Viernes, 15 de febrero de 2013
Alfredo Croes tuvo la gentileza de señalarme un estudio de Datos sobre los Consejos Comunales. Un dato que salta a la vista es que en los sectores más pobres los CC son mejor vistos que las alcaldías y gobernaciones. En la clase media y alta ocurre al revés.
¿Por qué ocurre esto?
En primer lugar recordemos que si la gente de los sectores pobres dice que los CC son mejores que las alcaldías y gobernaciones esto no quiere decir que piensen que los CC son buenos.
Hago esta aclaración porque muchas alcaldías y gobernaciones tienen un alcance limitado. No llegan a todas partes. Adonde no llegan los alcaldes y gobernadores, los CC llenan un vacío. ¿Lo llenan bien? Quizá no. Pero algo es mejor que nada. Quizá por eso muchos pobres tienen una mejor percepción de los CC que de las alcaldías y gobernaciones. Porque con aquellos al menos tienen contacto.
El padre Alejandro Moreno, quien se ha dedicado como pocos a estudiar la vida en los barrios (y vive en uno desde hace varias décadas), comparte esta hipótesis. Pero lo expresa con una ingeniosa exageración, diciéndome que en Venezuela “el municipio no existe.”
¿Qué quiere decir con esto?
La población del municipio Libertador, por ejemplo, llega a casi 2 millones de habitantes. Esa es la población entera de muchos países.
Helsinki, la capital finlandesa, tiene una población casi cuatro veces menor. La gobierna un alcalde con un consejo municipal de 85 miembros. En contraste, el municipio Sucre tiene 13 concejales. Para Moreno, Sucre y Libertador son demasiado grandes y quizá deberían ser divididos en varios municipios o tener más consejales. Y dice esto dejando a un lado la erosión de los presupuestos de las alcaldías y gobernaciones.
En fin, esa falta de Estado en los barrios explica en gran parte el entusiasmo con que fue recibida la idea de los CC. Cuanto más lejos está una comunidad de los pequeños tentáculos de sus autoridades locales y regionales, más populares son estos consejos.
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