Claridad como cortesía para el elector

Sábado, 11 de febrero de 2012

Mejor que el resto, María Corina Machado ha sabido debatir y presentar con elocuencia su visión de país, y contrastar intelectualmente su propuesta con la de los demás candidatos. Y lo hace sin caer jamás en el insulto o la descalificación.

En las posiciones de los otros hay una notable falta de interés en precisar que los separa del adversario.

Pero en las de ella hay claridad y precisión conceptual. Uno puede tener desacuerdos con algunos aspectos y suposiciones de su estrategia y al mismo tiempo admirar matices y sutilezas de su discurso; un discurso, por cierto, que tiene solidez racional, pero al mismo tiempo es tácticamente ingenioso porque ofrece un genuino camino alterno a Pablo, Capriles y Arria. Un candidato que va abajo en las encuestas debe ofrecer algo que no ofrecen los que van arriba.

¿Dará esta estrategia réditos electorales tangibles? Es probable que no, pero eso no nos debe cegar al talento de MCM.

Fíjense como se contrasta con Capriles Radonski y Diego Arria a la vez que corrige, critica y matiza algunas de las más discutibles posiciones y actitudes de ambos:

[El 12 de febrero] no sólo debemos elegir a la persona que pueda aglutinar a los mejores de todos los sectores. Dos de los candidatos plantean que hay que acabar con la impunidad y trabajar por la reconciliación. Yo creo en la necesidad de reconciliación, pero también creo que hay que derrotar a Hugo Chávez. Hacerlo de frente, llamando las cosas por su nombre…

Empezamos de cero y uno a uno se fueron sumando ciudadanos que tenemos una visión común, que queremos una Venezuela de progreso, prosperidad y respeto, que queremos votar como no lo hemos hecho en los últimos 50 años, que queremos una ruptura con el pasado y el presente, entendiendo lo malo y lo bueno que hubo.

Es decir, no hay que descartar un equilibrio entre enfatizar la reconciliación, la participación y la lucha por espacios bajo circunstancias adversas, y la necesidad de confrontar algunas ideas y valores, y desmontar creencias y falsas narrativas que benefician enormemente a Hugo Chávez. Y tampoco hay que olvidar que la visión chavista del pasado es una falacia y que el puntofijismo es Jaime Lusinchi y Blanca Ibañez, pero también Pérez Alfonso y Rómulo Betancourt; y que hoy, gracias en parte al trabajo, criterio o valentía de veteranos como Petkoff, Aveledo, Ledezma y muchos otros, la oposición, como dice Petkoff, “está mejor que nunca.”

Claridad es cortesía, decía Ortega y Gasset.

¿Tengo divergencias con MCM?

Sí las tengo. Una ya la expliqué y tiene que ver con su suposición (quizá simple eslógan) de que “somos mayoría.” Sus posiciones religiosas pueden chocar con ciertas tendencias sediciosas mías hacia el libertinaje. Y quizá la más importante es que su discurso, que puede ser inteligente, elocuente, matizado e increíblemente versado en el universo de opciones de políticas públicas, se desliza a veces hacia la estridencia o cae en el exabrupto.

Otro problema es si MCM es elegible; si no es una figura demasiado fácil de satanizar.

Pero yo no tengo que preocuparme por nada de esto porque voto por ella no para que gane sino para elevar su perfil y premiar su trabajo y la manera como ha enriquecido el verdadero debate de ideas y propuestas en la campaña.

Y, como no tengo ningún problema apoyando y defendiendo a capa y espada a Pablo o Henrique Capriles si ganan las primarias, puedo darme el lujo de irme con una tercera opción.

El Estado del Ogro

Sábado, 11 de febrero de 2012

¿En qué países en el mundo el Estado juego un rol grande en la vida económica y en qué países juega un rol pequeño?

Via Niall Ferguson, me entero que el Fondo Monetario Internacional publica datos que responden muy bien esta pregunta: el gasto total del gobierno como porcentaje del PIB.

Y el FMI revela que en China, el ejemplo emblemático del resurgiente “capitalismo de Estado” puesto de moda por Ian Bremmer, el gasto público representa apenas el 23 por ciento del PIB. En Estados Unidos representa el 44 por ciento; en Alemania el 48 por ciento; en Dinamarca ¡el 58 por ciento!

Otro indicador clave es la parte del PIB que cuenta por la adquisición de bienes y servicios por parte del gobierno. En Estados Unidos es el 17 por ciento; en Alemania el 18 por ciento; en Dinamarca el 27 por ciento. Y en China, una vez más, el porcentaje es sorpresivamente bajo: 13 por ciento.

¿Donde está Venezuela en esta lista?

Según cifras de 2009 (las más recientes son proyecciones), nuestro país está por debajo de Estados Unidos, Argentina y Brasil -por no hablar de los países europeos- en el gasto total del gobierno como porcentaje del PIB.

Mientras que en Brasil y Argentina el gasto público representa el 38 por ciento del PIB, en Venezuela representa el 33. Pero en las proyecciones para 2012, hay que decir, Venezuela sube varios puestos y supera a ambos vecinos, aunque no todavía a Estados Unidos.

El ogro filántropico, al parecer, todavía puede ser contenido.

Aunque, a juzgar por la proyecciones del FMI, no por mucho tiempo.

Despejando la neblina

Sábado, 11 de febrero de 2012

Viendo un par de veces su programa en Globovisión y leyendo su última columna en Tal Cual, me he dado cuenta que Kiko Bautista mezcla conceptos.

Hay un debate sobre hasta que punto se debe confrontar al presidente en el discurso.

Para mí esta discusión -en su versión más elevada- es legítima y ya he expresado en este espacio tanto mis dudas como los matices claves de mi posición.

Hay otro debate -ya hace tiempo resuelto- sobre la estrategia de la oposición entre 2002 y 2006. Este debate es sobre si la participación electoral y la lucha por preservar y reconquistar espacios en las estructuras de poder ha sido mejor para la oposición que la abstención (boicot de las legislativas) y el cortoplacismo y la búsqueda de atajos (el paro petrolero, abril de 2002).

Sobre este tema ya se ha forjado un consenso de hierro en la oposición; un consenso que, al menos de aquí a octubre, tiene muy pocas probabilidades de resquebrajarse. Ningún precandidato ha propuesto la toma de atajos, boicotear las elecciones o no ir a votar el próximo octubre.

En fin, porque Kiko enreda estas dos discusiones sus argumentos se tropiezan y pierden fuerza.

¿Por qué me molesto en hacer esta distinción? Porque creo que ofuscando los límites que separan estos debates Bautista pierde de vista cuáles son los principales logros o avances (o “pruebas superadas”) de la oposición desde 2006.

Básicamente, son dos.

El primero es haber derrotado la abstención y el cortoplacismo y adoptado una estrategia común de participación electoral, elección de candidatos unitarios y lucha por preservar y reconquistar espacios mediante la presión y el voto en las estructuras de poder. Para mí este es un logro fundamental por razones que ya he explicado detalladamente varias veces.

El segundo es haber levantado una plataforma unitaria capaz de debatir y dirimir mediante acuerdos o consultas populares las diferencias en las propuestas y el discurso de los miembros de la oposición sin salirse de los lineamientos fundamentales de la estrategia común.

Dentro de estos dos logros se circunscriben todos los demás.

¿Los intocables?

Jueves, 9 de febrero de 2012

Benedict Mander en el blog Beyond Brics del FT:

A dogged receiver, John Carney, has filed a flurry of lawsuits (documents here) in a Connecticut-based court over the last couple of days in a bid to recover some of that money – and guess what, one of the people being sued is a former PDVSA executive.

Juan Montes, who was a senior pension fund investment manager at PDVSA, allegedly received almost $36m in bribes in exchange for keeping quiet about approving financial transactions with firms run by Francisco Illarramendi, who now faces 70 years in prison after last year pleading guilty of running a massive Ponzi scheme (in essence, he had set up investment funds on behalf of PDVSA that went badly wrong, and then tried to hide the losses through a series of complex and fraudulent transactions).

…But this is only one of six cases filed in the last few days, with over a dozen people implicated. The biggest accuses Venezuelan financier Moris Beracha of providing “the money or access to money that kept Illarramendi and his scheme afloat”, as well as receiving “approximately” $171,675,738 in fraudulent transfers, which comprised “investor proceeds and other monies that must be recovered for distribution to Illarramendi’s victims and creditors.”

Un ejercicio. Váyanse a Google News Venezuela y pongan los nombres que aparecen en el artículo. ¿Cuántas noticias salen?

Tres, y todas en inglés. En los blogs la noticia sí ha sido cubierta, pero no en los periódicos.

¿Autocensura?

Yo suelo pensar que en las teorías de conspiración contra los medios la mediocridad, la distracción y la simple y llana incompetencia son factores subestimados.

Pero hace unos meses Juan Carlos Zapata me dijo (cito de memoria): “La censura más brava es la que imponen los boliburgueses, los que se pasaron a la oposición y los actuales. Ellos muchas veces le ganan al gobierno en su capacidad para silenciar.”

De estas cosas Zapata sabe.

 

Licita…¿qué?

Miércoles, 8 de febrero de 2012

Últimamente le he dedicado tiempo al tema del ventajismo y me gustaría abordar otra dimensión de este  problema: la asignación ilegal de contratos no a la gente más capacitada, sino a los amigotes. La lógica es simple: “Yo te asigno esta obra o contrato público a tí, te doy mucho más dinero de lo que cuesta, tú te encargas de hacerla y me das (o yo me quedo) una parte de las ganancias.” Con frecuencia el amigote no tiene la habilidad de llevar a cabo el proyecto y subcontrata, inflando el costo de toda la operación (costo adicional=corrupción + subcontratación). Peor aún, la subcontratación a veces se le da a un incompetente que hace la obra mal y entonces hay que volverla a hacer o arreglarla al poco tiempo. Y en muchos casos la obra no se termina o no se comienza.

Esto es una práctica que antecede a Chávez y no excluye a la oposición. Pero durante la última década ha llegado a extremos nunca antes vistos por la combinación de erosión de mecanismos ya débiles de fiscalización con el mayor boom petrolero de la historia de Venezuela (más de 600 mil millones en los últimos trece años). De ese boom, a la oposición le llega una porciúncula si se le compara con las cantidades que maneja el gobierno.

Dos ejemplos, el primero de Simón Boccanegra:

Casi nadie sabe que detrás del Panteón Nacional se está construyendo un panteón particular para Bolívar. La obra está a cargo de la Oficina para Planes y Proyectos Especiales de la Presidencia de la República (OPPE), ahora convertida en Fundación, con la sigla FOPPE. Esta oficina está en manos de Farruco Sesto y el director de la ejecución de sus obras es el arquitecto Lucas Pou Ruan, no sólo amigo sino socio de Farruco desde hace años, en la firma “Sesto y Pou Consultores”, de la cual forma parte también Carlos Pou, hermano de Lucas. Esta empresa fue encargada de varios proyectos de construcción durante los primeros años del régimen. Posteriormente la firma fue disuelta y en su lugar apareció la contratista “Opus 18 Desarrollos C.A.”, cuyos socios principales son, mire qué casualidad, los hermanos Lucas y Carlos Pou. “Coincidencialmente”, esta empresa asumió la construcción de la Villa del Cine, en Guarenas, otorgada a dedo por el ministro Farruco Sesto a sus socios, con el argumento cínico de que tratándose de “una obra artística no era necesaria ninguna licitación”.

Recientemente, con motivo del bicententario del 19 de Abril, fue erigido en la plaza de San Jacinto un horrendo obelisco de 48 metros de altura. Chávez encargó de la obra a la FOPPE. ¿Quién levantó ese bodrio escultórico? Pues, mire qué nueva casualidad, aunque nunca se mencionó el nombre de la empresa constructora ni el costo de la plasta, quien declaró sobre ella, exponiendo todos sus detalles y “méritos” artísticos, fue el caballero Lucas Pou, directivo de la FOPPE, socio de Farruco.

El segundo ejemplo es de una entrevista que le hizo Mirtha Rivero a Beatriz Rangel, ministra de la Secretaría de CAP II. Da una idea de la magnitud del problema:

Fue entonces cuando llegó el ministro de Transporte y Comunicaciones, Roberto Smith, con la buenísima noticia de que, luego de una revisión exhaustiva del registro de contratistas, se había encontrado que de los aproximadamente treinta y cinco mil inscritos -no recuerdo exactamente la cifra- solamente unos quince mil cumplían con los requisitos. Es decir, un poco menos de la mitad cumplía con las exigencias técnicas, financieras y legales. El resto estaba registrado pero no se sabía porqué…¿Quiénes eran esos veinte mil que no cumplían? ¿De dónde salían esas compañìas? Eran la típica compañiíta de un señor que era amigo de un político y el político le conseguía que lo metieran en el registro de contratistas y le asignaran una obra. Por supuesto, el señor de la empresita pico y pala no tenía ninguna capacidad de hacer la obra que le mandaban, pero la subcontrataba a una de las grandes. Pero cuando se subcontrata, veinte por ciento del dinero se pierde, otro veinte por ciento se le da al político que había conseguido el contrato, y al final había que ejecutar una obra con sesenta por ciento de lo presupuestado. Por supuesto que por eso en Venezuela nunca se terminaba una obra.

Si en esa época de CAP II, de bajos precios petroleros, el registro de contratistas de un sólo ministerio tenía treinta y cinco mil inscritos (de los cuales veinte mil no estaban calificados), ¿a cuanto habrá ascendido esa cifra de parásitos durante la era de Chávez? ¿Cuántas “compañiítas” de esas que menciona Rangel habrá creado la revolución considerando no sólo el ingreso sideral de la última década (10 veces mayor al promedio de los años 90), sino también el hecho de que hoy existen muchos menos controles y la nomina estatal se ha inflado? ¿A cuántos de esos contratistas de ministerios, gobernaciones y alcaldías le conviene económicamente que Chávez permanezca en el poder? ¿Cuántos no votarán por la oposición por el temor a perder contratos que, ellos bien saben, jamás ganarían sin amigotes ni conexiones? ¿Y no motiva la mala situación económica del país este tipo de comportamiento? ¿Saber que, sin ese contratito, sin ese amigo en el ministerio, no son muchas las opciones de éxito y manutención?

Ya lo he dicho: los que siguen achacando la popularidad de Chávez principalmente a la incompetencia de la oposición delatan ignorancia sobre la magnitud del ventajismo oficial y los logros de la alternativa democrática.

La narrativa importante no es la incapacidad de la oposición; es que exista una posibilidad de sacar a Chávez en 2012 a pesar del desnivelado terreno electoral.

Los factores que explican este fénomeno son los que merecen cuestionamiento.