Leggy thing

Viernes, 7 de febrero de 2014

1) Miró a Sonia. “Parece estar enferma,” pensó. “Por segunda vez en el mes.” Se preguntó qué podía hacer para levantarle el ánimo.

2) Miró a Sonia. Sí, estaba otra vez enferma. ¿Qué podía hacer para levantarle el ánimo?

El estilo indirecto libre (EIL) es la diferencia entre estas dos oraciones. Sin abandonar la tercera persona, en la segunda oración la voz del narrador se acerca al personaje hasta fundirse con él.

Joyce en su cuento “The Dead”:

Lily, the caretaker’s daughter, was literally run off her feet.

El adverbio, literally, no es de Joyce. Él jamás utilizaría esa palabra. Es de su personaje. ¿Cómo le contaría Lily a una amiguita qué le ocurrió? Diría I was literally run off my feet!

Chéjov en “Rothschild’s Fiddle”:

The town was small, worse than a village, and in it lived almost none but old people, who die so rarely it was even annoying.

¡It was even annoying! Chéjov es uno de los más grandes cuentistas que ha dado la humanidad. ¿Cómo se explica que escriba algo tan poco original e imaginativo? Porque la frase no es del autor sino de su personaje.

En el otro extremo tenemos a Santiago Roncagliolo:

Sus palabras pretendían distender la conversación, pero cayeron como pelotas en un campo sin jugadores. Dieron algunos botes contra el suelo y se quedaron ahí, muertas.

La imagen es original, pero tiene un problema. El narrador que dice esta frase está cerca del protagonista, Max. En las páginas anteriores Roncagliolo viene utilizando el EIL. El problema con la imagen es que Max no tiene el talento para inventarla. Estamos oyendo a Roncagliolo.

El EIL crea una tensión entre la voz del autor y la voz del personaje. Porque, si el narrador se acerca a su creación a través del EIL, cualquier despliegue lírico puede chocar con la voz del personaje.

Ahora bien, ¿cómo puede un autor lidiar con esta inherente tensión?

Primero, aceptando la pequeña pérdida de autonomía del personaje, como en el ejemplo de Max. Roncagliolo quizá piensa que Max pierde autonomía, pero lo que gana con su bella frase justifica esa pequeña pérdida, sobre todo si se cuida luego de no incurrir sistemáticamente en estas pequeñas violaciones.

La segunda opción es la del ejemplo de Chéjov. Si preservar la autonomía del personaje implica utilizar a veces lenguaje e imágenes sonsas, so be it. Más importante aún, el objetivo aquí no escribir una oración bonita sino meterse en la mente del personaje.

Pero hay una tercera vía, ilustrada magníficamente por Nabokov en su novela Pnin. A Pnin se le cae el cascanueces. Trata de atajarlo pero “the leggy thing” se le escurre de las manos y cae al agua.

Como ya han señalado algunos críticos, el “leggy” es de Nabokov; sólo una imaginación chisporroteante como la de él puede hacer esa asociación de imágenes. Pero el “thing” es claramente del personaje. Y distiende un poco la tensión creada por el “leggy.” Nabokov trata de burlar la tensión inherente del EIL. Ser Nabokov sin quitarle la voz a Pnin.

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