Parlamentarias presidenciales

Jueves, 3 de junio de 2010

Alfredo Keller

En la última encuesta de Keller no hay mucho nuevo que comentar. Con respecto a la primera encuesta del año, esta segunda encuesta sigue registrando las mismas tendencias. Los números de Chávez siguen empeorando. 70 por ciento dice que el país necesita un cambio. Sólo el 35 por ciento dice que, de ser hoy las elecciones, votaría por Chávez (versus un 51 que votaría por cualquier otro candidato).

La encuesta también revela que el discurso de Chávez de quitarle a los ricos para darle a los pobre no cala, cosa que sorprende porque el presidente repite este mensaje de una manera casi obsesiva. Ayer lo vi durante una hora entera en una fábrica en el estado Carabobo y me sorprendió el número de veces que insultó a los ricos y a la burguesía, y habló maravillas de las expropiaciones y el socialismo.

Un porcentaje muy pequeño se cree este discurso.

Pero el dato que más me sorprendió no tiene que ver con las expropiaciones, ni con las preferencias electorales, sino con la intención de voto.

Según Keller, un 75 por ciento dice que tiene intención de votar, un porcentaje inusualmente alto para unas elecciones parlamentarias (el promedio es 50 por ciento).

Keller dice que el motivo de esta alta intención de voto podría ser una sobrevaloración de las parlamentarias como motor de cambio, producto de un profunda frustración con el gobierno. Si la cosas estuvieran mejor, menos gente acudiría a las urnas porque pensarían -como suele ocurrir- que la parlamentarias no tienen mayor efecto sobre su día a día. Pero la situación actual lleva a la gente a votar. Como si fuera para presidente.

Otros textos del autor:

Misión Nini

Miércoles, 2 de junio de 2010

En Venezuela hay un porcentaje significativo de la población que no se siente cómoda identificándose ni con el gobierno ni con la oposición, y prefiere autodefinirse como independiente (los famosos Nini). En la última encuesta de Keller este sector asciende al 21 por ciento y, aunque tiende hacia la oposición, no le gusta asociarse con ella y le gustaría ver rostros nuevos, independientes, no asociados al gobierno ni a la oposición tradicional

Eso por un lado.

Por el otro, a la oposición le conviene presentar candidatos unitarios para las elecciones parlamentarias para no dividir el voto antichavista. En las elecciones regionales se perdieron alcaldías y gobernaciones porque el voto opositor se fragmentó.

La oposición ya logró esta unidad, conformando una mesa (la MUD) en la que participaron representantes de las principales fuerzas políticas opositoras. Gracias a esta mesa, y a los acuerdos que se forjaron en ella, la oposición cuenta hoy con un solo candidato por escaño de la Asamblea Nacional.

El problema es el siguiente.

La MUD, que fue indispensable para lograr la unidad, está conformada por los rostros que conforman esa oposición tradicional que los Nini rechazan. Es decir, el mecanismo indispensable para alcanzar la unidad (y no dividir el voto opositor) es también un impedimento para atraer a los Nini.

¿Qué hacer?

Creo que la MUD debe ahora pasar a un segundo plano (a nivel mediático) o buscar nuevos voceros que refresquen y renueven su imagen. La oposición debe hacer un esfuerzo por mostrar su diversidad y evitar que los independientes la encasillen, reduciéndola a ese grupete de diez o doce viejos rostros que tienen una pésima imagen.

La MUD tuvo su momento. Pero ahora hay que atraer a los Nini.

Más sobre los Nini:

  • A los Nini: Por qué los Nini están equivocados.
  • Niniput: ¿Está Venezuela de verdad polarizada?
  • Renovación: Algunas ideas para la campaña electoral.

El legado de Uribe

Lunes, 31 de mayo de 2010

En 2002, cuando Álvaro Uribe fue electo presidente, la violencia en Colombia amenazaba con convertir al país en un estado fallido. Un día cualquiera 80 personas podían ser asesinadas, ocho secuestradas y más de mil desplazadas de sus hogares. Una base militar podía ser tomada por las FARC o docenas de campesinos masacrados por los paramilitares. La situación era tan grave que más de dos millones de colombianos habían migrado.

Hoy el panorama luce muy distinto. En ocho años las FARC han sido reducidas a menos de la mitad; se logró desmovilizar a unos 30 mil paramilitares; los secuestros han caído en casi un 90 por ciento; y los homicidios en casi un 50 por ciento. La guerrilla ha sido desplazada a áreas remotas del país y su liderazgo ha sido desmembrado.

Tan exitosa ha sido la política de seguridad de Uribe que los principales candidatos presidenciales han prometido continuarla.

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Obama y Lula

Viernes, 28 de mayo de 2010

El País informa que Obama dejó plantado a Lula, cancelando una visita a Brasil pautada para antes de las elecciones presidenciales brasileñas.

Algunas versiones apuntan a que la razón de fondo son las discrepancias sobre Irán.

Otras versiones dicen que Obama no quiere, con su visita, beneficiar o perjudicar a ningún candidato.

Imposible saber cuál versión es cierta.

Pero, de yo ser Obama, la combinación de las dos me hubiese hecho tomar la misma decisión.

Próximamente:

  • ¿Fue Álvaro Uribe un buen presidente para Colombia?

Santos y los falsos positivos

Miércoles, 26 de mayo de 2010

Juan Manuel Santos

Entre los comentadores venezolanos -chavistas y opositores-, se habla mucho de Juan Manuel Santos como un miembro del ala más radical del uribismo. En parte porque el presidente Chávez se ha dedicado a satanizar a Santos. Y en parte porque Santos fue ministro de Defensa cuando estalló el escándalo de los falsos positivos.

En un reportaje Juanita León, editora de La Silla Vacía, muestra una realidad que, como siempre, es más compleja e interesante que los estereotipos. León detalla los esfuerzos que hizo Santos como ministro de Defensa para acabar con los falsos positivos, a veces confrontando la oposición del Comandante del Ejército Mario Montaya, más cercano al presidente Uribe que Santos. León no absuelve a Santos, pero dice que, a diferencia de sus dos antecesores, el candidato del Partido de la U claramente encaró el problema:

Aquí los dejó con un extracto, sobre el caso de Soacha:

El escándalo quizás era muy grande para taparlo, pero en todo caso, lejos de asumir la tradicional actitud de solidaridad de cuerpo, Santos conformó una comisión para investigar el tema.

Creó la figura de inspector delegado para cada brigada que no estaba en la línea de mando y también la de un asesor jurídico operacional para que el comandante de la brigada sepa qué tipo de acciones están acorde con el Derecho Internacional Humanitario.

También sacó una directiva obligando a que el levantamiento de cadáveres fuera realizado solo por fiscales. Es una medida que muchos militares han rechazado porque dicen que entorpece las operaciones militares pues tienen que quedarse cuidando a los guerrilleros muertos mientras llegan los fiscales, pero los expertos en derechos humanos consideran que es un control efectivo para evitar violaciones a las reglas de la guerra.

Santos impulsó la creación de una unidad especial de 20 fiscales para investigar los casos y ordenó a todas las brigadas que entregaran la información requerida tanto por el Coronel Suárez a cargo de la comisión investigadora como a la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.

De esa comisión salieron 15 recomendaciones que el Ministerio puso en práctica, incluido un documento con nuevas reglas de enfrentamiento que si no se queda en el papel debería mejorar el récord de derechos humanos de las Fuerzas Militares.

Los resultados de esa investigación sirvieron de sustento para retirar a los 27 oficiales del Ejército, incluidos tres generales, que fueron despedidos de manera discrecional sin atribuirles específicamente estos delitos.

Esta medida – por la cual se granjeó la enemistad de una buena parte del estamento militar- la tomó Santos en contra de la voluntad del general Montoya, quien inmediatamente presentó su renuncia.

PD: Juanita León, por cierto, es una crítica muy aguda e informada de los excesos del uribismo. Por eso es interesante leer lo que escribe sobre Santos y los falsos positivos.