Historia de dos derrames

Lunes, 19 de marzo de 2012

Ayer una corte brasileña ordenó que se le impidiera la salida del país a diecisiete empleados de dos compañías norteamericanas, Chevron y Transocean, por su presunta implicación en un derrame de aproximadamente 3 mil barriles de petróleo el pasado noviembre. Fiscales brasileños han declarado que cargos criminales relacionados a crímenes ambientales podrían resultar en veinte años de cárcel.

La noticia le ha dado la vuelta al mundo. El domingo The New York Times, la BBC y CNN la pusieron en las portadas de sus páginas web.

Y si uno pone “Brazil Chevron” en Google News, aparecen ya (y escribo esto el domingo por la noche) más de 150 artículos.

Ahora bien, hay quienes dicen que esto es una reacción exagerada de las autoridades brasileñas porque, entre otras cosas, Petrobras tiene un peor historial de derrames que Chevron. Pero dejémosle esta discusión a los expertos petroleros e imaginemos que el derrame de Chevron hubiese sido no de tres mil, sino de 60 mil barriles. Imaginemos que Chevron hubiese tras bastidores sobornado a una autoridad local de una ciudad o estado brasileño para que ignorara el derrame y siguiera surtiendo a la población del estado contiguo al derrame con el agua contaminada, exponiéndola a graves enfermedades.

¿Cómo habría sido la reacción del gobierno Brasil? ¿Cómo hubiese reaccionado la comunidad y los medios internacionales? ¿Cómo habría reaccionado usted si escucha esta noticia?

Ayuda a poner las cosas en perspectiva, ¿no?

Excepto que esto no llega ni cerca a lo que ha venido haciendo el gobierno venezolano en el estado Monagas.

Para comenzar el derrame de PDVSA en el río Guarapiche podría ser de mucho más de tres mil barriles (esto sin contar los derrames en otros lugares). Y la presión al gobernador del estado, José Gregorio “El Gato” Briceño, ha sido mucho peor que un soborno. Ha sido una cayapa. Por negarse a envenenar a los ciudadanos que lo eligieron, el gobernador fue primero expulsado del PSUV. Luego se le impidió botar al jefe de la policía del estado Monagas (que el gobierno central hace tiempo le impuso). Y luego fue despojado de la policía. Para más ha recibido todo tipo de amenazas y tiene a esbirros del Sebin, la Guardia Nacional y la inteligencia militar veinticuatro horas al día detrás de él. El Gato Briceño no exagera mucho cuando dice que le dieron un golpe de Estado.

Sin embargo, esta cosas se han vuelto tan comunes en Venezuela que ya casi nadie las ve como escandalosas. Se han vuelto parte de nuestra bizarra normalidad.

Amenaza endógena

Miércoles, 14 de marzo de 2012

El Gato y Diosdado

Un extracto del reporte de El Universal sobre la decisión del PSUV de expulsar de sus filas al gobernador de Monagas, Jose Gregorio “El Gato” Briceño:

De igual manera, Elías Jaua llamó a toda la militancia a cerrar filas “con las orientaciones estratégicas y tácticas del comandante Hugo Chávez” y alertó sobre “las desviaciones reformistas burgueses”…

Asimismo, el vicepresidente leyó un mensaje del presidente Hugo Chávez donde apoya la decisión tomada por el PSUV en contra de Briceño.

De la reacción de Jaua (léala toda) se desprenden dos cosas:

1) El miedo a la división dentro del PSUV, un miedo que deriva, por supuesto, del cáncer de Chávez y la amenaza que la enfermedad lo saque del juego político.

2) La desfachatez con que Jaua utiliza a Chávez como pegamento; de invocarlo para evitar cualquier amenaza de desintegración. Particularmente revelador es su lectura del tuit del presidente. No lo citó ni hablo del tuit, sino lo leyó.

Este temor, por cierto, es totalmente justificado. Ver al Gato Briceño y al diputado Jesús Domínguez jurando lealtad al presidente a la vez que expresan un desprecio casi visceral por Diosdado Cabello es una anticipo de lo que le pasaría al PSUV sin Chávez.

También lo son los conflictos intrachavistas en ocho estados intensificados por la corta ausencia del presidente.

Gallinas cantando como gallos

Martes, 13 de marzo de 2012

Yon Goicoechea en El Universal:

Las cosas no deben estar tan mal cuando Banesco invitó a algunos archienemigos iberoamericanos de Chávez. Me sorprendió ver a Juan Carlos Escotet metido en política y, además, desde la oposición…

Chávez ha permanecido en el poder con la anuencia de muchos de los hombres más ricos del país, pero ahora varios de ellos empiezan a tomar posiciones contrarias a su gobierno. El evento de Banesco, la gran cobertura de Venevisión a las primarias opositoras, la conducta cada vez más neutral del BOD o la creciente crítica observada en diarios como Últimas Noticias, son algunos de los síntomas del debilitamiento del gobierno. Empresas que habían sido muy cautelosas en años anteriores, hoy se atreven a más. ¡Buena señal!

Coincido plenamente con Goicoechea. Las gallinas están cantando como gallos y eso es muy buena señal. Y, si gana la oposición el 7 de octubre, también brotarán por doquier los sarayas.

Romney y América Latina

Martes, 13 de marzo de 2012

Mitt Romney publicó un white paper sobre política exterior con un prólogo de Eliot Cohen.

Un hallazgo interesante ilustra la sutileza y complejidad de la visión del candidato republicano para América Latina:

La palabra “Cuba” tiene siete menciones en el documento.

“Venezuela” tiene cuatro.

“Bolivarian” tiene dos.

¿Y las palabras “Brazil” o “brazilian” o “Rouseff”?

Cero. Menos menciones que “Hugo Chávez” y “Zelaya.” Y, por supuesto, cuarenta y siete menos que Irán.

Perniciosa objetividad

Lunes, 12 de marzo de 2012

Sebastian Chaskel and Michael Bustamante, en un artículo sobre los éxitos de la política exterior Juan Manuel Santos publicado en el blog de Shannon O’Neil:

The first foreign policy priority for President Santos upon taking office was repairing relations with Colombia’s immediate neighbors. The preceding Álvaro Uribe administration repeatedly alleged Venezuelan and Ecuadorian government complicity in providing refuge to the Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) within their territory. As a result, on the day of Santos’s inauguration, Colombia’s ties with both governments remained severed. Eighteen months later, Colombia has restored formal relations with both countries. Trade and bilateral cooperation are on the rise.

Las implicaciones a lo largo del artículo son claras: la traba principal en las relaciones entre Colombia y Venezuela era Álvaro Uribe. Lo demuestra el hecho de que, con Uribe fuera del cuadro, las relaciones comenzaron a mejorar casi inmediatamente.

O quizá, si somos más generosos con los autores, podemos decir que la implicación del artículo no es que Uribe, con su personalidad polarizadora y poco conciliadora, fue el principal culpable del deterioro de la relación, pero sí que hubo cierta simetría en el grado de responsabilidad de ambos mandatarios en el rompimiento de los lazos bilaterales.

Y este argumento, hay que decir, se ha convertido en sabiduría convencional en algunos círculos.

Tomemos, sin embargo, una pequeña muestra de la realidad que choca con este argumento: noviembre de 2009. Este mes es un buen ejemplo porque representa uno de los puntos más álgidos en las relaciones bilaterales desde que Chávez ascendió al poder.

Un resumen:

El 2 de noviembre dos guardias nacionales venezolanos fueron asesinados en la frontera. En respuesta el gobierno de Venezuela -sin siquiera saber o investigar quiénes fueron los autores del crimen- cerró unilateralmente dos puentes entre los dos países, acción que constituye una clara violación de leyes internacionales.

El 4 de noviembre Venezuela anunció la movilización de 15 mil soldados a la frontera. También cerró varios pasos peatonales y amenazó con cerrar más.

El 9 de noviembre Chávez hizo un llamado público a la Fuerza Armada, a las milicias y al pueblo venezolano a “prepararse para la guerra,” llevando la crisis a un punto crítico. También ordenó la movilización de tropas que ya había anunciado cinco días antes. (Respuesta de Uribe: “Colombia no ha hecho ni hará ningún movimiento bélico contra la comunidad internacional, menos aún contra hermanas naciones latinoamericanas”).

El 19 de noviembre Venezuela voló dos puentes artesanales, cerca de Cúcuta. El argumento del presidente es que los puentes son usados por la guerrilla y el narcotráfico para entrar a Venezuela, pero el gobierno ni siquiera consultó con los colombianos antes de volarlos. (Respuesta de Colombia: “No caeremos en provocaciones y acudiremos a instancias internacionales.”)

El 1 de diciembre el presidente Chávez ordenó la expulsión de cientos de mineros colombianos que residen ilegalmente en Venezuela. Según el gobernador de Guainía, los mineros llegaron a Colombia muertos de hambre, después de haber caminado por las montañas dos o tres días, huyendo de la Guardia Nacional venezolana.

A todo esto se suma la orden de Venezuela de congelar las importaciones de Colombia, lo cual, según autoridades colombianas, resultó en la pérdida de 170 mil empleos en la frontera.

¿Quién, entonces, es el principal responsable de esta crisis? ¿Sobre quién debe recaer la mayor responsabilidad? ¿Cómo ha debido reaccionar Uribe para aplacar a sus críticos? ¿Aplaudiendo la voladura de los puentes?

Es cierto que Santos (o quizá Holguín) ha sabido manejar mejor a Chávez que Uribe. Hasta ahora ha logrado hábilmente que Chávez no ventile sus cuantiosas reservas de conflictividad con Colombia. Santos es como el padre que, valiéndose de una variedad de incentivos y herramientas psicológicas, logra que su hijo de cinco años no llore ni tire la comida al suelo durante una cena formal.

Pero los éxitos de Santos no significan que Uribe era antes la traba en la relación. Chávez siempre ha sido el problema fundamental. Sin Chávez en el cuadro no es difícil imaginar unas relaciones perfectamente normales entre ambos países (Y esto lo dice alguien que está plenamente consciente de los defectos de Uribe y no los considera nimios).

¿Qué lleva a Chaskel y a Bustamante ignorar esta realidad? Creo que el fetichismo por el centro; ese afán de muchos de mostrarse como mentes templadas y objetivas así ello implique sacrificar la verdad.