El escape de la productividad

Miércoles, 28 de diciembre de 2011

Parte importante del paisaje caraqueño son los motorizados. Uno los ve en todas partes, en números que uno no ve en otras grandes metrópolis.

Cuando llueve uno ve centenares debajo de los puentes, esperando que escampe. En el tráfico cruzar de canal es difícil porque pasan como balas entre los carros. De hecho, muchos motorizados han atropellado a peatones que cruzan avenidas trancadas por el tráfico pensando que los carros son la principal amenaza.

El boom petrolero explica en parte el boom de motorizados. Pero también lo explica otros factores. Las motos son más baratas que los carros, no gastan gasolina en un país donde la gasolina es casi gratis, es fácil estacionarlas y, sobre todo, son la mejor manera de evadir el tráfico.

Todo país tiene una reserva de energías productivas. En Caracas buena parte de esas energías son asfixiadas o reprimidas por el tráfico. El embudo del tráfico frustra parte de las energías productivas de la ciudad.

Los motorizados son la manifestación física de esta energía productiva negándose a ser asfixiada y encontrando un escape.

Indignados latinoamericanos

Martes, 27 de diciembre de 2011

Gráfico del Barómetro de las Américas 2010 (LAPOP):

La sorpresa es que Chile esté tan abajo en la lista de países. Obviamente, no hay una fuerte correlación entre el volumen y la efectividad de los manifestantes y el porcentaje de la población que sale a las calles a protestar.

Corrección: Setty/Steven me saca de mi sopor navideño señalando lo obvio. Chile probablemente está tan abajo porque el año del gráfico es 2010, no 2011.

“Semana” defiende a Santos

Viernes, 23 de diciembre de 2011

Me cuenta un colega colombiano que Felipe López, presidente de la revista Semana, es muy cercano a Juan Manuel Santos.

No sé si eso es verdad, pero pareciera serlo, a juzgar por esta pequeña nota de Semana explicando porqué Santos no dijo nada cuando el presidente de Ecuador, Rafael Correa, sugirió que Uribe tenía vínculos con narcotraficantes:

Un hecho de la rueda de prensa conjunta que ofrecieron Juan Manuel Santos y Rafael Correa llamó la atención. Cuando el presidente ecuatoriano retó al expresidente Uribe a una prueba de polígrafo para establecer si él tenía vínculo con las Farc o Uribe con los paras, el presidente Santos no salió a defender a su antecesor. En sus anteriores reuniones con Chávez, Santos había dejado saber que no permitiría referencias desobligantes sobre Uribe. Lo que pasó en esta ocasión es que Correa estaba respondiendo a una pregunta del periodista colombiano Antonio José Caballero sobre qué opinaba de los trinos de Uribe en que lo acusa de nexos con las Farc. Como se trataba de un intercambio de palabras entre el periodista de RCN y Correa, Santos sintió que no tenía velas en ese entierro.

Esto es patético.

Lo que Semana no dice es que burlándose de Uribe públicamente junto a los miembros del ALBA, refiriéndose a él como  “nuestro enemigo” en conversaciones con Chávez,  Santos le está abriendo el espacio a Chávez, a Correa y cualquier otro miembro del ALBA a soltar comentarios como el que hizo Correa.

 

La locura de la Ley de Costos

Jueves, 22 de diciembre de 2011

El retorcido sistema que ha ido emergiendo como resultado de la Ley de Costos y Precios Justos pareciera reafirmar con contundencia un hecho que a mí no me deja de sorprender. El gobierno está convencido de su propia ficción. Es decir, para ellos el origen de la inflación es la especulación capitalista.

Y cuando amenazan a Parlamat por presuntamente acaparar leche, o amenazan con multas a las empresas por no registrarse en el Sistema Automatizado de Administración de Precios (Sisap), no lo hacen para castigar a las personas que tratan de desvirtuar una fantasía que ellos inventan para engañar a la gente y sobrevivir.

Lo hacen para forzar al país a confabularse con una ficción en la que ellos mismos creen.

Navidad en libertad

Miércoles, 21 de diciembre de 2011

Theresly Malavé

Abogar por la libertad de los presos políticos en Venezuela no es una tarea fácil, porque el éxito no lo determina la fuerza de los argumentos.

El gobierno o los jueces (casi lo mismo en Venezuela) no sueltan a un preso porque el preso político o sus abogados tienen la razón o porque siguen procedimientos legales. Lo sueltan por cálculo político (liberar la presión de una olla para que no estalle), presión internacional (Álvarez Paz) o raros brotes de compasión (Lázaro Forero).

Por eso a los activistas no les queda sino pujar y pujar para ver si, por una combinación de constante presión y suerte, logran filtrar pequeñas dosis de justicia a través de un aparato judicial totalmente politizado.

Hoy un grupo de activistas, liderados por Theresly Malavé, logró que liberaran Henry Vivas.

Silenciosamente, sin afán de protagonismo, reafirmaron una vez más que los gobiernos autoritarios no son inmunes a la presión pacífica de la sociedad civil.