Fosforito capitalista

Miércoles, 7 de julio de 2010

Antes de ser una de la más celebérrimas diputadas chavistas, Iris Valera tuvo un breve coqueteo con el capitalismo y fundó una empresa que bautizó MENSERVIC S.R.L.

La empresa contaba con un minúsculo local, pero ofrecía toda clase de servicios.

No exagero: toda clase de servicios.

Entre estos servicios (lo muestra el acta constitutiva) estaban:

1) Gestionar pagos de facturas telefónicas y energía eléctrica.
2) Mercados a domicilio.
3) Servicio busca personas.
4) Investigaciones privadas en casos de infidelidad conyugal.
5) Fumigación de casas y apartamentos.
6) Lavado y esterilización de tanques de agua potable.
7) Servicios de encuestas.
8) Instalación de sistemas de seguridad electrónicos.

Cuando llegó la revolución, Iris Valera decidió lanzarse a la Asamblea Constituyente. Pero no descuidó su empresa. A la par de su campaña, MENSERVIC S.R.L. firmó un contrato con el Instituto Nacional de la Vivienda para vigilar su sede por un mes.

Las cláusulas del contrato dicen que el “contratante (INAVI) deja bajo responsabilidad del contratista (MENSERVIC S.R.L.) el servicio de seguridad y vigilancia del edificio sede de la institución…para lo cual dispondrá de tres (3) personas uniformadas de pantalón azul oscuro y camisa clara.”

Las malas lenguas dicen que el contrato fue una mera fachada para desviar recursos públicos a la campaña de Valera para la Asamblea Constituyente.

Quizá.

Pero, más allá de la veracidad de estas acusaciones, a mí la parte que más me gusta del cuento es que, según el acta constitutiva, la vigilancia de edificios no figura, milagrosamente, entre los servicios ofrecidos por la todoterreno MENSERVIC S.R.L.

H/T: Gustavo Azócar.

Más sobre este tema:

Los guardianes de Chávez

Lunes, 5 de julio de 2010

Todo aquel que esté interesado en entender la Venezuela de hoy debe ver el documental Los guardianes de Chávez, dirigido por el español John Sistiaga.

El documental es una investigación sobre los grupos armados que están dispuestos a defender la revolución con sangre, desde los parapoliciales (o guerrillas urbanas) La Piedrita y los Carapaicas, hasta el FBL y las “legales” milicias.

Varias cosas vale la pena resaltar del documental: la devoción casi religiosa de estos grupos (es interesante, por ejemplo, ver cómo se mezcla la iconografía religiosa con la revolucionaria); la convicción de estos grupos de que serían asesinados si Chávez cae; la doble función de las guerrillas urbanas, que además de proteger la revolución luchan contra la delincuencia y el narcotráfico (llenando vacíos que ha dejado el Estado); las escenas en Petare, sobre todo en el Hospital Pérez de León (que le ponen un rostro humano -y espeluznante- a las frías estadísticas sobre la violencia); y sobre todo -y éste es el cráter del documental- las escenas del Ejército venezolano reconociendo que las FARC operan en Venezuela.

Sólo tengo una pequeña crítica: el documental se adentra muy poco en los vínculos que tienen grupos como La Piedrita con el gobierno. Mi amiga Sebastiana Barraez -periodista con quien he hablado horas sobre la naturaleza de estos vínculos- aparece en el documental. Pero el director comete el error de no preguntarle sobre esta curiosa y nebulosa relación entre Chávez y estos grupos, que no es tan directa como muchos piensan (ver La Piedrita).

Pero nada de esto disminuye el mérito -y la valentía- de los realizadores del documental.

Aquí los dejo con las cinco partes:

Parte I:

Parte II:

Parte III:

Parte IV:

Parte V:

Sobre Oliver Stone

Viernes, 2 de julio de 2010

Hay gente que dice que se debe separar al Oliver Stone artista del tiranófilo que admira a Castro y a Chávez, y hace documentales glorificándolos.

Yo no creo en esta división.

El Oliver Stone chavista es alguien que tiene ideas muy fijas sobre la dinámica entre Estados Unidos y América Latina; una narrativa inflexible y terriblemente simplista, con un aire de teoría de conspiración, donde los buenos y los malos están muy bien definidos, demasiado bien definidos, a un punto poco creíble y caricaturesco, que poco tiene que ver con el desorden de la realidad.

¿Chávez anti-Bush y blanco de Fox News? ¡Entonces tiene que ser de los buenos!

¿Chávez violador de los derechos humanos? ¡Imposible! ¡Él es anti-imperialista y los grandes medios de Estados Unidos lo odian!

¿Chávez ofreciendo a cerdos capitalistas jugosos negocios a cambio de favores? ¡Mentira! ¡Inventos del FBI!

¿El gobierno ofreciéndole dos millones de dólares a un rico empresario para que no implique a PDVSA en un escándalo? ¡Imposible! ¡No cuadra! ¡Más bien Chávez es odiado por la oligarquía porque ayuda a los pobres!

Esta tendencia inconsciente de Stone por simplificar la historia, por anular los grises y las ambigüedades, por reducir todo a un cuento de hadas fácilmente digerible, con un sistema moral binario, donde son sacrificadas las complejidades y los matices de la realidad, es una limitación de su inteligencia que no sólo abaratan sus documentales.

También sus películas.