Periodismo y neutralidad

Lunes, 25 de marzo de 2013

En Tal Cual Alonso Moleiro escribe sobre un tema que siempre me ha interesado: la neutralidad u objetividad en el periodismo. Moleiro critica a los periodistas que…

…suelen escaparse de cualquier brete que les permita quedarse en sus zonas de confort con los mismos argumentos: “no soy quién para tener opiniones; soy periodista”. La más curiosa de todas las excusas es aquella que esgrimen algunos anclas televisivos: ante todo son “profesionales”; interpretar la realidad es una suerte de “falta de respeto”.

Moleiro hace buenos comentarios sobre este tema, pero me gustaría añadir o reforzar un punto.

Las fronteras entre el reportaje y la opinión/análisis son más porosas de lo que se piensa. Un reportero se beneficia de ser un buen analista e intérprete de la realidad; de tener buen criterio. Y con buen criterio me refiero a la capacidad de adentrarse en el remolino caótico de la vida y separar lo importante de la hojarasca; reconocer qué encaja con qué, qué brota de qué, qué conduce a qué; de discernir el peso de algo para manejar con sutileza el juego de los énfasis.

García Márquez ilustra este punto. Es un prosista de lujo y estupendo evocador; un reportero de alto vuelo con un gran dominio de la forma y que modela el idioma con virtuosismo, haciéndole decir todo lo que se le pasa por la razón. Un encantador de serpientes capaz de desarmar con su prosa hasta sus más acérrimos enemigos.

Pero sus increíbles lapsus de criterio a veces empobrecen enormemente sus reportajes (los de Cuba, por ejemplo), como lo demuestra Enrique Krauze en su magistral ensayo sobre él.

Discurso homosocial

Viernes, 22 de marzo de 2013

“Hay ideas tan estúpidas que sólo se le pueden haber ocurrido a un académico.”

Esta es una frase irreverente, pero desde que la escuché por primera vez a cada rato la recuerdo. Como después de leer este reportaje del NYT sobre Philip Roth, donde citan un paper con el título…

“Queering Philip Roth: Homosocial Discourse in ‘The American Trilogy,’ ” by David Brauner, who teaches at the University of Reading in England, did not entirely live up to its title; it did not turn Mr. Roth into a gay writer. But it lingered on some passages like the one where Nathan Zuckerman talks about what Swede Lvov looked like without his T-shirt on in “American Pastoral” or the poignant scene in “The Human Stain” where Zuckerman and Coleman Silk dance together, and suggested that eros in Roth is even more complicated than many readers suspect.

¿Qué pensará Roth de esto? Ahora que lo pienso, ya sabemos qué piensa. De hecho, en este comentario que le hizo a David Remnick hace ya un tiempo, Roth lo ilustra con una metáfora:

It’s like baseball. Suppose you and I went to the ballpark together, and there’s a guy next to us with his kid. And he was saying, ‘Now, what I want you to do is watch the scoreboard. Stop watching the field. Just watch what happens when the numbers change on the scoreboard. Isn’t that great? Now, do you see what just happened up there? Did you see what happened? Why did it happened?’ And you say, ‘That guy is crazy.’ But the kid imbibes it and goes home and he’s asked, ‘How was the game?’ And he says, ‘Great! The scoreboard changed thirty-two times and Daddy said last game it changed only fourteen times and the home team last time changed more times than the other team. It was really great! We had hotdogs and we stood up at one point to stretch and then we went home.’ Is that politicizing the baseball game? Is that theorizing the baseball game? No, it’s not having the foggiest idea in the world what baseball is.”

Maduro al volante

Viernes, 22 de marzo de 2013

Hay algo extraño en la orden del canciller Elías Jaua de  “suspender” los contactos entre Estados Unidos y Venezuela por declaraciones de la subsecretaria de Estado norteamericana, Roberta Jacobson.

En primer lugar, es difícil tomar una gran medida contra un país cuando ya se rompieron vínculos diplomáticos con ese país. En vez del gran anuncio de “supender” contactos, el gobierno ha debido romper relaciones con Estados Unidos “ahora sí de verdad.” Suena más dramático.

En segundo lugar, Estados Unidos lleva ya tiempo diciendo lo mismo, sin que Venezuela tome ninguna medida. Lo que dijo Jacobson no representa un cambio ni en la sustancia ni en el tono.

Resulta raro, además, que Venezuela “suspenda” los contactos por el comentario anodino de Jacobson. ¿No es una peor ofensa que Estados Unidos esté planificando un asesinato para matar a Capriles? ¿Por qué no suspendieron los contactos por eso?

La guinda del coctel, sin embargo, es que al parecer, según nos informa Maruja Tarre, Maduro dio a entender en una declaración que él piensa que Roger Noriega y Otto Reich son los agregados militares de EEUU en Caracas cuya expulsión él mismo ordenó.

Bajas defensas

Miércoles, 20 de marzo de 2013

Como ya he comentado, Alfredo Croes y la gente de Datos hicieron el estudio más profundo que se ha hecho sobre los Consejos Comunales, lo cual los llevó a visitar más de quinientos barrios. ¿Qué se llevó Croes de esta experiencia? Una de sus conclusiones me pareció conmovedora:

En las entrevistas se presentó la sensación de estar ante personas que están haciendo esfuerzos casi sobrehumanos para compensar un poco el abandono al que han sido sometidos tanto ellos como los suyos. Ese sentimiento de abandono, visible físicamente en las comunidades visitadas, no ha endurecido sus defensas ante la demagogia política. Al contrario, parece hacerlos más vulnerables ante la misma.

Piensen en el familiar o amigo que sufre de una grave enfermedad que probablemente lo va a matar. Vean cómo el sufrimiento y el miedo lo hacen más vulnerable a depositar esperanzas en rezos, virgenes milagrosas, curas alternativas. Vean cómo se agarra como un náufrago de una tabla de cualquier tratamiento que le de esperanza, por más alocado que este suene o sea.

Qué más da

Miércoles, 20 de marzo de 2013

María Corina Machado ha estado resaltando con razón el silencio de la comunidad internacional ante lo que está ocurriendo en Venezuela.

No sólo es el silencio ante la sentencia inconstitucional del 8 de marzo, que le permitió a Nicolás Maduro competir desde la presidencia. También son los militares alineándose políticamente con mayor desfachatez que antes. Rafael Ramírez diciendo que los trabajadores de PDVSA estarán activados en la campaña para elegir a Maduro. La selectiva intimidación judicial a Henri Falcón, Leopoldo López, Richard Mardo y otros. El cierre del aeropuerto de La Grita para impedirle a Capriles llegar a un acto público. Y el ministro de Turismo, como Joe McCarthy, ordenando a una cadena estatal de hoteles no permitir presentaciones de comediantes de oposición.

¿Y la comunidad internacional? ¿Y la OEA? Callada como callaba cuando Chávez hacía cosas similares. La diferencia es que ahora el gobierno, que no ha sido elegido por nadie, es más vulnerable a la presión. Pero nadie fuera de Venezuela ha lanzado una crítica. Al contrario, lo que en otros países sería visto como inaceptable es visto como normal en nuestro país.

¿Se debe esto a la usual indiferencia y la petrodiplomacia? ¿A que los gobernantes, calculando que Maduro tiene un buen chance de ganar, no quieren ponerse en las malas con Venezuela? Sí, pero también que la muerte de Chávez levantó una humareda de solidaridad que el gobierno ha aprovechado para abusar y actuar sin miedo a repercusiones internacionales de ningún tipo.

Y, en ese cálculo, no se han equivocado. Los países del hemisferio parecen resignados a coexistir seis años más con el chavismo.