Prisión dentro de la prisión

Miércoles, 12 de junio de 2013

En la cárcel Vista Hermosa algunos reos duermen en el techo por la superpoblación:

Aquí esta el resto.

Usted no es normal

Martes, 11 de junio de 2013

Otra cita de Fukuyama, del mismo ensayo, que me gustaría comentar:

A strong middle class with some property and some education is more likely to believe in the need for both property rights and democratic accountability. This is not a cultural issue but a matter of self-interest: One wants to protect the value of one’s assets from rapacious or incompetent governments and is more likely to have time to participate in politics (or to demand the right to participate) because higher income provides a better margin for family survival.

Déjenme tratar de enriquecer esto, en base a mi limitado “trabajo de campo” -mis numerosas conversaciones con gente en los barrios de Caracas.

Lo que dice Fukuyama sobre el tiempo es clave. Cuando hablo con seguidores de Chávez en los barrios me doy cuenta que ellos no siguen el día a día -y menos el hora a hora- de la política. De muchísimas cosas no se enteran porque, francamente, están abrumados con la vida. A esto, en el caso venezolano, hay que añadir la censura y autocensura en los medios, y el limitado acceso a Internet (25 por ciento de los hogares, según Lapop). Esto, por cierto, me recuerda una vieja columna de Moisés Naím:

Usted no es normal. Si está leyendo estas páginas, seguramente pertenece a la minoría de la humanidad que tiene un empleo estable, adecuado acceso a la Seguridad Social y que además disfruta de una considerable libertad política. Además, a diferencia de otros 860 millones de personas, usted sabe leer. Y gasta más de dos euros al día. El porcentaje de la población mundial que combina todos estos atributos es menos del 4%.

Usted no es un venezolano normal si tiene Internet en su casa, revisa tres o más veces al día Noticias 24, tiene cuenta de Twitter, lee los runrunes de Bocaranda y sabe qué es La Patilla.

En segundo lugar, lo más pobres tienen una vida extremadamente difícil; la prioridad es sobrevivir. Por eso una subida en el ingreso tiene mayor impacto que el deterioro gradual de servicios públicos como el agua y la luz. Por ejemplo, ¿importa mucho que se vaya el agua cuando la mayor parte de su vida no ha tenido agua corriente en su casa? En cambio, para el ciudadano de clase media no tener agua es grave, motivo de un cacerolazo o una protesta.

El aguafiestas de Fukuyama

Lunes, 10 de junio de 2013

En un ensayo sobre el crecimiento de la clase media en América Latina, Francis Fukuyama suelta unos datos sorprendentes que opacan un poco los avances de la última década:

If one uses education as an indicator, the size of the middle class shrinks in a dramatic fashion…In Argentina, less than 18 percent of the middle class has a high school education; in Brazil, less than 2 percent are college educated….

Reitero, menos del 2 por ciento de la nueva clase media en Brasil tiene título universitario. Y luego:

The middle class revolution in Latin America is perhaps a bit less impressive than at first glance. One large occupational group, from 30-50 percent depending on country, are what in Europe would be designated as “working class” in manufacturing, construction, or transport. Reflecting the region’s poor performance in education, no more than 20 percent in any country could be considered professionals (many probably being teachers).Many of the rest are former poor—owners of small shops or restaurants—and workers in the informal sector who have increased their incomes due to general economic growth.

Desde hace tiempo hay mucha discusión sobre qué es exactamente la clase media. ¿Debe definirse en base a ingreso y consumo? ¿O debe ser definida sociológicamente -es decir, por nivel educativo, propiedad, etc?

Fukuyama piensa que la definición debe ser sociológica. Y probablemente usted también, si lo sorprendió tanto como a mí que menos del 20 por ciento de la clase media en Argentina haya terminado el bachillerato.

Esto no debe hacernos subestimar los increíbles avances de la última década. Simplemente debe hacernos ver la enorme zanja que existe entre lo que los académicos y el público general entienden por clase media.

El fracaso en un gráfico

Viernes, 7 de junio de 2013

Hablando de la lucha antidrogas, miren en un gráfico el fracaso que ha significado para EEUU no cambiar de estrategia durante los últimos 30 años.

 

Errores endógenos

Viernes, 7 de junio de 2013

Hace un año critiqué a Alma Guillermoprieto por escribir:

As a normally pro-forma gathering of hemispheric leaders gets under way in Cartagena, Colombia, this weekend, Latin America could instead be approaching its declaration of independence from the United States. For the first time, the region might come out against a US policy. The change in what seemed to be an immovable subservience has come gradually, but the immediate cause is drugs, and the surprising agent is Otto Pérez Molina, retired general, former intelligence chief, graduate of the Pentagon’s School of Americas, and now the new president of Guatemala.

¿Qué me molestó?

Varias cosas, pero fundamentalmente interpretar la anuencia de América Latina al enfoque antinarcóticos de Estados Unidos como “inamovible servidumbre.” Es decir, caer en la trampa en la que caen muchos académicos estadounidenses: hablar de los países de América Latina como si fueran niños idiotas, serviles y fácilmente manipulables, incapaces de tomar sus propias decisiones -y, en este caso, cometer sus propios errores, tener sus propios prejuicios y ceder ante sus propias presiones internas.

Recordé algo que era tan cierto entonces como es ahora. Como Estados Unidos, muchos países latinoamericanos se oponen de plano a la legalización, aunque dicen, también como los norteamericanos, estar dispuestos a debatir.

¿Por qué se oponen? ¿Debido a que, como sugiere Alma, algunos presidentes no han podido todavía romper las cadenas de “inamovible servidumbre” y “firmar su acta de independencia”?

Quizá. Pero recordé que entre esos líderes está Daniel Ortega en Nicaragua, Ollanta Humala en Perú y Mauricio Funes y el FMLN en El Salvador -no precisamente modelos de servil pitiyanquismo.

Dije, además, que era curioso que estos líderes se plegaran sumisamente a la política de EEUU en la guerra antinarcóticos, y no hicieran lo mismo en otros asuntos como el embargo a Cuba, las Malvinas o Irán, donde Estados Unidos está solo.

¿Tenía razón?

La Asamblea General de la OEA probó reafirmó mi punto. Y con creces. Esto es de un reporte del NYT de hoy, titulado “In Americas, resistance to legal marijuana”:

The focus on the crack in the door for legalization has obscured the fact that several countries in the thick of the problem, and not just the United States, are cool to the idea or reject it outright as any solution to the violence or as a way to control consumption.

Brazil has opposed legalization of any drug, and its antidrug chief was fired two years ago after comments perceived as a softened stance on drug users.

The head of Peru’s antidrug agency told reporters after the O.A.S. report came out that it rejected legalization and was already overwhelmed with trying to treat the growing number of drug consumers there.

Mexico, too, has rejected wholesale legalization…

One of the more blunt antilegalization voices here came from Nicaragua. Denis Moncada, ambassador to the organization, told the gathering, “Replacing and weakening the public policies and strategies now in use to combat the hemispheric drug problem would end up creating dangerous voids and jeopardize the security and well-being of our citizens.”

Public opinion polls in the region, which trends conservative on social issues, generally show disapproval for the idea and, unlike the United States, few countries have an older generation that is comfortable with the drug and might advocate for it.

Y todo esto, repito, se sabía hace un año. Pero sólo su humilde servidor lo estaba señalando.