Por qué votaría por Ollanta Humala

Miércoles, 4 de mayo de 2011

El progreso que ha hecho el Perú en la última década es impresionante. En el lado político la diferencia es del día a la noche. Después de la década oscura de los noventa, el país goza hoy de una amplia libertad de expresión, un poder judicial independiente, unas fuerzas armadas despolitizadas, y elecciones libres y justas. En el plano económico el progreso también es notable. El Perú tiene las más altas tasas de crecimiento económico del hemisferio, ha reducido la pobreza de más del cincuenta por ciento a un tercio de la población y en los últimos cinco años ha escalado veinticuatro posiciones en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. ¿Cómo se explica, entonces, que los peruanos estén obligados a escoger en la segunda vuelta presidencial del 5 de junio entre un militar radical nacionalista y la hija de uno de los peores dictadores que ha tenido el Perú en su historia republicana?

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La eterna derrota

Lunes, 4 de abril de 2011

Lo que ha ocurrido en México desde que Felipe Calderón asumió la presidencia en 2006 y decidió sacar al ejército para combatir el narcotráfico, es verdaderamente espeluznante. Hace dos años las autoridades mexicanas encontraron las cabezas de ocho soldados en bolsas de plástico en un centro comercial en Chilpancingo, en el estado de Guerrero. Un año después la cabezas de otros tres soldados aparecieron en una cava de hielo en Ciudad Juárez, donde la guerra contra el narco ha dejado un saldo de más de ocho mil víctimas desde 2006. Cerca de Tijuana la policía arrestó a Santiago Meza, conocido como El Pozolero, que confesó haber disuelto con ácido los cuerpos de 300 personas por órdenes de un capo local. En total son más de 34 mil las víctimas que ha cobrado esta guerra declarada por Calderón hace cuatro años, siete veces más que el número de víctimas estadounidenses en la guerra de Irak durante ocho años.

La efectividad de esta estrategia de Calderón es cada vez más cuestionada dentro y fuera de México. Un creciente grupo de expertos sostienen que Calderón cometió un grave error sacando al ejército y declarándole la guerra a los carteles. Dicen que esta guerra no se puede ganar y sacrificar tantas vidas en un conflicto que no se puede ganar es absurdo. La violencia en México, además, venía cayendo significativamente durante las últimas décadas (cayó la mitad entre 1992 y 2006). La guerra contra el narco sólo ha ayudado a empeorar la crisis que pretendía solucionar.

Este debate en México, no cabe duda, es extremamente importante. En pocos debates la diferencia entre dos argumentos contrarios podría equivaler a decenas de miles de vidas. Pero es también importante enmarcar esta discusión en el debate más amplio sobre la efectividad de la actual estrategia hemisférica para combatir el tráfico de drogas. ¿Ha sido esta estrategia efectiva? ¿No es la violencia en México y el triángulo norte de Centroamérica trágicas manifestaciones de su fracaso? Durante sus varias décadas de implementación, ¿ha logrado esta estrategia su objetivo declarado de reducir la producción y el consumo de drogas?

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El costoso error de Mrs. Whitaker

Martes, 15 de septiembre de 2009

Unjust and ineffectiveEn 1996 un profesor de una escuela secundaria en Georgia, Estados Unidos, apagó las luces de un salón de clase para que los estudiantes pudieran ver mejor un video. Wendy Whitaker, que entonces tenía 17 años de edad, estaba sentada en la parte de atrás del salón. Un amigo le sugirió que podían aprovechar la oscuridad para tener sexo oral. Y, sin saber que estaba cometiendo el error más costoso de su vida, Whitaker aceptó. Hoy, casi quince años después, todavía está sufriendo las consecuencias de esa imprudencia juvenil.

Como su amigo no tenía todavía 16 años (el incidente ocurrió tres semanas antes de su cumpleaños), Whitaker fue arrestada y acusada de perpetrar un crimen sexual contra un menor. El abogado que le designó la corte le recomendó, minutos antes de la audiencia, que se declarara culpable y, no sabiendo qué hacer ni qué pasos seguir para minimizar los costos de su error, Whitaker decidió naturalmente seguir su consejo. El resultado de esa rápida decisión fue una condena a cinco años de libertad condicional.

Siendo un persona sumamente desorganizada, Whitaker no cumplió todos los requerimientos de su condena (como asistir a sus citas con la corte) y fue encarcelada en la prisión estatal, donde convivía con mujeres presas por asesinato. Al año fue liberada y poco después cumplió su condena de libertad condicional. Pero eso no acabó con sus problemas. Al igual que muchos otros estados, Georgia tiene un registro público de ofensores sexuales. Basta hacer un clic en Google para encontrar la fotografía y la dirección de Whitaker en una lista de personas que “han sido condenadas por una ofensa criminal en contra de una víctima que es menor de edad u otra peligrosa ofensa sexual.” Como el registro no da detalles de cada caso, cualquier persona racional asume que los incluidos en el registro han perpetrado delitos sexuales graves contra menores de edad. No sorprende, pues, que todavía hoy, 13 años después del incidente en el salón de clase, la casi treintañera Wendy Whitaker se tropiece a cada rato con padres que, cuando la ven pasar, meten a sus hijos dentro de la casa.

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El silencio y el escorpión

Martes, 1 de septiembre de 2009

silenceEl 11 de abril de 2002 casi un millón de venezolanos marcharon al palacio de Miraflores en Caracas para exigir la renuncia del presidente Hugo Chávez, a quien la mayoría de la manifestantes responsabilizaba entonces de un progresivo desmantelamiento de la democracia. Cuando la marcha estaba cerca del palacio, estalló un tiroteo que duró varias horas y dejó un saldo de 19 muertos y más de 150 heridos. Un video transmitido en los canales de televisión mostró a pistoleros chavistas disparando contra la marcha pacífica y la transmisión afectó seriamente la imagen del gobierno. Horas después un general apareció en la televisión anunciando que el alto mando militar le había pedido la renuncia a Hugo Chávez y que él la había aceptado.

El día siguiente Pedro Carmona, el entonces reputado líder opositor y presidente de la principal federación de empresarios, se juramentó como presidente transitorio y violó la Constitución disolviendo la mayoría de las instituciones democráticas. La decisión atizó la indignación de muchos chavistas, que salieron a las calles a protestar y pedir la reinstauración del presidente, y más importante aún, hizo que militares en posiciones claves reconsideraran o se rebelaran. Esa madrugada, menos de 48 horas después de su derrocamiento, Hugo Chávez fue devuelto en helicóptero a Miraflores para reasumir su cargo como presidente.

En su libro El silencio y el escorpión, Brian A. Nelson nos ofrece un recuento de los confusos sucesos de esos días, producto de una exhaustiva investigación que le tomó siete años completar. Uno de los argumentos principales del autor es que, desde una perspectiva histórica, el golpe es un hito importante, porque, además de haber tenido repercusiones de largo alcance, nos ayuda a descifrar y entender la Venezuela moderna. Su argumento quizá suena grandilocuente, pero no lo es: ningún otro suceso ilustra tan bien el estado de extrema polarización en el que se encuentra Venezuela; y pocos episodios han tenido consecuencias tan adversas para el futuro de la democracia en el país.

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Bizarra normalidad

Sabado, 15 de agosto de 2009

t_fiscal_169Aunque ha sido “por ahora” engavetado, el proyecto de Ley contra Delitos Mediáticos, presentado al Congreso por la Fiscal General Luisa Ortega Díaz, debe ser visto como una seria amenaza a la libertad de expresión en Venezuela. Las definiciones de “delito mediático” y “medio de comunicación” son tan amplias y poco específicas que acciones inofensivas podrían ser penalizadas. Cualquier denuncia podría ser interpretada como un atentado contra la paz social, el orden público o la salud mental. Cualquier crítica al gobierno podría ser vista como una acción para promover el odio, la hostilidad y la violencia. Incluso la omisión voluntaria de informaciones –que a veces es difícil de separar de la incompetencia y la flojera– podrían ser castigadas con varios años de cárcel.

En su discurso en la Asamblea Nacional la Fiscal General defendió el proyecto de ley citando la Constitución, leyes internacionales y una sentencia del Tribunal Supremo. Varias veces tuvo que hacer pausas porque los aplausos de los diputados al final de sus frases no la dejaban seguir. Sus argumentos eran rencorosos, vengativos, fanfarrones, repletos de sofismas y contrarios a los más elementales principios democráticos. Pero Ortega Díaz los esgrimió con naturalidad. La Fiscal General hablaba como si se tratara de cualquier debate legítimo de ideas, y no de una apasionada defensa de una ley totalitaria.

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