El precio del pasaje

Miércoles, 25 de enero de 2012

“Si me apoyan a mí, no serán considerados miembros del pasado y de la vieja manera de hacer política. Si me apoyan tienen un pasaje gratis en el autobús de la renovación.”

Este es el mensaje entre líneas de Henrique Capriles Radonski, reafirmado ayer cuando en el anuncio de su alianza con Leopoldo López planteó rupturas con el “viejo liderazgo” y críticas a “la viaje manera de hacer política” que Pablo Pérez y UNT, con razón, interpretaron como un agravio. Y nadie duda, la verdad, que Capriles se refería a ellos.

He estado dudando si debo escribir sobre esto porque en este momento es peligroso atizar conflictos que perjudiquen la unidad. Pero lo hago porque me parece que el error de Capriles es fácil de corregir….si, y sólo si, se reconoce que es un error.

En primer lugar hay que decir la reacción de UNT fue torpe. Todos los precandidatos tienen el derecho a forjar alianzas y criticar la dupla Capriles/López como una mala jugada o una movida sucia es una soberana estupidez. El problema no es la alianza sino el ya viejo coqueteo de Capriles con una peligrosa narrativa.

¿Por qué digo que Capriles dice entre líneas que, si lo apoyan a él, no serán considerados miembros del pasado y de la vieja manera de hacer política, pero quien lo apoye tiene un pasaje gratis para montarse en el autobús de la renovación?

Por una razón muy simple.

Imaginemos que, de verdad, los principales adversarios de Capriles, UNT y AD, encarnen todos los vicios del pasado. Imaginemos incluso que el puntofijismo es algo no quizá como lo pinta Chávez, pero que por ahí va la cosa. Creo que incluso asumiendo como certera esta cuestionable visión el caprilismo aceptaría que sus adversarios en las primarias son mejores que Chávez. De lo contrario, Primero Justicia no sería parte de la MUD. Si UNT y AD son peores que Chávez, ¿qué sentido tiene aliarse con ellos para luchar contra el gobierno?

Sin embargo, Capriles trata con mayor hostilidad a UNT y a AD que a sus nuevos socios, Podemos y el PPT, partidos que hasta no hace mucho apoyaron al gobierno. El pasado próximo de los miembros de estos partidos, en términos de lo que suscribieron y activamente apoyaron cuando formaban parte de la coalición gubernamental -y no me hagan hacer una lista-, es mucho más cuestionable que el prontuario de Pablo Pérez y sus compañeros –algunos muy jóvenes y valientes– de AD y UNT. Pero el trato de Capriles hacia ellos es mil veces más generoso. Ellos sí son renovadores.

Que Leopoldo López acepte esta flagrante contradicción también lo deja a uno rascándose la cabeza, considerando su asociación con Proyecto Venezuela y Henrique Salas Römer, quien según me informan es fiel lector de este blog y ojalá pueda interceder para tratar de corregir esta actitud.

Déjenme dejar algo claro.

Llevo ya años diciendo que la oposición debe tener un discurso de reconciliación. Que, como dice Ramón Guillermo Aveledo, las puertas de la MUD deben estar abiertas a todo el mundo, incluyendo a todos los que militaron hasta hace poco con el presidente y ahora se oponen a él. He defendido y aplaudido la incorporación de Ismael García y Henry Falcón a la oposición, e insistido que lograr una transición pacífica en Venezuela exigirá tender puentes con sectores del chavismo que ahora copan las principales instituciones y que presumiblemente estarían dispuestos a colaborar.

Pero esta estrategia (y necesidad política) de inclusión debe abarcar no sólo a los que apoyen a Capriles o los que le den un puje electoral, sino a todas las fuerzas opositoras, incluyendo las que se han opuesto a Chávez desde que irrumpió en la historia de Venezuela en febrero de 1992.

Capriles dio un tubazo el martes. No queda duda de que la alianza fue un revés para sus opositores. Un poquito más de criterio y grandeza de espíritu no vendría mal.

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