Las virtudes de la arbitrariedad

Miércoles, 7 de diciembre de 2011

Hace ya como quince años fui con un amigo a una conferencia del poeta chileno Gonzalo Rojas. Al final de la conferencia nos acercamos a él y nos invitó a desayunar en su hotel el día siguiente. De ese desayuno no recuerdo nada, excepto una frase que me dijo sobre Octavio Paz: “Sus ensayos son tremendamente arbitrarios, pero eso no importa porque también son muy estimulantes.”

En ese momento no comprendí. ¿Cómo puede ser un escritor bueno y al mismo tiempo arbitrario?

Pero luego, leyendo los ensayos de Paz, lo entendí. También leyendo los ensayos de Milan Kundera.

La novela nació durante la Ilustración, pero a diferencia de la Ilustración la risa forma parte de su ADN. En su discurso de aceptación del Premio Jerusalén de Literatura, Kundera desarrolla esta idea: “Hay un refrán judío que dice El hombre piensa, Dios se ríe. Inspirado por este adagio, me gusta imaginar cómo un día François Rabelais escuchó la risa de Dios y así nació la primera gran novela europea. Me causa placer pensar que el arte de la novela nació como un eco de la risa de Dios.”

Según Kundera, Rabelais bautizó agélastes a los enemigos de la risa, a los que no tienen sentido del humor. “No hay paz posible entre el novelista y los agélastes. Nunca habiendo escuchado la risa de Dios, los agélastes están convencidos de que la verdad es obvia y una sola. Pero es precisamente cuando se pierde la certidumbre de la verdad y de los acuerdos unánimes de los otros que el hombre se hace individuo. La novela es el paraíso imaginario de los individuos. Es un territorio en que nadie posee la verdad absoluta….pero donde todo el mundo tiene el derecho a ser comprendido.”

Kundera tiene razón separando la novela del universo de las certidumbres religiosas o ideológicas. Después de todo, no hay mejor terreno que la novela para celebrar las contradicciones, las ambiguedades, los grises y el desorden general de la condición humana.

Dicho esto, creo que hay algo inicuo en este razonamiento.

¿Por qué asociar la risa y el humor al desorden e incertidumbre existencial? ¿No es tan válido ligar esta “pérdida de la certidumbre de la verdad” a algo más cercano a la desesperación, como lo hicieron Sartre y Camus? ¿Por qué imaginar carcajadas celestiales y no gritos de Munch?

Esta asociación de ideas es tremendamente arbitraria, para utilizar las palabras de Gonzalo Rojas.

Pero no se puede negar que es muy poética y hermosa.

Deliberadamente inconsciente

Miércoles, 30 de noviembre de 2011

Alberto Barrera Tyszka

Sigo pensando que su biografía de Chávez es su mejor libro, pero su novela Rating está salpicada con agudas observaciones, como cuando el narrador reflexiona sobre nuestras acciones deliberadamente inconscientes:

Comencé a engañarla y teminé sometiéndola al clásico método masculino para terminar las relaciones. En ese momento lo hice de manera inconsciente; después, con los años, he ido descubriendo y entendiendo la lógica que nos guía cuando nos toca romper con las mujeres. El procedimiento consiste en dinamitar la vida cotidiana, llenar de petardos a la esposa o concubina, cercarla, hacerle imposible la existencia, pero manteniendo siempre, y aquí está el elemento importante, la más sorprendente naturalidad, una suerte de presencia y de ánimo de normalidad tal que, más temprano que tarde, desquicia a cualquiera. El resultado casi siempre es el mismo: la mujer, deshecha y harta, manda al hombre al carajo, lo corre de la casa, le exige acabar ya con ese amor. El hombre logra su objetivo: que lo boten de la casa sin motivos aparentes. Probablemente, ésa sea una de las grandes fantasías masculinas: salir del matrimonio sin culpa.

Así de complejas son las relaciones.

Boom, teatro, musicales y el viejo debate

Martes, 29 de noviembre de 2011

Más sobre el tema del origen del boom del teatro en Caracas.

Fíjense en este dato:

Hace unos años Producciones Palo de Agua decidió aventurarse en un terreno riesgoso e inexplorado en Venezuela: el teatro musical. El terreno es riesgoso porque es un tipo de teatro muy costoso que requiere de un equipo de producción muy grande y de decenas de músicos y personas en escena.

El experimento no sólo fue un rotundo éxito. Desde entonces otras dos productoras han incursionado también con éxito en este género teatral, siguiendo los pasos precursores de Palo de Agua.

Otro detalle interesante.

Como ya expliqué antes, las políticas autoritarias de Chávez provocaron en gran parte el boom del teatro a través del golpe letal que infligieron a la industria de las telenovelas. Este golpe provocó una migración a las tablas de las estrellas de televisión que, a su vez, atrajo a un público más grande para el teatro.

Pero las políticas discriminatorias del gobierno también han obligado a muchos grupos teatrales a adaptarse a las realidades del mercado.

Antes muchos grupos de teatro producían obras de teatro elitistas, porque sobrevivían gracias a los subsidios del Estado y podían darse ese lujo. Pero luego el gobierno les quitó los subsidios por su negativa a alinearse con la revolución y entonces no les quedó otra que producir obras más accesibles. Acercarse al público se convirtió en una manera de no cambiar de profesión, no sucumbir ante la presión oficial y seguir ganándose la vida a través de su vocación.

Es decir, detrás del boom del teatro hay también una especie de forzada reconciliación de los artistas con el mercado.

Entre las limitaciones a la creatividad y la integridad artística impuestas por el mercado y el Estado, los artistas venezolanos prefieren claramente las del mercado.

Basado en una conversación con Vyana Rodríguez Preti, gerente general de Producciones Palo de Agua.

Rating

Miércoles, 16 de noviembre de 2011

En su última novela Rating, Alberto Barrera está describiendo un diálogo y deja caer esta iluminadora observación:

Toda conversación produce otros cuerpos, distintos a las formas físicas que pronuncian las palabras, que emiten los sonidos. Es un juego de reflejos donde el lenguaje se reproduce y cambia, transforma su naturaleza y adquiere otros volúmenes, se apropia de las figuras para transformarlas. Las palabras son un espejo. Por eso Izquierdo está tendido en el piso, desesperado alzando los brazos y las piernas, en guardia, tratando de defenderse de un Quevedo que, a cuatro patas, con su sola presencia, lo tiene sometido.

Si no conocemos a los dos interlocutores de Barrera; si no entendemos la dinámica de la relación ni de la conversación; si no escuchamos el sonido de la voces, sino sólo el movimiento de sus bocas y su lenguaje corporal, la escena sería un simple diálogo como cualquier otro, como si conversaran del clima.

Pero si entendemos cabalmente la dinámica de la conversación veremos esos cuerpos a los que se refiere Barrera; veremos a Izquierdo tendido en el piso y a Quevedo en cuatro patas como un perro rabioso, acorralando y sometiendo a su amigo. Para ser más precisos, o menos poéticos, no veremos literalmente a esos cuerpos si no reaccionaremos a la escena como si estuviésemos viéndolos porque eso es lo que está ocurriendo. Sólo que las señas visuales y auditivas no le hacen justicia a la realidad.

Claro está que Barrera no es el primer artista en hacer este descubrimiento.

Hace como diez años, en Londres, me crucé en una esquina con una señora como de cien años de edad. El rostro, de pronto, se le desdibujó en una expresión de miedo. Capté enseguida qué había provocado esa expresión: una carroza fúnebre que, muy lentamente, pasaba cerca de nosotros. El rostro de la viejita proyectaba su miedo a la muerte. A mí, setenta años menor, la carroza me pasó muy lejos. A ella le pasó cerca.

No fue precisamente el lenguaje el que reprodujo y cambió, y se apropió del físico de la viejita para transformarlo. Fueron otras señas igualmente elocuentes las que desfiguraron su rostro y me hicieron recordar a Picasso y su Autorretato ante la muerte.

Un gran logro de la revolución

Martes, 25 de octubre de 2011

El boom del teatro es una las cosas que más me ha sorprendido (positivamente) desde que llegué a Caracas.

Diógenes y las camisas voladores, Petroleros suicidas, Salto atrás con hermanos Marx, El cornudo 2, Una más y la cuenta…la oferta de teatro en Caracas es cada vez más variada y numerosa.

El resto del país empeora. Uno ve, por ejemplo, edificios de clase media que se han deteriorado hasta parecer casi ranchos; viejas antenas parabólicas de las que brotan retoños verdes que parecen ir carcomiendo, como hongos o moho, la anacrónica estructura de metal; semáforos de adorno a los que ya nadie presta atención; o ramas de árboles desbordándose hacia las avenidas casi tocando los techos de los carros; o pedazos de calle levantados por raíces de arboles como si la selva le estuviese ganándole la batalla a la civilización (poderosa metáfora del duelo político nacional).

Pero el teatro está en auge, desafiando y hasta ahora venciendo estas corrientes negativas.

¿Por qué ocurre esto?

La respuesta me la dio mi mamá: Hugo Chávez.

Y no me refiero a que Hugo Chávez está revitalizando el teatro nacional a través de subsidios culturales. Me refiero a que el origen del boom está en las políticas represivas y autoritarias del gobierno.

En un artículo en Polinomics, Gustavo Rojas Matute despliega con detalle esta explicación.

El teatro venezolano, dice Rojas, siempre había sido una actividad precaria, cuyo modelo de negocios se basaba en mantener los precios bajos para atraer al público. Y para poder mantener los precios bajos los subsidios del Estado eran indispensables.

Pero los subsidios dependían del precio del petróleo y durante los 80 y los 90 la actividad teatral se redujo hasta casi extinguirse.

Pero luego ocurrieron dos cosas: la Ley Resorte (que impuso regulaciones sobre los horarios de las telenovelas) y el cierre de RCTV, el más grande productor de novelas del país.

Estas dos cosas infligieron un golpe letal a la industria nacional de telenovelas.

Y mermada la industria de las telenovelas, explica Rojas, “muchas celebridades tuvieron que migrar a las tablas, ya no por pasión, sino por necesidad.”

Las estrellas de las novelas atraen público y el público atrae dinero y el dinero permite hacer más obras y estimula la competencia. Rojas cita un estudio que revela que la mayoría de las obras de Broadway garantizan su éxito con la presencia de una gran celebridad.

A esto hay que sumar dos factores adicionales. El primero es que los productores de teatro venezolano se han vuelto más hábiles creando un modelo de negocios rentable para sus obras -buscando y diversificando patrocinios, por ejemplo. El segundo es el otro boom -el de stand-up comedy-, que es a la vez un resultado y un potenciador del boom de teatro.

No sólo son los fracasos. Hasta los logros de la revolución son producto del autoritarismo, la chapucería y la improvisación.