Sopa de lentejas

Sábado, 14 de enero de 2012

Hay algo retorcido en la manera como se están usando los términos derecha e izquierda cuando se habla de Venezuela.

Ser de derecha es tener un discurso de mayor confrontación y estar abajo en las encuestas. Ser de centro o de centro izquierda es lo contrario.

Lo peor es que esto ha llevado al extremo de hablar de Primero Justicia como si fuera el Partido de los Trabajadores brasileño y de Pablo Medina ¡como un derechista!

También de poner a María Corina y Leopoldo, que tienen muy pocas diferencias ideológicas en sus propuestas (y ambos serían los primeros en admitirlo), en diferentes bandos del espectro ideológico o al menos en puntos relativamente lejanos.

Una cosa es ser nocivamente radical en el discurso de confrontación (algo que he criticado) y otra cosa totalmente distinta es la orientación ideológica.

Más sobre esto luego, porque es un tema importante.

 

María Corina Machado

Sábado, 14 de noviembre de 2011

En los debates ha demostrado ser la más estudiosa e intelectualmente disciplinada, con un conocimiento y manejo de los issues superior al de los demás candidatos. Y ya van dos o tres veces que ha dado demostraciones de una habilidad envidiable que no tienen los otros: rapidez de reacción; agilidad mental; un agudo olfato para ver una oportunidad y aprovecharla; talento para decir lo acertado en el momento indicado.

Y esto lo dice alguien que, por esa mezcla de tontos prejuicios y predisposiciones naturales que muchas veces ofuscan la razón, no había sentido nunca ninguna atracción hacia ella. Probablemente quede de cuarta en las primarias y tiene la desventaja de no calar en sectores del electorado que la oposición necesita, pero su reaparición (como diputada y ahora como precandidata) ha sido una de las más gratas sorpresas políticas del último año. Sin ella la oposición desmejoraría.

Vean esto de ayer, si no me creen:

La lógica para votar

Jueves, 12 de enero de 2012

A través de Carlos Blanco, llegué a este artículo de Antonio Sánchez García argumentando que los venezolanos deben votar en las primarias por su candidato favorito independientemente de lo que dicen las encuestas:

…quien quisiera votar por Diego Arria, por María Corina Machado, por Leopoldo López o por Pablo Medina desista de hacerlo, aunque sus discursos les parezcan los más coherentes, sólidos y cónsonos con lo que demanda la circunstancia histórica que vivimos, porque según las encuestas ganarán Henrique Capriles o Pablo Pérez, es, por decir lo menos, cuestión muy lamentable. El sentido de las Primarias radica precisamente en la sana y muy razonable voluntad de escapar al influjo extra político, mercantilista y manipulador de los mecanismos de marketing comercial. Y permitir que la voluntad del elector fluya y se exprese de la manera más diáfana posible, según permita su propia experiencia y reflexión. Sin secuestros mediatizadores.

He estado pensando sobre este tema, porque entre todos los candidatos opositores no puedo decir que me inclino con facilidad hacia uno de los dos que puntean las encuestas, Capriles y Pérez.

Pero, aunque en este sentido me vendría bien darle la razón a Sánchez García, pienso que está equivocado.

En primer lugar, una aclaración sobre las encuestas. Es cierto que el comportamiento de varios encuestadores es vergonzoso. La erosión de la estima y el respeto que no hace mucho inspiraban analistas como Oscar Schemel y Luis Vicente León es justificada.

(Un ejemplo que citó el lunes Fernando Rodríguez: Keller dice que Graterón dobla a Muchacho en Chacao; Datos que Graterón gana pero por poco puntos; y Datanálisis que Muchacho triunfa con una cómoda ventaja).

Ahora bien, se puede criticar a las encuestadoras y también reconocer que para las primarias presidenciales todas los sondeos registran que Capriles lidera la carrera, seguido por Pérez y López. Todas las encuestas coinciden en que Capriles, por ejemplo, le lleva una inmensa ventaja a María Corina Machado y Diego Arria.

Lo que me lleva al argumento de Sánchez García.

En 2000 Al Gore perdió contra George W. Bush por una diferencia menor al porcentaje que sacó Ralph Nader. Forzados a escoger entre Bush y Gore, casi la totalidad de los votantes de Nader hubiese votado sin pensarlo por Al Gore. Pero votando por Nader le entregaron la victoria a un candidato que, desde su punto de vista, era mucho peor que Gore. Este es un caso que prueba que lo perfecto a veces es lo opuesto de lo bueno. Los votantes han debido examinar las encuestas antes de votar.

Sánchez García puede argumentar con razón que ahora, en Venezuela, no tenemos una situación similar a las elecciones Bush vs. Gore. De hecho, yo lo apoyaría en esa afirmación.

Pero no podemos olvidar que esto es un asunto de opinión. Si una persona que apoya a MCM ve una inmensa diferencia entre Pérez y Capriles tiene sentido que vote por uno de ellos si MCM sigue con un porcentaje minúsculo en la mayoría de las encuestas.

Ponle corazón

Miércoles, 11 de enero de 2011

Los amigos de Voto Joven, Un Mundo sin Mordaza y Voto Joven me enviaron su última producción. Aquí se las dejo:

El otro lado del ventajismo

Miércoles, 11 de enero de 2012

El ventajismo electoral financiero en Venezuela tiene dos lados. Por un lado el gobierno utiliza el dinero del Estado para financiar su campaña. Por el otro asfixia casi todas las potenciales fuentes de financiamiento de la oposición.

Imaginemos el escenario de una oposición dispuesta a cualquier cosa, incluyendo violar la ley, para conseguir dinero para la campaña. Las potenciales fuentes de dinero de la oposición son fundamentalmente tres: el sector privado, las contribuciones individuales, y el presupuesto de las alcaldías y gobernaciones.

El gobierno ha tomado medidas para cerrar lo más posible estas vías. Es decir: así la oposición esté dispuesta a comportarse como el presidente y utilizar recursos públicos o fuentes prohibidas para nivelar el terreno electoral, no lograría casi nada.

En primer lugar están los empresarios.

Por la discreción en la asignación de divisas, las amenazas de expropiación, el uso del SENIAT como herramienta de retaliación política y tantos otros mecanismos de intimidación (y también premiación), muchos empresarios no quieren tomar el riesgo de darle dinero a la oposición.

Tomemos el caso de Parlamat. A finales de noviembre la empresa emitió un comunicado negando unas graves acusaciones del gobierno. Chávez respondió fúrico, acusándolos por segunda vez de acaparamiento. Parlmalat entonces reculó con un patético comunicado.

¿Piensan que Parmalat se va a arriesgar a darle dinero al ganador de las primarias?

Las alcaldías y gobernaciones pueden hacer lo mismo que Chávez y utilizar recursos públicos para la campaña presidencial. Pero en los últimos años el gobierno ha hecho todo lo posible para asfixiar financieramente a los principales gobernadores y alcaldes opositores.

El caso de la alcaldía Metropolitana es ilustrativo. Desde 2008, cuando Ledezma tomó posesión del cargo, hasta el día de hoy, su presupuesto se ha reducido por más de la mitad.

Así Ledezma decida gastar ese repele en la campaña presidencial o en políticas populistas, su capacidad de competir con el gobierno en esta materia es limitada.

Ah, y se me olvidaba algo: la puerta del cielo. El año pasado, en una entrevista con RCN, el narcotraficante Walid Makled contó que contribuyó con dos millones de dólares para el referendo de 2004. Como gesto de agradecimiento, alguien en el oficialismo le consiguió -nada menos- la concesión de Puerto Cabello.

Pero esto, claro, estaría al otro lado de la ecuación.