King Lear

Viernes, 13 de enero de 2012

La cuarta escena del tercer acto de King Lear es una de la mejores de la obra.

Traicionado y humillado por sus dos hijas Regan y Goneril, ya sin su reinato y sin un lugar donde vivir, Lear deambula con su bufón bajo una fuerte tormenta y se encuentra con un mendigo loco.

(El mendigo es Edgar disfrazado, pero Lear no lo sabe).

La difícil situación de Lear comienza a desestabilizarlo psicológicamente y no ve nada raro en las locuras que dice el mendigo. Más bien se compadece de él.

Y, además de claras señales de inestabilidad mental (que coexisten con destellos de lucidez -parte de su mente todavía funciona bien), Lear comienza a mostrar una mayor sensibilidad y empatía por los demás, producto de su mísera condición. Fíjense cómo lamenta Lear el estado del mendigo, llegando al extremo de la autocrítica (cursivas mías):

Poor naked wretches, wheresoe’er you are,
That bide the pelting of this pitiless storm,
How shall your houseless heads and unfed sides,
Your loop’d and window’d raggedness, defend you
From seasons such as these? O! I have ta’en
Too little care of this. Take physic, pomp;
Expose thyself to feel what wretches feel,
That thou mayst shake the superflux to them,
And show the heavens more just.

Su cercanía con la crueldad y la miseria lo hacen más sensible al sufrimiento de los demás, reafirmando esa conexión que hacía Virgina Woolf entre la empatía y imaginación.

En un rapto de simultánea locura y empatía, Lear amenaza con desnudarse para solidarizarse con el mendigo y su falta de ropa.

Unaccommodated man is no more but such a poor, bare, forked
animal as thou art. Off, off, you lendings! Come, unbutton
here.

[Tears at his clothes.]

Sin embargo, Shakespeare no se olvida del chiste del alacrán. Nadie se transforma de un día a otro. Lear todavía es Lear y por eso le pregunta al mendigo si su problema es que sus hijas también lo traicionaron:

Hast thou given all to thy two daughters?
And art thou come to this?

Y luego:

What, have his daughters brought him to this pass?
Couldst thou save nothing? Didst thou give them all?

Su capacidad de empatía (o su imaginación) es todavía tan limitada que sólo puede encontrar una explicación al dolor de otra persona en su propia situación. Como cuando era rey, el mundo sigue girando a su alrededor.

La escena es increíblemente delicada, rica, ambigua. El intento de desnudarse da risa por la desternillante locura, pero también conmueve porque revela el lado más noble de la personalidad de Lear; cómo su sufrimiento lo humaniza. Su inclinación a creer que los problemas del mendigo se deben a que también lo traicionaron sus hijas es una prueba de supremo egoísmo, pero es cómico en el contexto de su actual condición, deambulando como un vagabundo bajo una tormenta. Y, aunque no cabe duda de que el sufrimiento vuelve a Lear más sensible, nunca sabemos hasta que punto su empatía es magnificada por la locura.

Shakespeare logra combinar el humor con su sutil conocimiento de la condición humana, siendo aquél siempre el resultado de éste (y no separados como en la mala comedia).

Finalmente, esos brotes de empatía producto del sufrimiento coexistiendo con corrientes más profundas de la personalidad, ¿no les recuerda a alguien?

La lógica para votar

Jueves, 12 de enero de 2012

A través de Carlos Blanco, llegué a este artículo de Antonio Sánchez García argumentando que los venezolanos deben votar en las primarias por su candidato favorito independientemente de lo que dicen las encuestas:

…quien quisiera votar por Diego Arria, por María Corina Machado, por Leopoldo López o por Pablo Medina desista de hacerlo, aunque sus discursos les parezcan los más coherentes, sólidos y cónsonos con lo que demanda la circunstancia histórica que vivimos, porque según las encuestas ganarán Henrique Capriles o Pablo Pérez, es, por decir lo menos, cuestión muy lamentable. El sentido de las Primarias radica precisamente en la sana y muy razonable voluntad de escapar al influjo extra político, mercantilista y manipulador de los mecanismos de marketing comercial. Y permitir que la voluntad del elector fluya y se exprese de la manera más diáfana posible, según permita su propia experiencia y reflexión. Sin secuestros mediatizadores.

He estado pensando sobre este tema, porque entre todos los candidatos opositores no puedo decir que me inclino con facilidad hacia uno de los dos que puntean las encuestas, Capriles y Pérez.

Pero, aunque en este sentido me vendría bien darle la razón a Sánchez García, pienso que está equivocado.

En primer lugar, una aclaración sobre las encuestas. Es cierto que el comportamiento de varios encuestadores es vergonzoso. La erosión de la estima y el respeto que no hace mucho inspiraban analistas como Oscar Schemel y Luis Vicente León es justificada.

(Un ejemplo que citó el lunes Fernando Rodríguez: Keller dice que Graterón dobla a Muchacho en Chacao; Datos que Graterón gana pero por poco puntos; y Datanálisis que Muchacho triunfa con una cómoda ventaja).

Ahora bien, se puede criticar a las encuestadoras y también reconocer que para las primarias presidenciales todas los sondeos registran que Capriles lidera la carrera, seguido por Pérez y López. Todas las encuestas coinciden en que Capriles, por ejemplo, le lleva una inmensa ventaja a María Corina Machado y Diego Arria.

Lo que me lleva al argumento de Sánchez García.

En 2000 Al Gore perdió contra George W. Bush por una diferencia menor al porcentaje que sacó Ralph Nader. Forzados a escoger entre Bush y Gore, casi la totalidad de los votantes de Nader hubiese votado sin pensarlo por Al Gore. Pero votando por Nader le entregaron la victoria a un candidato que, desde su punto de vista, era mucho peor que Gore. Este es un caso que prueba que lo perfecto a veces es lo opuesto de lo bueno. Los votantes han debido examinar las encuestas antes de votar.

Sánchez García puede argumentar con razón que ahora, en Venezuela, no tenemos una situación similar a las elecciones Bush vs. Gore. De hecho, yo lo apoyaría en esa afirmación.

Pero no podemos olvidar que esto es un asunto de opinión. Si una persona que apoya a MCM ve una inmensa diferencia entre Pérez y Capriles tiene sentido que vote por uno de ellos si MCM sigue con un porcentaje minúsculo en la mayoría de las encuestas.

Ponle corazón

Miércoles, 11 de enero de 2011

Los amigos de Voto Joven, Un Mundo sin Mordaza y Voto Joven me enviaron su última producción. Aquí se las dejo:

El otro lado del ventajismo

Miércoles, 11 de enero de 2012

El ventajismo electoral financiero en Venezuela tiene dos lados. Por un lado el gobierno utiliza el dinero del Estado para financiar su campaña. Por el otro asfixia casi todas las potenciales fuentes de financiamiento de la oposición.

Imaginemos el escenario de una oposición dispuesta a cualquier cosa, incluyendo violar la ley, para conseguir dinero para la campaña. Las potenciales fuentes de dinero de la oposición son fundamentalmente tres: el sector privado, las contribuciones individuales, y el presupuesto de las alcaldías y gobernaciones.

El gobierno ha tomado medidas para cerrar lo más posible estas vías. Es decir: así la oposición esté dispuesta a comportarse como el presidente y utilizar recursos públicos o fuentes prohibidas para nivelar el terreno electoral, no lograría casi nada.

En primer lugar están los empresarios.

Por la discreción en la asignación de divisas, las amenazas de expropiación, el uso del SENIAT como herramienta de retaliación política y tantos otros mecanismos de intimidación (y también premiación), muchos empresarios no quieren tomar el riesgo de darle dinero a la oposición.

Tomemos el caso de Parlamat. A finales de noviembre la empresa emitió un comunicado negando unas graves acusaciones del gobierno. Chávez respondió fúrico, acusándolos por segunda vez de acaparamiento. Parlmalat entonces reculó con un patético comunicado.

¿Piensan que Parmalat se va a arriesgar a darle dinero al ganador de las primarias?

Las alcaldías y gobernaciones pueden hacer lo mismo que Chávez y utilizar recursos públicos para la campaña presidencial. Pero en los últimos años el gobierno ha hecho todo lo posible para asfixiar financieramente a los principales gobernadores y alcaldes opositores.

El caso de la alcaldía Metropolitana es ilustrativo. Desde 2008, cuando Ledezma tomó posesión del cargo, hasta el día de hoy, su presupuesto se ha reducido por más de la mitad.

Así Ledezma decida gastar ese repele en la campaña presidencial o en políticas populistas, su capacidad de competir con el gobierno en esta materia es limitada.

Ah, y se me olvidaba algo: la puerta del cielo. El año pasado, en una entrevista con RCN, el narcotraficante Walid Makled contó que contribuyó con dos millones de dólares para el referendo de 2004. Como gesto de agradecimiento, alguien en el oficialismo le consiguió -nada menos- la concesión de Puerto Cabello.

Pero esto, claro, estaría al otro lado de la ecuación.

¿Movida política?

Martes, 9 de enero de 2012

Hillary Clinton e Ileana Ros-Lehtinen

No he visto todavía el documental de Univisión La amenaza iraní, pero a The New York Times le parece un chiste.

Si lo es, ¿podría ser la expulsión de la consul venezolana, Livia Acosta, una movida política y electoral de la administración Obama para cerrarle el paso a una potencial vía de ataque a los republicanos, muchos de los cuales están escandalizados con el documental? ¿Podría ser una movida para simplemente aplacar a la radical congresista republicana de Florida, Ileana Ros-Lehtinen, quien ya anunció otra audiencia para finales de mes sobre la amenaza iraní en América Latina?

Hoy el Departamento de Estado se negó a dar detalles sobre la expulsión. La portavoz Victoria Nuland trató el asunto como si no fuese la gran cosa.

Si la movida es política, esta actitud de no darle largas al asunto tiene sentido.

Desde los últimos dos años de George W. Bush, la política del Departamento de Estado hacia Venezuela es la misma: evitar la confrontación.

Pero esta estrategia tiene obstáculos políticos, porque siempre hay sectores que la consideran una manifestación de debilidad y contemporización.

Expulsar a la cónsul haciendo el menor ruido posible podría ser un intento de la administración Obama de buscar un equilibrio entre aplacar a los republicanos y continuar con su política de no confrontación.

Aunque hay otras dos hipótesis posibles.

La primera es que Livia Acosta anda de verdad en cosas raras y el gobierno de EEUU se enteró gracias a Univisión.

Esta hipótesis, por cierto, chocaría con uno de los mitos favoritos de la izquierda radical latinoamericana: la omnipotencia de la CIA.

La segunda es una mezcla inexacta de las primeras dos, para mí el escenario más plausible. Acosta quizá anda en cosas raras, pero nada que de verdad preocupe a EEUU o que, bajo circunstancias normales (no electorales), mereciese esta pequeña interrupción a la estrategia de no confrontación.