Líneas divisorias

Jueves, 2 de febrero de 2012

En la discusión sobre cuál es el mejor entre los precandidatos de la oposición han surgido varias líneas divisorias que cada quien utiliza para iluminar un contraste que le favorece y promover su opción favorita.

Teodoro Petkoff y Fernando Rodríguez, por ejemplo, dicen que Pablo Pérez representa la única opción genuina de izquierda frente a la derecha de Capriles y López. Y elegir a candidato de izquierda el 12 de febrero aumenta las posibilidades de derrotar a Chávez.

Otros dicen que la frontera importante es entre la nueva generación y los partidos tradicionales. Capriles encarnaría la renovación, mientras que Pablo Pérez la vieja política por su asociación con UNT, AD y Copei.

Y algunos han señalado las diferencias entre el discurso de Capriles y María Corina, contrastando el estilo elíptico de Capriles con el más directo de MCM.

¿Cuál de estos contrastes es el más importante electoralmente?

Aunque obviamente hay unos más importantes que otros, se ha dejado por fuera una línea divisoria que es quizá la más relevante: la que separa el abandono del trabajo de base. Donde la oposición tiene presencia y ha hecho trabajo de campo estas líneas que dividen a Primero Justicia de UNT, AD y Copei, o a la izquierda de la derecha, se diluyen en la irrelevancia. Y también se evapora esa razonable preocupación que tienen muchos de espantar a los indecisos y chavistas moderados con un discurso que confronta a Chávez y sus ideas.

En el Zulia o Táchira a pocos les importa que Pablo Pérez o César Pérez Vivas estén asociados a UNT, AD y Copei. En Petare la gente apoya a Ocariz por su gestión, no porque es de izquierda o de derecha. Donde el gobierno ha paliado un poco el sufrimiento de la gente el discurso polarizador y agresivo de Chávez no determina su nivel de apoyo.

Entender la importancia y valor de esta línea divisoria es quizá el mejor argumento que se puede esgrimir a favor de la unidad después del 12 de febrero. El trabajo de base que han hecho todos los partidos de la MUD en las diferentes ciudades y regiones del país debe ser justamente valorado.

Y también aprovechado y agradecido.

Romney y Chávez

Martes, 30 de enero de 2012

¿Por qué es poco probable que Chávez sea un tema en la campaña presidencial si gana Romney las primarias republicanas? ¿Por qué es poco probable que Romney ataque a Obama por ser suave con Chávez?

Apartando el poco interés que hay en Estados Unidos por América Latina (excepto en Florida), hay otra poderosa razón en un “oppo book” que escribió la campaña de McCain en 2008 para derrotar a Romney (vea página 84):

McCain 2008 Oppo File

Probablemente Florida lo empuje a hacer alguna que otra mención, pero dudo que a Romney le interese esa línea de ataque.

Perforando el chavismo duro

Lunes, 30 de enero de 2012

Daniel Candanga y sus dos hijas

En este blog llevo tiempo tratando de entender al chavismo duro. Aquí les dejo algunas observaciones (todas ya antes publicadas) que, pienso, han adquirido relevancia en el debate actual. Las actualicé y añadí una conclusión.

Están basadas en conversaciones con chavistas duros:

El alcance limitado de los medios. A pesar de que muchos de los chavistas con los que he conversado son muy pobres, sorprende ver que muchos tienen acceso a Internet, y, a través de Internet, a los medios opositores. Cuando me refiero al alcance limitado de los medios, no me refiero en realidad al alcance (que es un problema) sino a su capacidad de influencia. Al chavista duro es difícil convencerlo a través de Globovisión, El Universal o cualquier otro medio de comunicación que él identifique con la oposición.

La importancia del trabajo de base. Una pequeña ayuda a la abuelita enferma pesa mucho más que un año de programación de Globovisión. Cuando hablo con el chavista duro, quedo con la impresión de que el contacto directo podría ser muy efectivo. Un ejemplo. Hace unos meses pude escuchar e interactuar con un chavista duro durante tres horas. Después de hablar con él me hice dos preguntas: 1) ¿Podría algún día Globovisión, El Universal, Noticiero Digital o las conferencias de prensa semanales de Julio Borges alejarlo de Chávez? 2) Si Henrique Capriles, Leopoldo López, Pablo Pérez o María Corina Machado visita a este chavista duro, lo escucha y luego lo ayuda a resolver un problema menor o le explica con argumentos racionales cuál es el origen de sus problemas, ¿podría esta acercamiento hacerlo cambiar de opinión? La respuesta a la primera pregunta es un rotundo “no.” La respuesta a la segunda pregunta es “sí.” Lo cual me lleva a la tercera observación

El chavista duro no es impermeable. He escuchado a más de un analista diciendo que la oposición no debe perder tiempo con el chavismo duro. Debe más bien enfocarse en el chavismo light. Está bien. Con limitados recursos claramente hay que establecer prioridades. Pero mi impresión es que el chavista duro no es impermeable. Al contrario: el apoyo del chavista duro a Chávez puede ser muy frágil. Se fundamenta, a veces, en creencias fáciles de resquebrajar. Y, una vez confrontadas estas creencias, este apoyo se puede derrumbar como un castillo de arena. Pero este trabajo debe hacerse cara a cara. Hablando con el chavista duro me he dado cuenta que la gente subestima enormemente su inteligencia y capacidad de razonamiento (“no toques a Chávez porque lo pierdes”). Y sobrestima su capacidad de ser penetrado a través de los medios.

Dos ideas poderosas. El apoyo del chavismo duro se fundamenta en parte en la carisma de Chávez, el clientelismo y otros factores, pero también en dos poderosas narrativas: 1) Chávez es el presidente de los pobres. Esta idea sigue teniendo mucha fuerza; es tan poderosa que muchas veces anula (literalmente) la discusión sobre si Chávez es un dictador. 2) La culpa de la ineficiencia del gobierno no la tiene Chávez, sino sus ministros y la gente que lo rodea. Un ejemplo de este último punto. En una de mis conversaciones un chavista duro me dijo para probar su punto de que el problema era el entorno que Chávez ha tenido que cambiar catorce veces de ministro de Vivienda. “¿Puedes creer eso?” me dijo. “¡Catorce veces! Es una prueba de que la gente no le cumple. A cada rato él se ve obligado a botarlos ¡porque no le sirven!” Para este chavista duro los catorce cambios no eran prueba de la incompetencia de Chávez, sino de su responsabilidad y capacidad de rectificación. Cuando un ministro no sirve, él los bota.

Esta idea del entorno es fácil de resquebrajar (yo lo hice con una chavista en una sola conversación, donde al final me dio la razón y cambió de opinión). Pero es imposible hacerlo sin tocar a Chávez o desafiar la opinión que el chavista duro tiene de él. Después de todo, combatir esta creencia significa decirle al chavista que Chávez es incompetente por haber nombrado a catorce ministros que no sirven.

Orden natural de las cosas. Al igual que el lector de este blog, el chavista duro sabe muy bien que el país es un desastre. La diferencia es que para él este es el orden natural de las cosas. Chávez no ha provocado el desastre, sino opera en él lo mejor que puede. Para el chavista duro Chávez ara contra el mar. Y lo hace, según ellos, mucho mejor de lo que lo harían sus adversarios políticos.

En la polarización de la discusión sobre cómo ganar las elecciones (si con el estilo elíptico de Capriles o el más directo de María Corina) se sacrifican sin querer puntos específicos que merecen debate. Por ejemplo, sea cual sea nuestra inclinación, ¿no es importante encontrar maneras de debilitar la creencia de que el entorno de Chávez, y no él, es el culpable de los problemas del país? ¿No es esta creencia una ventaja injusta para Chávez? ¿Y no son enormes los potenciales beneficios de debilitar esta creencia imposible de debilitar sin atacar al presidente? Por el otro lado,  y como ya he dicho, en las confrontaciones directas a Chávez la manera de hacerlo puede marcar la diferencia en términos de eficacia. Las críticas o ataques deben ser cuidadosamente articulados; no se debe perder de vista la existencia del fuerte vínculo emocional de muchos con el presidente. Tampoco se debe sobrestimar la eficacia de la confrontación frontal en los medios.

Finalmente, les dejo el enlace de una historia surreal de un chavista duro que conocí el año pasado: Daniel Candanga.

Episodio cerrado

Jueves, 26 de enero de 2011

Ayer escuché a Leopoldo López aclarando que las palabras de Capriles y él fueron malinterpretadas y no iban dirigidas a Pablo Pérez y UNT. Enfatizó que, a partir del 12 de febrero, el eventual ganador debía sumar los esfuerzos de todas las fuerzas de oposición, sin excepción. “Aqui lo que se trata es de sumar esfuerzos.”

También escuché a Omar Barboza dejando atrás el incidente del martes y asegurando que apoyarían y trabajarían por el eventual ganador. Pablo Pérez dijo que las alianzas formaban parte del juego democrático.

No importa si están o no tratando de remedar errores, lo importante, lo fundamental, es la clara voluntad de remedarlos en pos de la unidad.

Así que episodio cerrado. No hay que perder de vista al verdadero adversario ni inflar incidentes que, al fin y al cabo, son normales en cualquier proceso de primarias. Si algo ha caracterizado las primarias de la oposición, es su extraño clima cívico. Sólo miren a Estados Unidos.

El precio del pasaje

Miércoles, 25 de enero de 2012

“Si me apoyan a mí, no serán considerados miembros del pasado y de la vieja manera de hacer política. Si me apoyan tienen un pasaje gratis en el autobús de la renovación.”

Este es el mensaje entre líneas de Henrique Capriles Radonski, reafirmado ayer cuando en el anuncio de su alianza con Leopoldo López planteó rupturas con el “viejo liderazgo” y críticas a “la viaje manera de hacer política” que Pablo Pérez y UNT, con razón, interpretaron como un agravio. Y nadie duda, la verdad, que Capriles se refería a ellos.

He estado dudando si debo escribir sobre esto porque en este momento es peligroso atizar conflictos que perjudiquen la unidad. Pero lo hago porque me parece que el error de Capriles es fácil de corregir….si, y sólo si, se reconoce que es un error.

En primer lugar hay que decir la reacción de UNT fue torpe. Todos los precandidatos tienen el derecho a forjar alianzas y criticar la dupla Capriles/López como una mala jugada o una movida sucia es una soberana estupidez. El problema no es la alianza sino el ya viejo coqueteo de Capriles con una peligrosa narrativa.

¿Por qué digo que Capriles dice entre líneas que, si lo apoyan a él, no serán considerados miembros del pasado y de la vieja manera de hacer política, pero quien lo apoye tiene un pasaje gratis para montarse en el autobús de la renovación?

Por una razón muy simple.

Imaginemos que, de verdad, los principales adversarios de Capriles, UNT y AD, encarnen todos los vicios del pasado. Imaginemos incluso que el puntofijismo es algo no quizá como lo pinta Chávez, pero que por ahí va la cosa. Creo que incluso asumiendo como certera esta cuestionable visión el caprilismo aceptaría que sus adversarios en las primarias son mejores que Chávez. De lo contrario, Primero Justicia no sería parte de la MUD. Si UNT y AD son peores que Chávez, ¿qué sentido tiene aliarse con ellos para luchar contra el gobierno?

Sin embargo, Capriles trata con mayor hostilidad a UNT y a AD que a sus nuevos socios, Podemos y el PPT, partidos que hasta no hace mucho apoyaron al gobierno. El pasado próximo de los miembros de estos partidos, en términos de lo que suscribieron y activamente apoyaron cuando formaban parte de la coalición gubernamental -y no me hagan hacer una lista-, es mucho más cuestionable que el prontuario de Pablo Pérez y sus compañeros –algunos muy jóvenes y valientes– de AD y UNT. Pero el trato de Capriles hacia ellos es mil veces más generoso. Ellos sí son renovadores.

Que Leopoldo López acepte esta flagrante contradicción también lo deja a uno rascándose la cabeza, considerando su asociación con Proyecto Venezuela y Henrique Salas Römer, quien según me informan es fiel lector de este blog y ojalá pueda interceder para tratar de corregir esta actitud.

Déjenme dejar algo claro.

Llevo ya años diciendo que la oposición debe tener un discurso de reconciliación. Que, como dice Ramón Guillermo Aveledo, las puertas de la MUD deben estar abiertas a todo el mundo, incluyendo a todos los que militaron hasta hace poco con el presidente y ahora se oponen a él. He defendido y aplaudido la incorporación de Ismael García y Henry Falcón a la oposición, e insistido que lograr una transición pacífica en Venezuela exigirá tender puentes con sectores del chavismo que ahora copan las principales instituciones y que presumiblemente estarían dispuestos a colaborar.

Pero esta estrategia (y necesidad política) de inclusión debe abarcar no sólo a los que apoyen a Capriles o los que le den un puje electoral, sino a todas las fuerzas opositoras, incluyendo las que se han opuesto a Chávez desde que irrumpió en la historia de Venezuela en febrero de 1992.

Capriles dio un tubazo el martes. No queda duda de que la alianza fue un revés para sus opositores. Un poquito más de criterio y grandeza de espíritu no vendría mal.