Improbable optimismo

Martes, 18 de diciembre de 2012

Unos breves comentarios sobre el resultado del domingo.

El gobierno amplía y profundiza su red clientelar. Fernando Mires dice que prefiere una victoria de Capriles en Miranda y una derrota en todos los demás estados que viceversa. A mí esto me parece extremo. Donde la oposición es gobierno tiene más organización y maquinaria. Esto no asegura la victoria, pero tampoco perjudica. Ganar una gobernación, además, priva al gobierno de una infraestructura para implementar y expandir sus políticas clientelares y populistas, una de los motivos fundamentales detrás de sus victorias. Creo que en esto Chris Sabatini da en el clavo: “While Capriles’ win in Miranda reinforces his leadership of the opposition, this was clearly a victory at the state level for the chavista PSUV party—expanding their control over patronage and state offices which may come in handy if the country has to hold new presidential elections.”

La unidad sigue siendo indispensable. Primero Justicia se consolidó como el primer partido opositor, pero comparado con el PSUV sigue siendo un partiducho. Y la votación que obtuvieron las tarjetas de UNT y AD sumados sigue siendo mayor que la de PJ. Y esto sin contar Copei y Proyecto Venezuela. Si no va junta, la oposición está muerta. La oposición sólo es fuerte si está unida.

La luz al final del túnel sigue ahí. El plan de Chávez funcionó. Siempre supimos que era posible un descalabro como éste si el presidente ganaba la reelección. Estas dinámicas son normales incluso en países donde la desventaja estructural no es tan amplia e injusta.

La sorpresa es que hoy hay razones reales para mantener la esperanza. El año que viene podrían venir unos ajustes económicos fuertes y una recesión. Y es posible que Chávez sobreviva hasta la crisis. Si esto ocurre, las posibilidades de una victoria opositora aumentan considerablemente. Si hace tres años me preguntaban qué pasaría en Venezuela si Chávez ganaba en 2012 y luego obtenía 19 o 20 de las 23 gobernaciones, hubiera dicho que el país estaba perdido. Pero lo cierto es que hoy, a pesar de la derrota, existe la posibilidad de que en relativamente poco tiempo hayan cambios positivos en el país. En eso le doy la razón a Capriles: hay que comportarse como si el cambio “estuviese a la vuelta de la esquina.” Porque lo puede estar.

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