You can’t make this shit up

Lunes, 7 de febrero de 2012

Quienes han seguido el caso de Derwick saben que este chanchullo de dimensiones planetarias involucra a altos funcionarios de gobierno.

Al mismo tiempo, la investigación destapando este escándalo la publicó el diario Últimas Noticias, que pertenece a la Cadena Capriles. Y sabemos que el dueño de la CC es Capriles López, aliado de Chávez, y que Últimas Noticias sobrevive gracias a la publicidad oficialista.

¿Cómo se explica entonces que UN no sólo le permita al intrépido y talentoso César Batiz publicar este reportaje, sino también salga a defenderlo frente al hostigamiento del Sebin (o quien se haga pasar por el Sebin)? ¿Cómo se explica que el mismo Eleazar Díaz Rangel, editor de UN, haya pedido a la fiscalía que se investigue este caso?

Por cosas mucho menores (un titular sobre la ineficiencia de las misiones, por ejemplo), Chávez ha humillado a Díaz Rangel en cadena nacional. Y más de una vez Díaz Rangel ha bajado sumisamente la cabeza ante estos regaños. Que ahora deje publicar la investigación del caso Derwick, que deja muy mal parado al gobierno, causa entonces extrañeza.

Obviamente, Díaz Rangel y Capriles López se sienten protegidos. De lo contrario, no saldrían incluso a defender a Bátiz ante el hostigamiento. Pero ¿protegidos por quién? Tiene que ser por Chávez. Es decir, dudo que Chávez no haya dado el visto bueno para airear estas denuncias de Derwick.

Anteayer le pregunté a Alek Boyd, que ha seguido de cerca la saga de los Capriles y el caso Derwick, qué opina sobre todo esto. Al igual que yo, piensa que es obvio que Capriles López y Díaz Rangel se sienten protegidos.

Pero asomó otro potencial giro de esta historia. Alek dice que es posible que José Vicente Rangel esté en buenos términos con los Derwick boys, porque anunció antes que nadie (y antes de que sucediera) que la “empresa” denunciaría a Oscar García Mendoza del Banco Venezolano de Crédito. Chávez, pues, podría haber utilizado a los Derwick boys para dos propósitos, “joder a OGM por un lado y hacerlos targets de dizque investigaciones anti-corrupción” que al final del día no van a parar en nada.

Ya he comentado que llevo semanas viendo The Wire, que retrata entre muchas otras cosas la corrupción institucional y la burocracia en Baltimore. He disfrutado tanto la serie que leí un largo profile que le hizo el New Yorker al autor David Simon, donde me enteré que una de las frases favoritas de Simon es You can’t make this shit up. Esta frase, que captura su filosofía estética, me ha venido a la mente varias veces viendo la serie y también leyendo sobre Derwick.

Cero a la izquierda

Viernes, 4 de enero de 2012

¿Alguien se ha dado cuenta cómo el ministro de Defensa casi no es mencionado en el debate y los reportajes sobre la posible transición? En Google Noticias, las últimas menciones datan de hace un mes.

Es cierto que Diego Molero Bellavia parece ser una nulidad, seguramente nombrado ministro por su absoluta lealtad a Chávez/Maduro y porque no tiene un filo indómito. Pero de igual modo es el ministro de Defensa en un momento en el que la FANB podría determinar el destino del país.

En fin, El País de España decidió hace unos días romper el silencio:

Resulta significativo que Chávez, sabedor del trance de salud que enfrentaba, lo haya nombrado [a Molero] para el cargo en octubre pasado. ¿Por qué confiar en Molero en un momento tan delicado? Tal vez por su declarada convicción socialista. Según algunas fuentes, el nombramiento de Molero encontró resistencia en los cuarteles. Se trata de un oficial con escasas credenciales profesionales —ocupó el puesto 53 entre 56 graduados de su promoción— y sin respaldo entre las tropas. Su ascenso tuvo que ver con las encendidas proclamas políticas. La enfermedad de Chávez, no obstante, lo deja en posición de debilidad. De hecho, el presidente apenas alcanzó a juramentarlo el 10 de diciembre, dos meses después de su designación, y a minutos de que Chávez partiera a La Habana para ser operado. De modo que el líder no tuvo oportunidad para legitimarlo entre sus pares, sobre todo del Ejército, que recela de un oficial de la Armada al frente de una cartera clave.

Otro potencial elemento de inestabilidad.

Sobre las facciones del chavismo

Viernes, 4 de enero de 2013

Leyendo los incontables reportajes sobre la posible transición en Venezuela, me he estado preguntando cuán reales o fantasiosas, importantes o triviales, son algunas de las líneas que muchos han trazado entre las facciones del chavismo.

Lo curioso es que no veo mucho debate sobre este tema. Que yo sepa, Carlos Chirinos de la BBC es el único que ha cuestionado lo que, con muy escasa información, se dice sobre las facciones.

Por ejemplo, algunos señalan que la división entre los grupos de Maduro y Cabello es una división sobre dos concepciones ideológicas distintas de la revolución, una nacionalista militar y otra socialista.

Pero subrayar el componente “nacionalista” de Diosdado es un error. Diosdado es simplemente  más pragmático y menos ideológico. Y, si bien es cierto que no parece tener un ápice de vocación marxista, no hay que tratar de llenar este vacío con un supuesto “nacionalismo militar.” Decir que Diosdado es nacionalista es estirar este término hasta hacerlo irrelevante.

Otra cosa menos quisquillosa. Comúnmente se contrasta a Maduro con Diosdado diciendo que éste cuenta con el apoyo de la FAN. Los intereses de Cuba (Maduro) se enfrentan con los de los militares chavistas (Diosdado), dice El Nuevo Herald. Pero ¿no podría ser la realidad más ambigua o desordenada, al extremo de hacer inútil esta línea divisoria entre la cúpula militar y los cubanos?

Todos sabemos que la inteligencia cubana ha tenido un papel importantísimo en Venezuela. Y es lógico asumir que han concentrado esfuerzos en colocar a gente de confianza en puestos claves militares para proteger a Chávez de traiciones internas y externas. ¿Y no beneficiaría esto más a Maduro, que tiene una cercana relación con los cubanos que no tiene Diosdado?

Heinz Dieterich dijo hace poco que los militares son leales al presidente y ellos son el poder decisivo. “Obligarán a Cabello a aceptar las decisiones del comandante,” afirmó.

Tanto lo dicho por Dieterich como lo dicho por El Nuevo Herald puede ser verdad. Mientras no presenten evidencia convincente para fortalecer sus observaciones no tenemos manera de saber quién tiene la razón.

En fin, hay señales obvia de fuertes divisiones del chavismo. Pero la opacidad y la falta de información está siendo rellenada por especulaciones disfrazadas de conocimiento.

No tengo nada contra la especulación, con tal de que se reconozca como tal.

El desafío de la consistencia

Jueves, 27 de diciembre de 2012

Algo que sorprende y no sorprende de los funcionarios de gobierno es que cuando fabrican cifras para “probar” que están cumpliendo con sus metas no son lo suficientemente competentes para al menos ser consistentes en sus mentiras.

La misión Vivienda es un ejemplo entre muchos.

Hoy Rafael Ramírez está diciendo que el gobierno cumplió con su meta de construir 200 mil viviendas en 2012. Pero hace tres meses Chávez se jactó de que ya habían construido 73 mil este año. Repito, se jactó. No dijo que el grueso de las viviendas sería entregado en los siguientes tres meses, sino se jactó de haber construido en nueve meses 73 mil viviendas, un número muy por debajo de las 200 mil que se propuso construir el gobierno en 2012 al inicio de la misión y de las 275 mil que los expertos recomiendan construir cada año para eliminar el déficit habitacional en 15 años.

Ahora bien, ¿es posible que entre septiembre y diciembre el gobierno haya entregado 130 mil viviendas, un número casi dos veces mayor que el número de viviendas que, según Chávez, se construyeron en los primeros nueve meses del año?

En teoría, sí. Quizá el grueso de las viviendas fueron construidas durante el año para ser entregadas en los últimos tres meses.

Pero cualquier vistazo superficial a las cifras levanta sospechas. Consideren, por ejemplo, que en septiembre Chávez también dijo que el gobierno había construido un total de 253 mil desde que se inició la misión Vivienda. Hoy Ramírez dijo que el total era 346 mil. Pero si uno suma las 130 mil que aparecieron en los últimos tres meses al total de 253 mil que Chávez dio en septiembre el número de viviendas asciende a 380 mil, 40 mil más que la cifra que dio hoy Ramírez.

Difícil imaginar que los funcionarios de gobierno se estén quitando crédito.

Lo más probable es que son tan incompetentes que ni siquiera se acuerdan de las cifras que dieron en septiembre.

Bien, de vuelta a mis vacaciones.

La ventaja de los presidentes

Sábado, 22 de diciembre de 2012

Juan Nagel nos lleva a este artículo de Javier Corrales que revela un dato interesante.

No es sólo que en América Latina los presidentes casi siempre logran reelegirse (desde 1984 sólo 2 de 18 han fracasado), sino que suelen ganar la reelección con amplios márgenes.

Mientras que en Estados Unidos la ventaja promedio es 9 puntos (desde 1936), en América Latina es casi 29 puntos porcentuales (desde 1984).

Es decir, Chávez ganó la reelección en octubre con 17 puntos menos que la ventaja promedio.

Para mí este dato es impresionante porque en un petroestado autoritario las ventajas que tiene un presidente para ser reelecto son mucho, mucho mayores, sobre todo si se compite con los precios del petróleo por la nubes. ¿Quién de esos otros 16 presidentes ha contado con una petrochequera sin límite y quien ha utilizado tanto dinero sin ningún control? ¿Cuántos han doblegado a los medios, transmitido incontables cadenas, asfixiado las fuentes de financiamiento de la oposición e inhabilitado a potenciales adversarios como lo ha hecho Chávez?

Venezuela, pues, debería estar por encima del promedio, no 17 puntos por debajo.

Lo cual me lleva al siguiente punto.

Es cierto que la desastrosa gestión del gobierno -inflación, escasez, crimen, crisis eléctrica, etc- ayuda a explicar la relativamente pequeña ventaja con que ganó Chávez. Pero ése no es el único factor. También influye que antes del 16D la oposición hizo un excelente trabajo. Corrales tiene razón en resaltar la unidad, pero yo creo que los aciertos van más allá de la MUD.

Aunque estas cosas son difíciles de comprobar, llevo algún tiempo coqueteando con la idea de que la verdadera historia del 7/O es cómo, bajo circunstancias increíblemente adversas, la oposición se las ingenió para llegar tan cerca de derrotar a Chávez (sólo le faltó robarle 6 puntos porcentuales al presidente para ganar).

El artículo de Corrales refuerza esta hipótesis.