Anhelo de precisión

Viernes, 21 de junio de 2013

Si Brasil no está creciendo, ¿por qué la gente está tan feliz?

Hace un mes The Economist publicó un artículo con este título, citando encuestas sobre el optimismo y sensación de progreso entre los brasileños.

Luego la revista trataba de explicar la paradoja:

The underlying reason is that even though the country as a whole is struggling, most families’ incomes are still rising fast. Unemployment is close to record lows and pay rises are comfortably outstripping inflation, partly because of big hikes to the minimum wage, but also because of that tight jobs market. Meanwhile, the gradual weaving of a social safety-net is rescuing many Brazilians from destitution. The result is falling inequality, a growing middle class—and a disconnect between GDP growth and most Brazilians’ actual experience.

Sobre este “desfase” The Economist decía:

After many decades in which the spoils mostly went to the richest, more of Brazil’s growth is now going to those on modest incomes. That is the long-term result of economic stabilisation and the universalisation of primary education in the 1990s, together with recent hikes to welfare payments and the minimum wage. So does it matter if overall Brazil’s economy barely grows? The short answer is “yes”, though not necessarily straight away.

Ciertamente, The Economist pensaba hace un mes que el gobierno de Brasil gozaba de un margen mayor de tiempo para no crecer.

¿Qué lecciones podemos aprender de este artículo?

En primer lugar, que es sumamente difícil medir el estado de ánimo de una nación. Desde hace tiempo, vengo pensando que estas encuestas de felicidad o “well-being” son difíciles de interpretar y por eso poco útiles. Venezuela es un ejemplo.

Además no me extrañaría que los resultados de estos sondeos, si se realizaran hoy con exactamente la misma metodología, arrojaran resultados radicalmente distintos, demostrando que el estado de ánimo de un país es fluido, elusivo y engañoso.

Es decir, no es muy útil para el análisis saber que algunas encuestas aseguran que Venezuela es uno de los países más felices del mundo. (De hecho, quizá es más útil para analizar el estado de ánimo nacional buscar los índices de criminalidad e inflación).

En segundo lugar, la realidad de un país es extremadamente compleja, más en un país como Brasil, donde coexisten tendencias muy positivas con viejos e inextricables crisis y problemas. Si medir el estado de ánimo es difícil, más difícil aún es medir cómo las caleidoscópicas realidades de una sociedad afectan el temperamento de una nación.

En fin, mucho quisiéramos que algunos problemas de las ciencias sociales pudieran ser resueltos y explicados como en otras ciencias, con precisión matemática. Pero esto es una quimera.

Paquetazo invisible

Viernes, 21 de junio de 2013

En la última nota de BofA, Francisco Rodríguez señala que el gobierno de Venezuela ha estado implementando ajustes económicos “drásticos”:

Entre ellos:

-Venezuela’s outstanding commercial loans to the rest of the world fell in first quarter of year after rising $7.3 billion in 2012.
-Real central government spending has fallen by 6.5% in the year and 16.9% in last three months.
-The government appears likely to further adjust the exchange rate through a variation on the March Sicad auction, which will in effect constitute an additional devaluation, with the consequent positive fiscal effect.

También dice que hay una reducción de 15,4% en las importaciones entre abril de 2012 y abril de 2013 y de 11,3% en los primeros cuatro meses del año.

En fin, sorprende cómo todo esto está volando por debajo del radar. En la conversación nacional estos ajustes ha pasado casi por desapercibido. Y me refiero a que desde hace tiempo nadie habla de ‘paquetazo.’

En este sentido, los videos de Ruperti y Mario Silva le han sido útiles al gobierno.

Observaciones sueltas sobre Brasil

Jueves, 20 de junio de 2013

En un artículo sobre las protestas en Brasil, The Economist señala algo importante: buena parte de la nueva clase media en Brasil esta prácticamente a una quincena de caer de nuevo en la pobreza.

Y, por supuesto, esto me recuerda lo que comenté el otro día sobre Fukuyama y la definición de clase media. Cuando escuchamos “clase media” no pensamos en personas que están crónicamente al borde de deslizarse otra vez a la pobreza. Pero lo están. Como recuerda Fukuyama, sólo dos por ciento de la clase media en Brasil tiene título universitario.

Lo peor es que estas protestas en Brasil están ocurriendo en tiempos de bonanza, con los precios de los commodities todavía altos. ¿Qué ocurrirá cuando de verdad bajen?

En segundo lugar, Jorge Castañeda tiene razón en señalar que una de las principales víctimas de las protestas es el “espejismo” de Brasil; la “burbuja” inflada por los medios de un país que, como un cohete, ascendía rápidamente a las alturas siderales del primer mundo.

Debo decir que, desde muy temprano, detecte que había mucho de groupthink en esta narrativa. A cada rato me preguntaba cuándo iba a aparecer el Minxin Pei de Brasil. Pero por mucho tiempo no hubo muchas voces disidentes.

Finalmente, lo dejo con este dato divertido, de la razón que inicialmente espoleó las manifestaciones:

Bus fares have not risen for 30 months (mayors routinely freeze fares in municipal-election years, such as 2012, and in January this year the mayors of Rio and São Paulo agreed to wait until June before hiking in order to help the federal government massage the inflation figures). In fact, the rise in São Paulo’s and Rio’s bus fares comes nowhere close to matching inflation over that 30-month period. But bus fares are under government control, unlike other fast-rising costs such as those for housing and food. Perhaps they were simply chosen as a scapegoat.

Por qué en Brasil

Martes, 18 de junio de 2013

Previsiblemente, ya comenzaron a brotar por doquier los artículos con explicaciones “es perfectamente comprensible considerando…” sobre las protestas en Brasil. Miren esto en The Atlantic:

Hundreds of thousands of people took to the streets in Brazil’s biggest cities throughout Monday evening….The fare increase was a trigger for young Brazilians who, despite living in one of the richest countries in the world, feel like they have nothing to show for it.

And they’re right.

El problema es que todos los países tienen problemas. Y, por supuesto, cualquier estallido de protestas va a ser explicado como una consecuencia lógica de estos problemas.

Sin embargo, el punto importante no es si estos problemas ayudan a explicar las protestas. La pregunta importante es porqué las protestas ocurren en un país y no en otro que tiene problemas similares o peores. ¿No sería más comprensible que las protestas hubiesen estallado en México o Venezuela en vez de Brasil?

Lo cual, de paso, me recuerda esto que escribí hace relativamente poco, a raíz de las manifestaciones en Chile:

¿Por qué hay protestas en Chile y no en Brasil o en México? ¿Por qué la Primavera Árabe comenzó en 2010 y no hace dos, cinco o diez años?…Chile tiene uno de los mejores -o menos malo- sistemas educativos de América Latina. Es cierto que es muy desigual, pero el país ocupa el primer lugar de la región según los tests PISA de la OCDE. Más aún, de los cuatro de diez chilenos que van a la universidad, más del 70 por ciento son los primeros en ir de sus familias.

Chile, además, lleva dos décadas creciendo. Desde 1990 la pobreza ha sido reducida del 45 al 10 por ciento y el ingreso per cápita ha subido de 2 mil a 14 mil dólares.

Y luego:

Los chilenos han avanzado mucho, pero este desarrollo ha venido acompañado de crecientes expectativas. Conforme mejora el ingreso y la educación de los chilenos, también aumentan sus aspiraciones.

Pero ¿por qué entonces no hay protestas en Brasil? ¿No han ascendido a la clase media brasileña más de 35 millones de personas desde 2003, creando también una ola de expectativas? ¿Y no es el sistema educativo de Brasil más desigual e injusto que el de Chile?

Por supuesto, sería tentador explicar las protestas en Brasil con el argumento de “crecientes expectativas,” combinado con la desaceleración económica. Pero esto, aunque quizá en parte cierto, no explicaría porqué estallaron ahora y no años antes o después; o porqué países con expansiones también significativas de la clase media y bajo crecimiento -México- no están encarando manifestaciones. En todo estos fenómenos hay un grado importante de aleatoridad que no sería malo reconocer.

Descenso al reino animal

Martes, 18 de junio de 2013

Juan Forero de The Washington Post:

Arturo Hidalgo, 41, an avid runner who lived for years in the United States, knew he had to take precautions when he went running.So he and a small group of friends began to run together as darkness fell and a cool breeze blew off the Caribbean Sea. Soon, more joined in. And then the organizers began using Twitter and other social media to advertise their group.On a recent night, 270 people showed up…

Forero no lo dice, pero esto es exactamente lo que hacen los animales para protegerse de los peligros: andar en manada. Hace poco visité un acuario donde me explicaron que unos peces pequeñitos, que parecían palillos, nadaban en grupos de cien o doscientos para protegerse de los colmillos de los peces más grandes.