacer una auditoría del REP? ¿Piensan de verdad que basta con decir queremos adelantar las elecciones legislativas para que eso ocurra? Y, si no logramos que el oficialismo ceda ante estas exigencias (como seguramente va a ocurrir), ¿qué acciones específicas vamos a tomar y qué objetivos concretos vamos a lograr con esas acciones? Si no es la abstención, que es rechazada por la mayoría, ¿qué acciones vamos a tomar si el gobierno no cede?

Yo creo que ahí es donde está el verdadero punto de partida.

En otras palabras, en la carta de Weil y compañía veo una lista de algunas cosas que nos gustaría que pasaran, pero que en el fondo no tiene una gran utilidad práctica.

Otros han hecho propuestas un poco más específicas, pero que siguen siendo humosas. María Corina y Alonso Moleiro, por ejemplo, han asomado la protesta ciudadana como mecanismo de presión para lograr mejores condiciones electorales.

Pero hace falta establecer objetivos concretos, pragmáticos y realistas, y conformar equipos que se ocupen de trabajar en el cumplimiento de estos objetivos.

Por ejemplo, se pueden establecer metas concretas bajo criterios inteligentes. De aquí al 16 de diciembre, ¿es más fácil impedir el uso de la captahuella o acabar con el uso de recursos públicos en las campañas electorales del oficialismo? ¿O se puede hacer simultáneamente un trabajo de presión en las dos áreas, quizá viendo la segunda como una lucha simbólica que no espera alcanzar grandes resultados pero sí ir poco a poco resquebrajando la imagen del gobierno? Si vamos a presionar más fuertemente para que se audite el REP, ¿debemos hacerlo antes o después de las elecciones? ¿Qué pasos específicos vamos a tomar para ejercer mayor presión sobre el CNE? ¿Vamos a pedirle al CNE que se transforme radicalmente en un órgano justo e independiente o vamos a presionar para que ceda en cosas concretas?