El tema de la mayoría

Lunes, 17 de febrero de 2013

El problema con las protestas es que están desconectadas de la mayoría. Hay gente que respeto y aprecio, incluyendo el inteligente @Econ_Vzla, alertándome sobre la conveniencia de contar con una base social mayoritaria.

¿Debemos esperar a ser mayoría?

Más que la pregunta incorrecta creo que esta es la pregunta excluyente. Aceptarla nos arrincona injustamente. Y responderla nos hace excluir una parte importante de la historia. Me recuerda la manera equivocada como Enrique Krauze se plantea el tema de la vocación social de Chávez.

¿Por qué?

Hagamos un experimento mental. El próximo abril se celebran elecciones bajo condiciones justas, rompiendo el monopolio mediático, acabando con el obsceno ventajismo de recursos, prohibiendo la intimidación a empleados públicos, liberando las fuentes de financiamiento de la oposición y evitando la violencia contra testigos opositores en los centros electorales, entre otras cosas. ¿Podría triunfar Henrique Capriles?

Pongo apropósito a Capriles como ejemplo. Hace apenas diez meses, cuando la situación económica estaba “mejor” y a pesar del ventajismo, el abuso y la ola emotiva desatada por la muerte de Chávez, Capriles ganó o perdió por muy poco. Ni el gobierno plantea otro escenario.

Pero seamos aún más justos. ¿Ganaría Capriles si compitiera contra Maduro gozando del tradicional ventajismo oficial? Imaginen a Capriles desapareciendo a Maduro de los canales de TV y utilizando el sistema de medios públicos para denunciar constantemente problemas como la inflación, la escasez y inseguridad (y presionando a Venevisión y Televen para que hagan lo mismo). Imaginen a Capriles con su propia Misión Vivienda, con el presidente de PDVSA como su jefe de campaña, con los militares ayudándolo a movilizar el voto, con una enorme ventaja estructural en los estados rurales, etc, etc, etc.

¿Piensan que ganaría? Si creemos que Capriles ganó en abril, es sensato asumir que con estas ventajas su victoria sería prácticamente segura.

Y, si es así, ¿qué entonces significa realmente la mayoría de Maduro?

Lissette González dice:

Pero aun en el caso de que hubiera elecciones limpias y en igualdad de condiciones, sin ventajismo, todavía queda otro pequeño problema: para ganar elecciones hay que ser mayoría y no lo somos.

Esta desvinculación total de las condiciones electorales y la composición del voto es asombrosa. Y, como ya dije, creo que es útil pensar en la protesta como una manera importante de hacer frente al deterioro de las condiciones. Seamos o no seamos mayoría.

Pero hay otro punto importante.

¿Por qué se abandonó la protesta pacífica como herramienta de lucha después del 14/A? ¿No era entonces la oposición mayoría como sostuvo unánimemente la MUD? Si ese tampoco era el timing correcto, ¿cuál entonces es? Y, si ganamos en 2019 y el gobierno se roba las elecciones, ¿qué vamos a hacer? ¿Esperar una derrota en las posteriores municipales para comenzar otra vez el ciclo?

Podemos decir que renunciar a la calle después de abril fue un acierto. Podemos también decir que ahora no es el momento de protestar porque no somos mayoría.

Pero no podemos sostener las dos cosas al mismo tiempo.

Memorias del CTR

Jueves, 13 de febrero de 2014

Hay anécdotas tempranas del chavismo que nos ayudan a entender lo que ocurre en el presente.

¿Alguien se acuerda, por ejemplo, de la fotografía de un camión y un microbús en el que llegó el colectivo La Piedrita a sabotear violentamente una marcha de estudiantes opositores en 2009?

En la foto que se difundió entonces se podía ver leyendas en los vehículos que decían “Grupo de Trabajo La Piedrita” al lado del logotipo del canal estatal de televisión ViVe.

Pero eso fue cuando ya no era un secreto la relación entre el gobierno y estos colectivos grupos paramilitares, a veces, como en el caso de La Piedrita, fascinantemente compleja.

Mucho antes de eso, poco antes del golpe de abril de 2002, se llevó a cabo una reunión entre Hugo Chávez y el alto militar para debatir cómo combatir la marchas y la huelga de la oposición.

Y a esa reunión llegaron de pronto los miembros del Comando Táctico de la Revolución (CTR), un grupo que controlaba parte de la maquinaria política de Chávez.

…the tone of the meeting instantly changed, as did the attitude of the president. Before the appearance of the CTR, Chávez had been behaving like the president of Venezuela and the commander in chief of the armed forces -his two primary roles…..But now Chávez was transformed. He was now the leader of the Bolivarian Revolution, a very different role.

The CTR steered the meeting toward their plans to employ the Bolivarian Circles as a paramilitary force to stop the marches and defend the president, specifically by organizing them into brigades. Then they discussed a plan to have the National Guard storm the central offices of PDVSA in Chuao to take control of the oil company by force. They also spoke of launching an aggresive information campaign on both the public and the private TV stations, including having loyalists fill the highways with cars and then broadcasting the images on TV to make it look as if people were working.

Esta pequeña anécdota sintetiza la filosofía gangsteril del ejercicio del poder que tiene la cúpula chavista.

¿Y adivinen quién era uno de los miembros del CTR? La actual primera dama, Cilia Flores.

Basado en testimonios de varios asistentes, mi amigo Brian Nelson reconstruyó esta reunión en su excelente libro sobre el golpe.

No cuesta mucho trabajo imaginar las reuniones de ahora. Contacten a los colectivos y mándenlos a Plaza Venezuela, no dejen que ningún medio transmita imágenes de la marcha, saquen a NTN24 de las cableras, llenen autobuses con nuestros seguidores para la contramarcha, emitan una orden de arresto contra Leopoldo López.

Después de todo, eso es lo que hubiese hecho El Comandante, ¿no?

¿Es #LaSalida la salida?

Jueves, 13 de febrero de 2014

¿Qué es mejor? ¿Protestar para buscar ya un cambio de gobierno o forjar una estrategia moderada de largo plazo para derrotar al gobierno en las presidenciales de 2019?

Quienes han planteado mejor el dilema son Carlos Blanco y Fernando Mires.

El argumento de Mires, defensor de Capriles, se reduce a que..

En Venezuela lo que más abunda son manifestaciones sociales. Pero ponerse al lado de ellas exige bajar el perfil publicitario de las acciones políticas, analizar cada huelga, cada paro, cada síntoma de descontento, y convertirse en abogado político de los manifestantes. En otras palabras, y eso es lo que captó Capriles, había llegado el momento de crecer desde abajo hacia arriba, ganar con paciencia y trabajo gris a trabajadores aún adictos a Maduro, buscar modos de comunicación con la masa indecisa y cerrar filas alrededor de los bastiones regionales arrebatados al gobierno. En fin, todo indicaba que la dirigencia de la oposición iba aprovechar el lapso no-electoral para configurar una mayoría social, democrática y popular en contra de la oligarquía militar-civil enquistada en el poder.

¿Cómo? Librando…

…una ardua lucha al interior de los sindicatos, de las organizaciones populares y civiles, en las universidades y en las escuelas, en los pueblos y en las aldeas. El poder de la calle –ese es el punto- surge del poder social y no al revés.

Por otro lado, Carlos Blanco defiende la propuesta de Leopoldo y MCM:

El país no espera porque no solo se desintegra el Estado capturado por las mafias, sino que la sociedad, agobiada por la escasez y el crimen, no aguanta más. El caos y la anarquía ya existentes han llegado a cotas inmanejables y por tal razón el reemplazo del régimen de Maduro debería hacerse cuanto antes. Sin duda que en el país hay quienes creen que la restauración de la democracia pasa por un golpe de estado, similar al de Chávez en 1992; sin embargo, no es esta la postura que promueven Ledezma, Leopoldo, María Corina y la MP…el reemplazo de Maduro puede y debe hacerse dentro de las posibilidades que plantea la Constitución.

¿Quién tiene la razón?

El problema de los caprilistas es que miran la realidad no como algo fluido y cambiante sino estático. Asumen que en cinco años el escenario político va a ser el mismo y tendremos otra vez una oportunidad de ascender al poder. Pero ¿la tendremos?

La situación de los medios se ha transformado radicalmente en pocos meses. A este ritmo es posible que ningún diario importante esté en manos de adversarios del gobierno u operando a finales de año. El derecho a la manifestación pacífica está bajo azote, así como el de libre movilidad. Lo más probable es que la represión aumente conforme se acentúe la crisis economica. Y la crisis se va a acentuar.

El 7/O y el 14/A hubo una oportunidad real de victoria. En 2019 quizá ya no queden suficientes espacios de acción democrática para aspirar a una transición. Y, si quedan espacios, será porque la oposición…salió a la calle a presionar.

Que el timing no es el ideal para convocar protestas (porque en este momento no somos mayoría) es un argumento débil. En este sentido el resultado de las municipales no es lo importante. Lo clave es preguntarse si, en un terreno electoral nivelado (sin trampas, ventajismo, intimidación del voto, represión, monopolio de medios, etc), la oposición estaría en el poder. Los defensores de Capriles podrán pensar que nunca hemos sido mayoría. Pero hace pocos meses Capriles sostenía que sí lo éramos.

Pero ¿tienen razón Leopoldo y MCM en proponer #LaSalida?

Las críticas más inteligentes a ellos no son críticas a las protestas en sí mismas. Son criticas a una estrategia confusa que consiste en lanzar una idea con pocas posibilidades de éxito. Porque ¿cómo exactamente vamos a pasar de la calle al revocatorio, la renuncia o la Asamblea Constituyente si todas las instituciones están en manos del gobierno?

Es un punto válido. Nos dice que la estrategia puede ser mejor. Todas las estrategias siempre pueden ser mejores. Lo que no nos dice es que antes de las protestas la inercia opositora nos tenía enlodados en un lugar peor al que estamos ahora.

#LaSalida quizá no es la salida, pero ha contribuido a recobrar un sentido de urgencia y una disposición de lucha sin los cuales es difícil imaginar un fin al chavismo.

Actuar es diagnosticar

Martes, 11 de febrero de 2014

-Ya puede pasar -la secretaria colgó.

-Cómo así -bromeó la profesora-. Si llevo aquí sólo veinte minutos.

La secretaria no sonrió. Mirian se levantó pensando que la odiaba o carecía de sentido del humor o las dos. La bella abrió la puerta de la oficina y le dijo pase. Al llegar le había dicho que su jefe estaba en una reunión importante, pero lo encontró otra vez comiendo pollo.

Osorio sonrió cuando la vio. Estaba alegre. Ya había terminado de comer y tenía las manos llenas de grasa. Le hizo una seña a Mirian para que le pasara el rollo de papel absorbente.

-Le van a salir alas, doctor.

Sonrió mientras sacaba papel del rollo. Le pegó un gritó a la secretaria para que le trajera agua.

-Y no me esperaba que me recibiera tan pronto, Osorio. Sólo me hizo esperar media hora.

-Yo soy así con mis amigos Mirian -se limpió la boca, las manos, los dedos uno por uno-. Mientras mejor los conozco mejor los trato.

La secretaria entró enseguida con el vaso de agua. Osorio sonrió de oreja a oreja: sólo ver a la muchacha lo llenaba de felicidad. Y, cuando la bella caminó otra vez hacia la puerta, la miró de arriba abajo como un pervertido.

-¿Qué te parece, Mirian? Ya yo me enteré que en estas cosas tú piensas como un macho. ¿Está o no está riquísima?

-Tengo mi pareja, Osorio. Además ya estoy demasiado vieja para andar pensando en esas cosas.

-Bah -la miró decepcionado-. Déjate de burocracias conmigo.

Se levantó y le dijo que tenía que orinar. Había un baño dentro de la oficina, pero fue al de afuera. La profesora vio la hora: las cuatro. La iba a agarrar el tráfico. Tendría que subir a San Blas en un pirata. Miró otra vez el afiche retocado de El Comandante. Desgraciados. No podía ver la imagen sin sentir rabia. Querían transformarlo, quitándole la berruga, ablanqueándole los dientes, volverlo un muñequito de torta. Afortunadamente no habían podido. La sonrisa y la mirada del Presidente eran demasiado genuinas.

Osorio regresó a los cinco minutos con un chocolate.

-¿Quiéres chocolate, Agatha? Y no me corrijas. Yo sé que te llamas Mirian pero para mí siempre serás Agatha. En honor a mi tía que en paz descanse. Tomátelo como un gran cumplido.

-Acuérdese que tengo diábetes. No puedo.

Osorio se vio en el espejo. Se alisó las patillas, el bigote, se revisó los dientes para ver si le quedaba un sucio. Luego se metió el chocolote en la boca y se sentó en el escritorio. Puso los pies sobre la mesa y las manos en la nuca como si tomara sol.

-Qué bueno que me mandó a llamar, Osorio. Precisamente ahora acabamos de terminar un recorrido por el barrio. Actuar es diagnosticar, como usted dice. Ese es su lema y lo estamos aplicando en el Consejo Comunal. Estamos haciendo una lista de las necesidades más urgentes de la comunidad.

-Te tengo una excelente noticia -la interrumpió-. No comiences con la lloradera y el berrinche y a pedirme real porque te va a gustar lo que te voy a decir.

Se quedó callado unos segundos, histriónicamente. Ya Mirian sabía que lo hacía adrede porque una vez le había dicho que admiraba como El Comandante hacía largas pausas cuando hablaba.

-Estoy ya casi seguro que le van a salir las casas a tus damnificados. A tus grasitas.

Osorio sonrió, con una expresión triunfal. Parecía esperar aplausos.

-Me alegró el día -lo complació la profesora-. Gran noticia.

-Salio rápido, ¿eh? -bajó los pies de la mesa; sus ojos destellaban-. ¿Y sabes cuál es el secreto, Mirian? ¿Sabes por qué conseguí esas casas tan rápido? Porque no hay nada que movilice al Estado como unas elecciones. Y, si hubiesen sido presidenciales, las consigo más rápido.

-Pero ¿entonces ya las aprobaron?

-Ya te dije que no, chica -su rostro se ensombreció-. Pero es casi seguro. Todavía no digas nada para no inflar ilusiones.

Se levantó y recogió una pelota de tenis.  Comenzó a rebotarla contra el piso, pasándola de una mano a otra. Siempre le había parecido que Osorio tenía un aire infantil, con esa mirada de niño travieso. Ahora pensó que no era sólo la mirada. Había otra cosa que le daba ese aire pero no sabía qué.

-¿Te gusta el básquet, Mirian?

-Sólo el fútbol. Ningún otro deporte.

-A mí sí me gusta. Mucho. Pero prefiero las ligas del college que la NBA. Allí es donde se juega el verdadero básquet. Es como el Mundial y las ligas europeas; como comparar al equipo de Brasil o Alemania con el Barça o el Real Madrid. No se puede.

Osorio lanzó la pelota en el sofá y se volvió a sentar. Puso su expresión seria, dejando caer la mirada con leve arrogancia, encogiendo los labios en un pequeño círculo como si imitara a un pececito.

-Necesito que me hagas un favor, Mirian. Yo te hice este favor y ahora necesito que tú me ayudes. Porque de eso se trata, ¿no? Ayudarnos mútuamente.

-Mande, Osorio. Usted sabe que yo siempre le he cumplido.

-En septiembre tenemos elecciones y estamos comenzando desde ya a organizarnos. Como sabes esto es un gobierno organizado. Por eso los escuálidos no nos ven luz. Para ellos todo es dinero, ganancia. Explotar al pueblo. Para nosotros todo es organización.

-Por eso El Comandante los vuelve ñoña cada elección.

-Exacto. Quiero dos cosas, Mirian. Dos cosas -ilustró el número con los dedos-. Una es de mediano plazo y no es urgente. La otra sí es ya. Es un favor para ya. Ya. ¿Comprendes?

Hizo otra de sus pausas histriónicas.

-Si esto de las casas sale, y creo que va a salir, voy a ir al barrio en una o dos semanas con cámaras de televisión. Vamos a mostrarle al país cómo estamos ayudando a los damnificados. Esto podría salir en algún noticiero de VTV o en el mismísimo programa de El Comandante. ¿Comprendes? Esto podría salir ahí. Y tú podrías aparecer en cámara.

Osorio sonrió y la miró otra vez con la expresión triunfal.

-Sería un gran honor. Usted sabe que para mí El Comandante es como un Dios.

-Tu tarea es reunir mucha gente del barrio cuando vaya con las cámaras. Mucha gente. Quiero gente de todo el barrio ahí, chavistas, escuálidos, quien sea. Mostrar que Petare ya es otra vez roja. ¿Comprendes?

-Hecho, doctor. ¿Y qué es lo segundo?

-Lo segundo es

De pronto Osorio fijó la mirada en su pelo, detallándolo como si fuera un insecto raro. Se levantó y se acercó para ver mejor.

-¿Con qué te pintas tú eso, Mirian? ¿Agua oxigenada?

-Qué le pasa, Osorio. ¿Piensa que estoy loca? Sólo la chusma usa agua oxigenada.

El teléfono sonó.

-¿Ya llegó? -preguntó apenas atendió-. Dame dos minutos. Ya casi termino.

Osorio colgó y vio su reloj.

-Antes que te vayas déjame decirte lo segundo -dudó unos segundos; la llamada lo había hecho perder el hilo-. Ajá. Quiero que hagas un censo para las elecciones, Mirian. Ubicar a todos los chavistas del barrio y hacer un registro con direcciones, teléfonos. Necesitamos una base de datos para movilizar a esa gente el día de la elecciones. ¿Comprendes? Organización, Mirian. Por eso esta revolución ha durado tanto. Pero, como dice El Comandante, no podemos confiarnos. Aquí está medio mundo conspirando contra nosotros, desde el imperio a los malditos colombianos a los maricones de Primero Justicia.

-El censo ya lo comencé a hacer. Le decía eso cuando llegué.

Osorio se levantó y se acercó a ella. La profesora le iba a contar más detalles sobre el censo pero no lo hizo. Su tiempo se había agotado.

-Entonces ya sabes Mirian -le puso la mano en el hombro cariñosamente-. Primero lo primero. Las cámaras de TV. Llenar San Blas de gente. Y luego te ocupas de lo otro. Ah -y vele diciendo a los beneficiarios que van a tener que bajarse de la mula. A mí esto me costo dinero, tiempo y esfuerzo.

La puerta enseguida se abrió y entró una señora ya mayor, muy elegante. Parecía molesta; a Mirian le dio la impresión de que venía a reclamarle algo a Osorio.

Él enseguida se acercó a ella y le besó la mano.

-Mi querida Amalia. Cómo estás. Bienvenida a Fundacomunal. Pasa, siéntate.

La señora no respondió. Osorio la miraba de arriba abajo. Sabía que estaba molesta y eso parecía deleitarlo.

-¿Sabes quien es ella, Mirian? Adivina quién es.

A la señora se le salía la calentura por los orejas.

-¿Conoces el Centro Comercial Mercatex aquí mismo a dos cuadras, Mirian? Ella es la dueña. Mírala. Mírale la cartera, la ropa. Toda una oligarca. De Cerro Verde, Mirian. Una Ama del Valle diría Herrera Luque. ¿No es cierto, Amalia?

-A lo que vine, Osorio -dijo la señora secamente-. No tengo mucho tiempo.

Osorio le hizo una seña para que se sentara. Antes de salir Mirian hizo un gesto para despedirse, pero él no la vio.

Leggy thing

Viernes, 7 de febrero de 2014

1) Miró a Sonia. “Parece estar enferma,” pensó. “Por segunda vez en el mes.” Se preguntó qué podía hacer para levantarle el ánimo.

2) Miró a Sonia. Sí, estaba otra vez enferma. ¿Qué podía hacer para levantarle el ánimo?

El estilo indirecto libre (EIL) es la diferencia entre estas dos oraciones. Sin abandonar la tercera persona, en la segunda oración la voz del narrador se acerca al personaje hasta fundirse con él.

Joyce en su cuento “The Dead”:

Lily, the caretaker’s daughter, was literally run off her feet.

El adverbio, literally, no es de Joyce. Él jamás utilizaría esa palabra. Es de su personaje. ¿Cómo le contaría Lily a una amiguita qué le ocurrió? Diría I was literally run off my feet!

Chéjov en “Rothschild’s Fiddle”:

The town was small, worse than a village, and in it lived almost none but old people, who die so rarely it was even annoying.

¡It was even annoying! Chéjov es uno de los más grandes cuentistas que ha dado la humanidad. ¿Cómo se explica que escriba algo tan poco original e imaginativo? Porque la frase no es del autor sino de su personaje.

En el otro extremo tenemos a Santiago Roncagliolo:

Sus palabras pretendían distender la conversación, pero cayeron como pelotas en un campo sin jugadores. Dieron algunos botes contra el suelo y se quedaron ahí, muertas.

La imagen es original, pero tiene un problema. El narrador que dice esta frase está cerca del protagonista, Max. En las páginas anteriores Roncagliolo viene utilizando el EIL. El problema con la imagen es que Max no tiene el talento para inventarla. Estamos oyendo a Roncagliolo.

El EIL crea una tensión entre la voz del autor y la voz del personaje. Porque, si el narrador se acerca a su creación a través del EIL, cualquier despliegue lírico puede chocar con la voz del personaje.

Ahora bien, ¿cómo puede un autor lidiar con esta inherente tensión?

Primero, aceptando la pequeña pérdida de autonomía del personaje, como en el ejemplo de Max. Roncagliolo quizá piensa que Max pierde autonomía, pero lo que gana con su bella frase justifica esa pequeña pérdida, sobre todo si se cuida luego de no incurrir sistemáticamente en estas pequeñas violaciones.

La segunda opción es la del ejemplo de Chéjov. Si preservar la autonomía del personaje implica utilizar a veces lenguaje e imágenes sonsas, so be it. Más importante aún, el objetivo aquí no escribir una oración bonita sino meterse en la mente del personaje.

Pero hay una tercera vía, ilustrada magníficamente por Nabokov en su novela Pnin. A Pnin se le cae el cascanueces. Trata de atajarlo pero “the leggy thing” se le escurre de las manos y cae al agua.

Como ya han señalado algunos críticos, el “leggy” es de Nabokov; sólo una imaginación chisporroteante como la de él puede hacer esa asociación de imágenes. Pero el “thing” es claramente del personaje. Y distiende un poco la tensión creada por el “leggy.” Nabokov trata de burlar la tensión inherente del EIL. Ser Nabokov sin quitarle la voz a Pnin.