Debates olvidados

Martes, 19 de febrero de 2012

Algo que se me olvidó comentar sobre mi reflexión sobre el alcance limitado de los municipios.

¿Por qué uno jamás escucha una discusión sobre el diseño político territorial del municipio Libertador o Sucre? ¿Por qué uno rara vez escucha a alguien diciendo que Libertador, tal como está diseñado, es prácticamente ingobernable por su tamaño?

Los Consejos Comunales nunca fueron propuestos por el gobierno en este contexto. Son más bien una manera anárquica e improvisada de comenzar a desmontar el andamiaje de las gobernaciones y alcaldías o de quitarle poder a “los caudillitos,” como una vez se refirió Chávez a las autoridades locales y regionales.

La realidad es que uno de los efectos adversos del chavismo es que ha desplazado a los márgenes muchos debates importantes y concentrado la discusión en pocos temas. Discutir el tamaño del municipio Libertador es algo prepóstero si lo que ahora está en juego es el futuro de la descentralización.

Promiscuo Sanz

Lunes, 14 de enero de 2013

¿A qué facción del chavismo pertenece el ex ministro chavista Rodolfo Sanz? ¿A los nacionalistas militares, como llaman muchos a la facción de Diosdado Cabello? ¿O a la facción radical-ideológica-cubana de Nicolás Maduro?

Sanz está al centro de los escándalos de corrupción de la CVG y Derwick. En el entramado de estos escándalos su nombre se cruza con el de Rafael Ramírez, Javier Alvarado y Nervis Villalobos.

Y, según algunos analistas, Ramírez está en el bando de Maduro, lo cual no debería sorprendernos porque Sanz, luego de su paso por la CVG y el Mibam, fue embajador en Ecuador y viceministro para América Latina de la cancillería. Sanz, además, fue uno de los voceros y estrategas (y probablemente financistas) de la reciente campaña de Elías Jaua.

Pero ¿adivinen qué? Sanz también fue secretario general de la gobernación de Miranda durante la gestión de Diosdado Cabello.

Sanz pareciera moverse con mucha facilidad entre las facciones del chavismo. No sólo eso: los chanchullos legendarios con los bolichicos o boliburgueses los hizo ¡durante su paso por la facción de los radicales ideológicos!

En la facción de Maduro, Sanz calzaba como anillo al dedo la definición de un diosdadista o un derechista endógeno, es decir, del chavista con vínculos con la boliburguesía que persigue el dinero y los negocios sin prestarle mucha atención a la ideología. Y apuesto que no es una excepción.

En fin, ya he dicho que en la discusión sobre las facciones hay mucha especulación disfrazada de conocimiento.

La promiscuidad de Sanz revela que quizá la realidad es más desordenada y las líneas trazadas por muchos son menos nítidas de lo que se piensa.

Improbable optimismo

Martes, 18 de diciembre de 2012

Unos breves comentarios sobre el resultado del domingo.

El gobierno amplía y profundiza su red clientelar. Fernando Mires dice que prefiere una victoria de Capriles en Miranda y una derrota en todos los demás estados que viceversa. A mí esto me parece extremo. Donde la oposición es gobierno tiene más organización y maquinaria. Esto no asegura la victoria, pero tampoco perjudica. Ganar una gobernación, además, priva al gobierno de una infraestructura para implementar y expandir sus políticas clientelares y populistas, una de los motivos fundamentales detrás de sus victorias. Creo que en esto Chris Sabatini da en el clavo: “While Capriles’ win in Miranda reinforces his leadership of the opposition, this was clearly a victory at the state level for the chavista PSUV party—expanding their control over patronage and state offices which may come in handy if the country has to hold new presidential elections.”

La unidad sigue siendo indispensable. Primero Justicia se consolidó como el primer partido opositor, pero comparado con el PSUV sigue siendo un partiducho. Y la votación que obtuvieron las tarjetas de UNT y AD sumados sigue siendo mayor que la de PJ. Y esto sin contar Copei y Proyecto Venezuela. Si no va junta, la oposición está muerta. La oposición sólo es fuerte si está unida.

La luz al final del túnel sigue ahí. El plan de Chávez funcionó. Siempre supimos que era posible un descalabro como éste si el presidente ganaba la reelección. Estas dinámicas son normales incluso en países donde la desventaja estructural no es tan amplia e injusta.

La sorpresa es que hoy hay razones reales para mantener la esperanza. El año que viene podrían venir unos ajustes económicos fuertes y una recesión. Y es posible que Chávez sobreviva hasta la crisis. Si esto ocurre, las posibilidades de una victoria opositora aumentan considerablemente. Si hace tres años me preguntaban qué pasaría en Venezuela si Chávez ganaba en 2012 y luego obtenía 19 o 20 de las 23 gobernaciones, hubiera dicho que el país estaba perdido. Pero lo cierto es que hoy, a pesar de la derrota, existe la posibilidad de que en relativamente poco tiempo hayan cambios positivos en el país. En eso le doy la razón a Capriles: hay que comportarse como si el cambio “estuviese a la vuelta de la esquina.” Porque lo puede estar.

The Wire

Miércoles, 5 de diciembre de 2012

Jacob Weisberg sobre The Wire:

The Wire, which has just begun its fourth season on HBO, is surely the best TV show ever broadcast in America. This claim isn’t based on my having seen all the possible rivals for the title, but on the premise that no other program has ever done anything remotely like what this one does, namely to portray the social, political, and economic life of an American city with the scope, observational precision, and moral vision of great literature.

Primero que nada déjenme suscribir lo dicho por Weisberg. Sé que llegué tarde a esta fiesta y que soy el último de una larga lista en decirlo. Pero The Wire se mide de tú a tú con la gran literatura. Más aún, la ambición totalizadora de David Simon y Ed Burns contrasta con la llaneza de muchos escritores contemporáneos “serios” que se tapan la nariz cuando escuchan las palabras “serie televisiva.”

No me malinterpreten. Yo llevo tiempo rechazando a priori este tipo series. Pero no he llegado ni a la tercera temporada y The Wire ya hizo añicos este prejuicio. Y no sólo eso: también me hizo ver el increíble potencial de este género -un potencial para lograr una densidad novelística que el cine, por ejemplo, no tiene.

Pero luego hablaré más sobre esto. Por ahora quiero decir lo siguiente.

Cuando Weisberg dice “visión moral,” creo que sé qué quiere decir y que simplemente está tomando un atajo para expresar en un par de palabras algo más complejo. Visión moral quiere decir sutileza y profundidad en el análisis de problemas y dilemas morales.

Ilustro esto con un ejemplo.

En la segunda temporada de la serie el oficial Jim McNulty es marginado del Departamento de Policía de Baltimore y reasignado a la unidad marítima, un trabajo miserable que consiste en patrullar las aguas del puerto en pleno invierno.

En una de esas patrullas McNulty se cruza con un barco accidentado que está obstaculizando las rutas de los barcos de carga. El deber de McNulty es remolcarlos a tierra pero el dueño del barco, un sujeto con pinta millonario, le ofrece dinero para que los saque de la ruta pero no los remuelque a tierra. ¿La razón? Se está llevando a cabo una fiesta glamorosa en el barco y el dueño no quiere interrumpirla. McNulty se deja sobornar.

Ahora bien, lo interesante es que hasta ahora el espectador tiene una buena imagen de McNulty. A diferencia de muchos de sus compañeros, no está obsesionado con su carrera ni por hacer cualquier cosa por subir escalafones. Cuando sus superiores deciden estropear o obstaculizar investigaciones por motivaciones políticas, McNulty se resiste. Mientras que algunos de sus compañeros se resignan a las trampas de la burocracia y al arribismo inmoral de sus jefes, McNulty no parece capaz de adaptarse a estos abusos. De hecho, este aspecto de su personalidad explica en parte su reasignación a ese trabajo mísero en la unidad marítima.

Al mismo tiempo, el soborno es creíble. En primer lugar, McNulty no es un santo. Bebe y parrandea mucho, maneja borracho, está divorciado, vive en un apartamento sin muebles y con un colchón en el suelo.

En segundo lugar, la moralidad es compleja. McNulty sería totalmente incapaz de dejarse sobornar por el líder de la organización criminal que está obsesionado por desmontar, ni siquiera por una cantidad mil veces mayor a la que le ofreció el dueño del barco. Pero por alguna compleja razón, un motivo que quizá no es muy racional o deliberado, sucumbe ante la oferta del dueño del barco. Quizá influyó el frío o su resentimiento por la reasignación o el cansancio o porque en una fracción de segundo pensó que el soborno era trivial e inofensivo o quizá ni lo pensó. O quizá en esa ocasión simplemente actuó como un sinverguenza, lo cual no quiere decir que sea uno todos los días.

El hecho es que nuestra mente se resiste a juzgarlo con un código binario. Sabemos que hizo mal pero no le perdemos el respeto.

Sin darnos cuenta, Simon nos ha dado una lección sobre la complejidad de la moral.

¿Qué picó a Leopoldo?

Martes, 2 de octubre de 2012

No he hablado con un sólo venezolano que no esté tenso, ansioso con las elecciones del domingo. Y, para distender tensiones, los dejo con este video de Leopoldo López, haciendo una narración de lo que ocurrirá el próximo domingo….en tono hípico. No se lo pierdan: