El otro Zapata

Miércoles, 2 de noviembre de 2011

El periodista Juan Carlos Zapata, famoso por su biografía de Tinoco y por Descifrado, ya escribió un libro de varios tomos sobre la boliburguesía venezolana (él inventó el término “boliburgués”). Como todavía no ha sido publicado, me reuní con él para hablar sobre este tema. Me echó muchos cuentos buenos, incluyendo historias detalladas y bastante creíbles sobre las caídas en desgracia de varios boliburgueses.

Pero lo que más me llamó la atención fue una reflexión que hizo sobre las contradicciones internas de los boliburgueses, muchos de los cuales conoce (o ha conocido) muy bien. Reconstruyo lo que me dijo:

La cosa con los boliburgueses es muy compleja. Muchos han creído de verdad en el proyecto de Chávez, compartiendo su visión socialista y apoyándolo. Muchos se han visto a ellos mismos como las personas que están desplazando y acabando con una elite empresarial corrupta que ha mandando en el país durante décadas. Y algunos mutan, se transforman, con el objetivo de moldear lo que son para encajar con el proyecto del gobierno. Es impresionante. Se convierten en otras personas. De verdad mutan. Pero con Chávez es diferente a como era antes, cuando uno podía hacer negocios con un gobierno adeco, acumular millones y luego retirarse del escenario. Algunos boliburgueses sienten que no tienen esa libertad porque, si lo hacen, les cae la fiscalía y la contraloría encima. En ese sentido se sienten atrapados…..Al mismo tiempo, el poder les gusta. Se han acostumbrado a ciertos beneficios. Se les hace difícil imaginar su vida sin ese acceso que tienen ahora al poder y a hacer negocios con el gobierno. Y saben que sin Chávez no van a tener lo que tienen ahora. Y que con un gobierno de oposición podría irles mal. Es muy complejo. Uno nota en ellos impulsos y fuerzas contradictorias. Con decirte que uno de ellos, muy exitoso como boliburgués, me dijo una vez con mucho orgullo que Chávez lo había mencionado en televisión. ¡Mencionado!

Es una reflexión enrevesada, pero uno entiende lo que quiere decir. Uno a veces quiere colocar a los hombres en cajitas: cínico o fanático; gángster o pragmático; interesado o creyente. Pero a veces todas estas cosas coexisten en una sola persona.

El monstruo desde adentro

Lunes, 31 de octubre de 2011

Para hablar sobre lo que ha pasado dentro del poder judicial durante la era de Hugo Chávez pocas personas son tan idóneas como Theresly Malavé, directora de la ONG Justicia y Proceso e incansable activista defensora de los derechos humanos.

Ella trabajó en el Ministerio Público desde antes de Chávez hasta hace casi cinco años y pudo presenciar desde adentro el gradual proceso de politización (intensificado después del golpe) de un poder judicial que, aunque no era perfecto antes que Chávez, era un dechado de virtudes en comparación al que tenemos hoy.

A Theresly, como a muchos de sus amigos, la botaron y la imputaron porque no estaba dispuesta a abandonar su independencia ni aceptar presiones. Y, como otros activistas, su venganza ha sido luchar empecinadamente contra los abusos del gobierno.

Durante nuestra conversación, le pregunté mucho sobre lo que queda en el Poder Judicial después de la purga. Y esto fue lo que me dijo:

Para mis amigos todo, para mis enemigos la ley. Muchos jueces y fiscales tienen una visión de guerra a muerte donde la ley es un arma más para marginar y destruir al enemigo (la oposición). “Ellos no ven la ley como la vemos tu y yo, algo que está ahí para aplicársela a todo el mundo, independientemente de su militancia política. Para ellos la ley es un instrumento de lucha.” Theresly dice que es impresionante como algunas personas han somatizado esta retorcida manera de ver la ley, sobre todo los más jóvenes. No parecieran darse cuenta que hay otro modo de concebir la ley y el derecho.

Los honestos son pocos. El juez o el fiscal que lleva décadas de carrera y está esperando la jubilación. Le faltan pocos años y no tiene el coraje para renunciar y empezar de nuevo, menos cuando tiene una esposa o un hijo enfermo. Entonces acepta presiones y órdenes del gobierno, sintiendo al menos algo de culpa y verguenza. ¿Hay gente así, que uno fácilmente puede imaginarse jamás cayendo tan bajo en un país desarrollado, con Estado de Derecho? Claro que los hay, me dice Theresly. Pero no son muchos. “De mis antiguos colegas que siguen allí, que yo sé que son decentes, no hay muchos a los que yo pudiese describir así.”

Abunda la mediocridad. Lo que más se ve son los mediocres que sin Chávez no hubiesen llegado jamás a tener cargos tan altos. Luisa Estella es uno de esos casos. Gente incapaz y ladrona que gozan sus puestos con el resentimiento y el ánimo de venganza de quien nunca pensó que el sistema y su propia formación le permitirían llegar tan alto. “Muchos jueces, que no hacen más que cumplir órdenes de arriba, disfrutan enormemente el poder que tienen, así estén subordinados a la voluntad del presidente. Ahí yo no veo el más mínimo conflicto de consciencia. Esa gente está disfrutando sus cargos.”

La marca de la escasez

Jueves, 27 de octubre de 2011

“Tenemos videos para probarlo. Se vienen familias enteras, con un camión. Se cambian de ropa, se ponen gorras, bigotes falsos o sombreros para que no los reconozcan cuando vuelven.”

Esto me lo reveló un ejecutivo de una cadena de supermercados.

Es el método que utilizan los buhoneros para comprar en los grandes supermercados que venden aceite, leche, azúcar y otros productos a precios regulados.

Los automercados limitan la cantidad de botellas de aceite o litros de leche que se puede llevar cada comprador. Entonces los buhoneros, para comprar a precios regulados y luego revender en la calle a precios más altos, recurren a los disfraces o a los mil y un trucos para llevarse más productos de lo permitido.

¿Cómo solucionar este problema?

Pues marcando a la gente como ganado.

Es lo que idearon algunos genios de la red San Tomé en Puerto Ordaz, según un reportaje de El Correo de Caroní.

Según ellos, si no marcan a la gente podrían darse situaciones como ésta:

 

Inventario

Miércoles, 26 de octubre de 2011

Autora: Mirtha Rivero

Importación: mi hija no consigue la comida especial que necesita para uno de sus gatos, y el animalito -después de siete días comiendo la que venden en el mercado- se enfermó, al extremo de que tuvo que hospitalizarlo. El veterinario le ha dicho que en las últimas dos semanas ha atendido cinco casos iguales, todos por la misma causa: el alimento –importado- desapareció de los anaqueles. Le aconseja que intente comprarlo en Colombia, a través de un conocido, y en eso anda. De carreras, tocando puertas para ver si, por casualidad, se lo mandan para cuando den de alta al gato. Llamo a una de mis hermanas para enterarla, y ella, a su vez, me echa otro cuento: Flora tiene un perro que diariamente debe tomar una dosis de medicamento para no convulsionar. Desde hace como seis meses le habían advertido que el remedio –recetado también para humanos- podría escasear porque la materia prima es importada y la dejaron de traer o porque las fábricas que lo hacían se han ido del país. Flora se fue apertrechando. Hacía su pesquisa y en donde lo hallaba, compraba. Pero, ni modo, el destino la alcanzó: en los últimos cuatro días completó un tour por treinta farmacias, y hasta le pagó a un mototaxista para que hiciera otro recorrido. No tuvo éxito. El viernes, una amiga le regaló dos pastillas de las que toma su esposo.

Probabilidades: Mi amiga Sol llama a su compadre Alfredo para felicitarlo por su cumpleaños. Le siente la voz apagada y lo sondea. Alfredo le dice que hace una semana secuestraron a un vecino y la petición inicial de los secuestradores rondó los doscientos millones de bolívares. Él no sabe por qué cantidad se transaron al final, pero refiere que, en dos meses, en la misma urbanización han secuestrado a tres personas y, además, asaltaron una casa después de sorprender a los niños de la familia jugando en la calle. El compadre de Sol cree que las probabilidades de que a él le suceda algo semejante se les están acercando. Y no tiene doscientos millones, ni de chiripa.

Pensiones: La mayor de mis hermanas salió de una estación del Metro y la recibió una cola inmensa en el boulevard. Eran las once de la mañana de un martes. Desde la fila, alguien le hizo señas. Era Penélope. Llevaba cinco horas esperando para entrar al banco y cobrar su pensión del Seguro Social. Días después hablé con Penélope; me dijo que, en total, pasó ocho horas en cola. Desde las seis de la mañana hasta las dos de la tarde. Solo funcionaban dos taquillas.

Turismo: Me meto en la red, y veo que mi amigo Ricardo registra en su muro: “Me acaban de atracar en Cumaná. Me quitaron la cámara fotográfica y el I-phone. Estoy bien.” Lo contacto, y me cuenta que fue en los alrededores del castillo. Es muy peligroso ser turista, remata.

Cifra: Leo en el blog de Alejandro Tarre que, según el Observatorio de Conflictividad Social, en septiembre hubo 497 manifestaciones en Venezuela. Sólo de enero a junio se registraron 2.365 protestas.

Aire fresco: Me llega un correo. Es un video que colgaron en You Tube. Lo abro, data del 31 de julio y fue tomado durante la Feria del Libro del municipio Sucre. Da cuenta del performance de artistas criollos que, de repente, interrumpían la rutina de la feria y, en medio de la sorpresa –y las sonrisas- de la gente, en cualquier stand o pasillo cantaban arias de ópera.

Última hora: el perrito de Flora no paraba de convulsionar, y lo pusieron “a dormir”.

Tres puntos de discusión

Lunes, 24 de octubre de 2011

Tres puntos que provocan discusión en Caracas:

La oposición se comporta como si Venezuela fuese Suiza.

A algunas personas e incluso a algunos dirigentes políticos los frustra que muchos candidatos están enmarcando la carrera electoral como una competencia para ver quién contruye más casas y carreteras… “como si estuvieramos en Suiza…como si la carrera electoral se llevara a cabo bajo condiciones justas…como si en Venezuela hubiese separación de poderes.”

Aquí, dicen, hay una grave crisis institucional que debemos encarar como tal. “No podemos estar hablando de casas y carreteras si no solucionamos la crisis institucional…si no lidiamos con el hecho de que las instituciones del Estado han sido secuestradas por una pandilla de gángsteres.”

Este punto es difícil de comprender. Todos los candidatos saben que Venezuela no es Suiza. Y todos ven las elecciones como la única oportunidad pacífica de dar un paso importante para corregir esta situación. Hablar en la campaña de casas e inseguridad es una mejor estrategia electoral que sólo hablar de la crisis institucional.

Y la mejor oportunidad no violenta de comenzar a solucionar la crisis institucional es ganando las elecciones.

¿Asamblea Constituyente si gana la oposición?

Este es unos de los grandes dilemas que confronta la oposición.

Es muy fácil decir, como dice Petkoff, que la oposición deberá aprender a convivir con instituciones controladas por el chavismo.

Pero buscar salidas a potenciales situaciones específicas es más difícil. ¿Qué va a hacer el nuevo presidente, por ejemplo, cuando el TSJ (quizá estimulado por algún chavista multimillonario y sintiéndose apoyado por la FANB) decida enjuiciar ilegalmente a un ministro o sabotear con sentencias inconstitucionales la gestión del nuevo gobierno?

En la teoría la oposición debe demostrar un absoluto respeto a la separación de poderes. Pero ¿qué hacer si el TSJ sigue comportándose como se comporta ahora (irrespetando constantemente la Constitución) y si el resto de las instituciones controladas por el chavismo siguen actuando de manera politizada?

Si gana la oposición, habrá una tensión inevitable entre el respeto a la separación de poderes (que podría significar ceder ante una justicia politizada) y la gobernabilidad. Todo el mundo ve esto claramente, pero por razones comprensibles es un tema tabú que casi nadie se atreve a abordar con detalle en público.

Es más facil evadir la respuesta a esta pregunta.

López en las primarias

Nadie duda que la ambición personal es una razón poderosa detrás de la decisión de López de competir en las elecciones (¿qué candidatos presidencial no la tiene?), pero sus argumentos para participar son demoledores.

Si él decide no competir, y acepta pasivamente que se irrespeten sus derechos, ¿no sería luego más fácil para el gobierno inhabilitar a Capriles? (López: “Si mi papel en estas elecciones es ser el escudo, seré el escudo”).

¿Cómo le dice él a los venezolanos que salgan activamente a la calle a defender sus derechos si él no está dispuesto a hacer que se respeten los suyos?

Hay momentos en los que uno debe hacer todo lo posible por resistir porque, si uno retrocede, el gobierno avanza y luego te pide que retrocedas otro paso más.