Domingo, 5 de mayo de 2013
Tenía un presentimiento de que la realidad es mucho peor de lo que se ha logrado filtrar a los medios. Y tenía razón, como lo demuestra un reportaje El Nacional sobre la cazería de brujas que se ha desatado en el sector público:
Entre el lunes 15 y el miércoles 17 de abril, jefes y directores de departamentos en alcaldías, gobernaciones, ministerios, institutos, empresas y bancos públicos convocaron a contratados, empleados fijos y funcionarios de carrera -a través de correos electrónicos, mensajes de texto y conversaciones de pasillo- para iniciar lo que se convertiría en una cacería contra todo sospechoso de militar en las filas opositoras o de no hacerlo con contundencia en el bando oficialista.
Sentados en torno a sus superiores, los trabajadores escucharon la pregunta de por quién habían votado una y otra vez, recibieron amenazas de despidos y acabaron envueltos en un canje: ganar puntos para aumentos y ascensos a cambio de descubrir y denunciar a los “traidores” y “saboteadores” que no sigan a pie juntillas las directrices del Partido Socialista Unido de Venezuela. Fotos publicadas en Facebook, comentarios en Twitter, ausencias acumuladas en marchas oficialistas y hasta críticas a las políticas gubernamentales soltadas en un almuerzo se convirtieron en municiones para ejecutar la purga de la burocracia estatal.
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