Albet

Miércoles, 20 de julio de 2011

Difícil de creer, pero el Gobierno aún no ha determinado con precisión cuántos y cuáles reclusos se escaparon de El Rodeo II con Yorvis López, alias “Oriente.”

Esta incertidumbre ha impedido al Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia divulgar un listado oficial con los nombres y números de cédula de los reclusos que estaban en El Rodeo II y los que fueron trasladados a los centros penitenciarios El Dorado y Yare III.

La información es tan imprecisa que el Ministerio Público emitió un boletín afirmando que el número de internos evadidos es de entre 24 y 79 (el viernes pasado hallaron cinco cadáveres quemados en El Rodeo II y todavía no se sabe quiénes son).

¿A qué se debe esta falta de información?

Una parte de la respuesta podría tener cinco letras: Albet.

Albet, la segunda empresa exportadora de software y tecnología de Cuba, ha recibido $783,5 millones del gobierno de Venezuela entre 2004 y 2010.

La estatal cubana de software (sí, suena como un oximoron) tiene 50 empleados, y sólo 8 de ellos tienen formación universitaria.

Pero ni eso, ni sus competidores en Sillicon Valley, le han impedido obtener jugosos contratos con el gobierno venezolano, incluyendo uno para el sistema de control penitenciario.

Otros contratos han sido para software educativos, las comunicaciones del Despacho de la Presidencia, los sistemas de gestión de emergencias, de gestión de policías, de información de albergues y refugios, de cédulas y pasaportes electrónicos, del registro del censo nacional, etc.

Para algunos de estos trabajos -como las cédulas y pasaportes- Albet ha tenido que subcontratar a multinacionales del mundo capitalista como Gelmato.

Para otros -presumo que es el caso del sistema penitenciario- han decidido que con ellos mismos les basta.

Cualquiera que sea el caso, estoy seguro de que las ganancias para los dueños (¿o el dueño?) de Albet son astronómicas.

Otra muestra de que en Cubazuela la viveza y la vocación por el atajo se impone sobre el mérito, la disciplina y el talento.

Más sobre este tema:

  • Para más revelaciones sobre Albet, lea el reportaje en la sección Siete Días publicado el pasado domingo en El Nacional.

Reaparece Gerson

Viernes, 15 de julio de 2011

El Tribunal Supremo de Venezuela recién admitió para su tramitación una solicitud de antejuicio de mérito contra Capriles Radonski, el precandidato presidencial opositor que lidera todas las encuestas.

¿Y adivinen quién presentó la solicitud que tan seriamente consideró el TSJ?

Nada menos que el Zelig chavista Gerson Pérez, cuyo prontuario es uno de los más surreales, tragicómicos y pintorescos de la revolución bolivariana.

A la luz de esta decisión, también hay que recordar la entrevista que le hizo María Ángelica Correa al ex fiscal Hernando Contreras, ahora asilado, donde éste echó este cuento (1.37) sobre el ex fiscal general Isaías Rodríguez:

En una oportunidad yo recuerdo que el ex gobernador del Zulia, Manuel Rosales, estaba teniendo una participación muy buena dentro del ámbito nacional, políticamente hablando. Y yo recuerdo esta frase del ex Fiscal General Isaías Rodríguez [que me dijo]: “Vamos a vigilar muy de cerca a Manuel Rosales, porque si sigue en lo que se propone entonces lo traemos a la fiscalía, le ordenamos una privativa, le pedimos una privativa al tribunal para entonces neutralizarlo.”

Con la espada de Damocles de un cáncer encima, a pocos días de confrontar una quimio, su vida dependiendo del comportamiento misterioso y aleatorio de celulas malignas, Hugo Chávez toma esta decisión de iniciar el proceso de inhabilitación política de su más popular adversario.

Como dijo una vez Boccanegra sobre J.V. Rángel, Chacumbele no es Dorian Gray. Es el retrato mismo.

 

¿Crisis del periodismo?

Jueves, 14 de julio de 2011

En un reportaje especial sobre el futuro de la noticias, The Economist aclara que la crisis del periodismo impreso no es universal.

En Estados Unidos y Europa la tecnología revolucionó la manera de leer, divulgar y hacer noticias, arrasando con el antiguo business model del periodismo impreso y poniendo en riesgo su supervivencia.

Pero en otros país como China, India y Brasil la prensa escrita atraviesa un buen momento. En India, informa The Economist, el número de periódicos pagados aumentó en un 44 por ciento entre 2005 y 2009. Las ganancias por anuncios publicitarios aumentó en un 32 por ciento entre 2009 y 2010. Cada día se venden 110 millones de diarios.

En Brasil y en China el crecimiento en el número de diarios es igualmente asombroso.

¿Por qué ocurre esto?

Porque una macrotendencia global, el advenimiento de Internet, ha sido derrotada por otra mucho más fuerte: el impresionante auge de la clase media.

Cientos de millones de brasileros, chinos e indios con un mayor poder adquisitivo y un mejor nivel educativo han aumentado, naturalmente, la demanda de periódicos.

Y, con una penetración relativamente baja de Internet, los diarios impresos tienen todas las de ganar en estos países.

Por ahora.

Conforme crezca la clase media, también crecerán los índices de penetración de Internet y disminuirá el apetito por los periódicos impresos.

Tarde o temprano, la crisis del periodismo también llegará a Brasil e India.

Rodeolandia

Martes, 12 de julio de 2011

Yoifre y Oriente, pranes de El Rodeo

A un mes del chispazo que encendió la trágica crisis carcelaria cuyo epicentro es El Rodeo, ¿cuáles son las sorpresas?

La crisis de El Rodeo II parece una secesión. Sabíamos que los pranes existían, pero pocos conocíamos el grado de sofisticación de los gobiernos dentro las cárceles. Los centros penitenciarios son prácticamente republiquetas gobernadas por los mismos presos, con un alto grado de autonomía que hace pensar en naciones dentro de la nación o territorios secesionistas. Las cárceles tienen sus propias leyes, su propio sistema de recolección tributaria, su propio ejército, incluso su propio idioma.

El gobierno (o el “carro”) está formado por el máximo líder (o pran) y los luceros (los hombres de confianza del pran). Éstos cobran una renta a los demás presos para cubrir los gastos que se requieren para mantener orden en el penal. El tamaño de la renta depende del delito del preso. Si está preso por un delito menor, paga poco. Si está preso por extorsión, por asesinato o por droga, paga más. La renta anual de El Rodeo I era de aproximadamente 2,5 milllones de dólares y se utilizaba para muchas cosas, desde armas a productos de limpieza. Pero la economía de la cárcel era mucho más grande. Además de los impuestos o la renta, entraba mucho dinero por venta de alcohol, droga y delitos (como los secuestro express) que se coordinaban con teléfonos celulares desde el penal.

Fernando Rodríguez lo dijo muy bien: pronto los pranes serán elegidos democráticamente y cada cárcel tendrá su escaño en la ONU.

Rodeo 2.0. No extrañaría que los presos venezolanos estén explotando ya Groupon o Google +, la nueva competencia de Facebook, porque parecen estar empapados en el uso de la tecnología y las redes sociales. Los medios privados no pueden acercarse a El Rodeo y los medios estatales, con mejor acceso, revelan muy poco. Pero a través de las redes sociales los presos han logrado burlar el firewall informativo del gobierno. Fotos, mensajes, twits y videos narrando lo que ocurre dentro de El Rodeo II circulan por las redes sociales. Un preso se despidió de su familia antes de morir a través de Facebook. Días después el cadáver de ese mismo joven apareció en YouTube, donde también han brotado docenas de videos mostrando lo que ocurre dentro del centro penitenciario. Las redes sociales también han ayudado a los presos de diferentes cárceles a coordinar protestas. Expertos en el tema aseguran que los 33 gobiernos (o “carros”) de las cárceles venezolanas se parecen mucho en parte, sí, por la alta rotación de presos. Pero también porque las nuevas tecnologías han facilitado el intercambio de ideas e información entre las cárceles. El modelo del “carro” ha sido exportado.

Por otro lado, periodistas, blogueros y activistas defensores de derechos humanos han logrado tender puentes de comunicación con los reclusos utilizando Twitter y Facebook. Carlos Nieto, director de la ONG Una Ventana hacia la Libertad, lleva tiempo haciéndolo y dice que a veces se entera de lo que ocurre dentro de lás cárceles antes que los mismos directores de los penales.

Más sobre este tema:

Curiosidades

Lunes, 11 de julio de 2011

Autora: Mirtha Rivero

En días tan raros como estos, cuando en Venezuela se desbaratan todos los escenarios, siento más la falta de los libros que dejé en mi casa de Caracas. A esta hora, mi marido aún no llega de su trabajo, y no me bastan los periódicos ni los blogs que devoro por Internet. En este preciso instante, en que la ansiedad me abruma, me hubiera parado enfrente de la biblioteca y recorrido con un dedo los tramos hasta detenerme –por instinto- en un ejemplar y revisar las líneas subrayadas. Ese libro me hubiera llevado a otro y ese a otro… Y así hasta hallar la frase precisa, el párrafo que describa exactamente lo que quiero expresar en este momento, la sensación que no soy capaz de manifestar con la claridad o la maestría que me gustaría.

En los libros siempre hay alguien que ha visto todo antes, y mejor.

Pienso en Libro del desasosiego, el diario que el portugués Fernando Pessoa llevó durante sus últimos años de vida: a lo mejor allí hubiera encontrado la respuesta que busco ante el asombro o el pasmo que me rodea. O tal vez en Cisnes salvajes, de Jung Chang, la novela que narra el siglo XX chino a través de la vida de tres generaciones de una misma familia: la abuela –concubina de un señorón de la dinastía manchú-, la madre –revolucionaria comunista que cae en desgracia con la Revolución Cultural de Mao-, y la nieta –quien cuenta la historia-, que a finales de la década de los setenta abandona China. O a lo mejor en el Ogro filantrópico de Octavio Paz o quizá en Confesiones de un burgués o La mujer justa del nunca bien leído Sandor Marai.

Si tuviera todos mis libros aquí, en México –me digo-, estoy segura de que encontraría lo que quiero.

Pero no los tengo, solo cuento con la colección que he ido armando a lo largo de los últimos años. Ayudada por los recuerdos de lo leído, hurgo en los estantes. Leo lo resaltado en El regreso del húligan, el texto autobiográfico del rumano Norman Manea, que narra su visita al país del que había huido diez años antes. Como por corazonada me detengo en Leonardo Padura Fuentes y escojo La novela de mi vida –la historia de un desterrado cubano que después de dieciocho años regresa a la isla con la excusa de hallar la autobiografía perdida de un poeta- y La neblina del ayer –en donde vuelve a sus andanzas Mario Conde, el detective empeñado en esclarecer delitos en medio del desencanto y la burocrática vida cubana-. Acaricio El dictador, el demonio y otras crónicas del norteamericano Jon Lee Anderson; Prisión perpetua, del argentino Ricardo Piglia… Y llego hasta Vasili Grossman, el proscrito periodista soviético y el inmenso volumen de Vida y destino, su novela prohibida por el régimen comunista. Encontré:

“Se había acostumbrado asimismo a las decenas, los cientos de rumores que circulaban por el campo: sobre la invención de cierta arma nueva o sobre las discrepancias entre los líderes nacionalsocialistas. Los rumores eran invariablemente hermosos y falsos; el opio de la población de los campos.”

Resuelta, me remito a Leer Lolita en Teherán, escrita por la iraní Azar Nafisi, una profesora de literatura que, acosada por el régimen, se retira de la universidad y durante dos años –una vez por semana- se reúne a escondidas en su casa con siete ex alumnas para leer las novelas occidentales prohibidas por los ayatolás. Y precisamente, cuando ella y sus muchachas, despojadas del velo, repasan Lolita de Vladimir Nabokov, yo paré de buscar:

“…la curiosidad es la insubordinación en su forma más pura.”