A veces un cigarro

Martes, 7 de mayo de 2013

En un artículo publicado por America’s Quarterly, Andy Baker y David Cupery hacen dos hallazgos interesantes sobre el antiamericanismo en América Latina.

(Cada vez que utilizo este término alguien se queja. Si alguien me propone algo más bonito que “antiestadounidismo” dejo de utilizar antiamericanismo).

En fin, el artículo revela que el país más antiestadounidense de América Latina, Argentina, está por debajo del promedio mundial. Repito, debajo del promedio:

El otro hallazgo sorprendente es que los países que más han padecido el intervencionismo militar de Estados Unidos son los que tienen una opinión más favorable de este país. ¿Por qué? Porque, según los autores, estos son los países que tiene más lazos económicos con el norte. El resentimiento histórico causado por estas intervenciones no pesa tanto como la economía.

Esto me recuerda a Samuel Huntington sacando conclusiones demasiado serias sobre una pita que, en un partido entre México y Estados Unidos en Los Ángeles, le dieron los mexicanos residentes de esta ciudad al equipo estadounidense.

Huntington veía en la pita una muestra de las profundas diferencias culturales y del lacerante resentimiento histórico que consumía el alma de los mexicanos en EEUU (exagero un poco, pero no mucho). Instintivamente, y sin base científica, yo veía sólo la rutinaria pita que le da la fanaticada de un equipo al equipo contrario.

Estás despedido

Domingo, 5 de mayo de 2013

Tenía un presentimiento de que la realidad es mucho peor de lo que se ha logrado filtrar a los medios. Y tenía razón, como lo demuestra un reportaje El Nacional sobre la cazería de brujas que se ha desatado en el sector público:

Entre el lunes 15 y el miércoles 17 de abril, jefes y directores de departamentos en alcaldías, gobernaciones, ministerios, institutos, empresas y bancos públicos convocaron a contratados, empleados fijos y funcionarios de carrera -a través de correos electrónicos, mensajes de texto y conversaciones de pasillo- para iniciar lo que se convertiría en una cacería contra todo sospechoso de militar en las filas opositoras o de no hacerlo con contundencia en el bando oficialista.

Sentados en torno a sus superiores, los trabajadores escucharon la pregunta de por quién habían votado una y otra vez, recibieron amenazas de despidos y acabaron envueltos en un canje: ganar puntos para aumentos y ascensos a cambio de descubrir y denunciar a los “traidores” y “saboteadores” que no sigan a pie juntillas las directrices del Partido Socialista Unido de Venezuela. Fotos publicadas en Facebook, comentarios en Twitter, ausencias acumuladas en marchas oficialistas y hasta críticas a las políticas gubernamentales soltadas en un almuerzo se convirtieron en municiones para ejecutar la purga de la burocracia estatal.

Poder cómo única opción

Viernes, 3 de mayo de 2013

¿Por qué los líderes del gobierno de Venezuela se comportan como se comportan?

Creo que el origen es un instinto de supervivencia. El sentir que perder el poder equivale a posiblemente pagar por delitos y crímenes que ellos saben que han cometido. El no tener más opción de vida que permanecer en el gobierno. El sentir que el exilio es quizá la única opción de vida “normal” posible fuera del poder.

Y en esta lucha para sobrevivir, donde la diferencia entre ganar y perder es vista como de vida o muerte, todo es válido.

Meter preso a alguien para infundir miedo; debilitar al enemigo difundiendo mentiras y calumnias; crear cortinas de humo para tapar verdades que debilitan al gobierno; explotar el resentimiento social y manipular las expectativas de los más pobres. Todo vale.

Pero, aunque el instinto de supervivencia es el origen, no hay que descartar que esto poco a poco se convierta en una manera de ser y actuar; que después de un tiempo los líderes chavistas somaticen estas prácticas y la barbarie se convierta en su manera default de interactuar con el mundo.

Descenso a la barbarie

Martes, 30 de abril de 2013

Hasta hace poco el gobierno en Venezuela se había preocupado por guardar ciertas formas; por preservar ciertas garantías que le permitían revestir con una pátina de legitimidad democrática su naturaleza profundamente autoritaria.

Pero desde las elecciones del 14 de abril la situación ha cambiado. No sólo el gobierno ha dejado de preocuparse por guardar formas, también se ha vuelto más represivo, vil, arbitrario, gangsteril, discriminador.

Ha aprovechado tragedias para cumplir objetivos políticos; ha emplazado a medios de comunicación a que tomen partido; ha amenazado públicamente a Capriles con ponerlo tras rejas; ha despedido a empleados públicos por su manera de pensar; le ha quitado el derecho de palabra y desprovisto de su salario a los diputados opositores en la Asamblea Nacional; los ha destituido de las presidencias de las comisiones; ha advertido que no le enviará recursos a los gobernadores que no reconozcan al presidente; ha detenido a dos personas, incluyendo un ciudadano estadounidense, sin revelar pruebas que justifiquen las detenciones.

Y ahora, bajo la dirección de Diosdado Cabello, ha ordenado una brutal agresión física a los diputados opositores en pleno hemiciclo de la Asamblea Nacional. Incluso una mujer, María Corina Machado, fue golpeada por diputados del oficialismo y, al parecer, guardaespaldas de los legisladores. Todo esto mientras Diosdado Cabello se reía.

Ninguna de las democracias más avanzadas del continente -Chile, Uruguay, México, Costa Rica, Brasil, Panamá, Colombia- ha siquiera asomado una crítica ante los sucesos de las últimas dos semanas.

¿Qué debe pasar para que los países vecinos levanten la voz? ¿Hasta qué punto podrán seguir estirando su silencio?

En este momento, la presión internacional es una de las maneras más efectivas de ponerle freno al gobierno.

Sigue siendo malo

Lunes, 29 de abril de 2013

Utilizando datos del Banco Mundial, The Guardian hizo una corrección a un artículo de Ricardo Hausmann. En el artículo Hausmann aseguró….

Since 1999, the year he took over the presidency, Venezuela has had the lowest average GDP per capita growth rate and the highest inflation of any Latin American country except Haiti.

Pero resulta que en ese período la inflación de Venezuela ha sido peor que la de Haití. Y, en cuanto al crecimiento del PIB per capita, nuestro país no está en el último lugar:

Debo decir que cuando leí el artículo de Hausmann el dato del PIB per capita me sorprendió, porque no cuadraba con los números que había visto. Pero lo impresionante de la tabla del Banco Mundial es que Venezuela sigue viéndose muy, muy mal. Entre los países del ALBA, es el peor. Y no olviden: Venezuela nunca antes había recibido una bonanza como la que recibió durante la última década. Ni Bolivia, ni Ecuador, ni Nicaragua recibió más de un billón de dólares en ingresos petroleros.

En fin, si a esta tabla del Banco Mundial le ponemos el asterisco de la bonanza, Venezuela difícilmente se puede ver peor.

Ah -y a los que digan que es injusto hacer la comparación entre 1999 y 2011 por los efectos del paro petrolero, les recomiendo ver esto.