Periodismo y neutralidad

Lunes, 25 de marzo de 2013

En Tal Cual Alonso Moleiro escribe sobre un tema que siempre me ha interesado: la neutralidad u objetividad en el periodismo. Moleiro critica a los periodistas que…

…suelen escaparse de cualquier brete que les permita quedarse en sus zonas de confort con los mismos argumentos: “no soy quién para tener opiniones; soy periodista”. La más curiosa de todas las excusas es aquella que esgrimen algunos anclas televisivos: ante todo son “profesionales”; interpretar la realidad es una suerte de “falta de respeto”.

Moleiro hace buenos comentarios sobre este tema, pero me gustaría añadir o reforzar un punto.

Las fronteras entre el reportaje y la opinión/análisis son más porosas de lo que se piensa. Un reportero se beneficia de ser un buen analista e intérprete de la realidad; de tener buen criterio. Y con buen criterio me refiero a la capacidad de adentrarse en el remolino caótico de la vida y separar lo importante de la hojarasca; reconocer qué encaja con qué, qué brota de qué, qué conduce a qué; de discernir el peso de algo para manejar con sutileza el juego de los énfasis.

García Márquez ilustra este punto. Es un prosista de lujo y estupendo evocador; un reportero de alto vuelo con un gran dominio de la forma y que modela el idioma con virtuosismo, haciéndole decir todo lo que se le pasa por la razón. Un encantador de serpientes capaz de desarmar con su prosa hasta sus más acérrimos enemigos.

Pero sus increíbles lapsus de criterio a veces empobrecen enormemente sus reportajes (los de Cuba, por ejemplo), como lo demuestra Enrique Krauze en su magistral ensayo sobre él.

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