Más radical que Amsterdam

Miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ayer los estados de Washington y Colorado no votaron a favor de descriminalizar la marihuana, como lo han hecho otras jurisdicciones. Votaron para legalizar la marihuana. Es decir, legalizar la producción, venta y posesión de marihuana para uso recreacional. Washington y Colorado son en este sentido más radicales que Holanda.

La marihuana sigue siendo ilegal a nivel federal, lo cual significa que, si un residente de estos estados decide comenzar a producir y vender marihuana, la DEA lo puede arrestar.

Pero esta votación a favor de la legalización es igualmente un hito y seguramente provocará choques entre ambos estados y la administración Obama. Está claro hacia donde están soplando los vientos.

Esto me recuerda un punto que a cada rato repite Jorge Castañeda.

México desató una guerra cruenta contra los carteles que ha dejado ya casi 100 mil víctimas. Estos carteles, en su mayor parte, trafican marihuana a EEUU.

Pero en EEUU cada vez más estados dan pasos hacia la permisividad legal de esta droga.

Repito, México declara una guerra contra los carteles con un altísimo costo en vidas para combatir el tráfico de marihuana, pero varios estados en Estados Unidos ¡están dando pasos hacia la descriminalización o la legalización!

Por supuesto, este debate es muy complejo y tiene muchas aristas.

Pero en la lucha antinarcóticos, como en otros asuntos, ayer se vieron en EEUU señales de desplazamientos tectónicos.

PD: Y todavía no hemos hablado del notable avance en los derechos de los homosexuales. Ayer brilló la democracia estadounidense.

Desplazamientos tectónicos

Miércoles, 7 de noviembre de 2012

Matt Yglesias suelta un dato impactante de las elecciones de ayer en EEUU:

Barack Obama seems to have gotten a slightly smaller share of the white vote than Michael Dukakis got in 1988. Certainly within the margin of error. But he did much better overall, not only because the white share of the overall population is shrinking but because the GOP has become less popular with non-whites over the past quarter century.

Romney, en otras palabras, capturó el voto de una población que se hace cada vez menos relevante, mientras que Obama hizo lo contrario: capturó el voto de sectores cada vez más relevantes demográficamente, incluyendo el voto joven, el hispano, así como el de otras minorías. (Y el femenino).

Los demócratas han conformado una variopinta y diversa coalición para ganar elecciones que, con el tiempo, va a ser cada vez más difícil de derrotar. Como se ha dicho ya muchas veces, o el partido republicano se reforma o está condenado a seguir perdiendo elecciones.

Y esta presión para reformarse, ¿a quién beneficia? A los hispanos, por supuesto. Cualquier proceso de reforma pasa por una profunda revisión de sus intransigentes posiciones inmigratorias.

Bajo esta perspectiva la ley de Arizona puede ser vista como uno de los últimos estertores de una visión retrógrada que está siendo arrasada por poderosas tendencias demográficas, de las cuales, por cierto, yo soy una pequeña parte.

Poder comunal

Martes, 6 de noviembre de 2012

Viviendo donde vivo, me costó escribir algo sobre Venezuela hoy. Pero ahí va:

Desde hace tiempo se rumorea que Chávez nombró como candidatos a las gobernaciones a miembros de la cúpula porque tener a personas de confianza en estos cargos facilita el proceso de demolición de la estrucutura de poder de gobernadores y alcaldes. Esta ha sido una vieja ambición de Chávez desde 2007, pero hasta ahora no ha podido cumplir esta meta, en gran parte porque la oposición se lo ha impedido.

Pues bien, esto ya no parece ser un rumor. Miren esto de El Tiempo:

En rueda de prensa el candidato Aristóbulo Istúriz reiteró, en rueda de prensa, que más que un candidato él es “un instrumento del Poder Popular para colocar la gobernación al servicio de la construcción del Estado Comunal.”

Y miren esta entrevista que le hizo El Nacional a Tarek El Aissami:

“Si algo hizo daño a Venezuela fue el proceso de descentralización..lo voy a decir con más fuerza, sin complejos: nosotros somos los candidatos de Chávez, nosotros vamos a honrar un compromiso de amor, un compromiso político, porque en Aragua los votos son de Chávez, no son míos.”

Por otro lado, el oficialismo insiste cada vez más en el tema de desplazar a los gobernadores y alcaldes por las comunas, desde el “politólogo” Nicmer Evans, al diputado Nelson Escobar a Jacqueline Faría, sin dejar fuera al resucitado Juan Barreto:

“[El estado comunal] no es una plaga, una epidemia, no es el sarampión…Hay muchos sectores que le tienen miedo al comunismo, pero eso es puras campañas, pero la gente perderá el miedo, vendrá la realización del ser, la consumación de la felicidad. Poco a poco la gente se irá integrando al comunismo.”

Ya sabemos, pues, lo que viene si el chavismo arrasa en las elecciones. La pregunta es si la oposición va a obstaculizar esta labor o le va a ceder los espacios para que logren más fácilmente sus objetivos.

Forjar otra vez el consenso

Lunes, 5 de noviembre de 2012

Esto lo escribí a finales de 2010:

En un país donde el presidente y el partido de gobierno se valen de todo tipo de trampas para desnivelar el terreno electoral, desde las inhabilitaciones y el uso abusivo de recursos y medios estatales, al gerrymandering, la intimidación, el chantaje y la discriminación, la abstención y la búsqueda de atajos son reacciones previsibles, sino naturales. Más importante aún, el argumento a favor de la participación es sumamente sofisticado, no fácil de asimilar y digerir, sobre todo en un colectivo cuyo juicio puede ser a veces nublado por una comprensible rabia, frustración e indignación producto de los abusos del gobierno. Que se haya logrado un consenso entre todas las principales fuerzas opositoras de que la participación y el voto son las mejores herramientas de lucha contra el régimen, es un logro formidable que los analistas políticos tienden a subestimar.

Recuerdo que me sentí orgulloso de escribir esa última oración. ¿Por qué? Porque era verdad. Sentía que mucha gente asumía como algo normal, no digno de ser resaltado, ese consenso que improbablemente se había forjado en torno a la importancia de la participación electoral.

Desde el 7/O hemos visto como “esa comprensible rabia, frustración e indignación producto de los abusos del gobierno” ha resquebrajado ese consenso.

¿Lo suficiente como para el chavismo arrase en las elecciones del 16 de diciembre?

Espero que no. Yo veo señales positivas, pero sin encuestas es difícil saber cuán alta va a ser la abstención.

En todo caso, volver a forjar ese consenso debe ser la primera prioridad. Esto requiere de liderazgo político.

Falsos extremos

Sábado, 3 de noviembre de 2012

La aparición de Antonio Ledezma en Aló, Ciudadano fue aplaudida por muchos. Y, aunque creo que fue buena, dijo algo que no comparto.

El alcalde metropolitano señaló que veía en el debate postelectoral dos extremos. Por un lado los radicales que piensan que hubo un fraude electrónico o que andan divulgando desaladas teorías de conspiración; por el otro las personas que hablan del CNE como si fuese un órgano imparcial. Ledezma dice no estar de acuerdo con ninguno de los dos lados.

El problema es que yo no puedo nombrar a un sólo líder, dirigente o comentarista opositor que vea al CNE como un órgano imparcial o medianamente respetable, mientras que sí puedo nombrar a muchos que andan divulgando teorías de conspiración.

A lo que quizá se refiere Ledezma es a que, inmediatamente después de la derrota, Capriles y el Comando Venezuela quizá no fueron muy hábiles articulando el mensaje; palpando el temperamento nacional y previendo de qué maneras comenzaría a ventilarse la inmensa frustración colectiva por la derrota del 7/0 (y cómo algunos oportunistas comenzarían a explotar esta frustración).

En otras palabras, el mensaje se ha podido enmarcar de otra manera, poniendo mucho más peso en las condiciones tremendamente injustas bajos las cuales se había competido; explicando porqué se había aceptado competir bajo estas condiciones; cuidándose mucho de no dar al público “la impresión” de que el terreno electoral desnivelado es una realidad que debemos aceptar como normal, etc.

Pero esto, repito, es una diferencia de forma (cómo comunicar) y no de fondo. Yo no veo una diferencia sustantiva entre la posición de Ledezma y Capriles sobre lo ocurrido el 7/O. Ambos piensan que el conteo de votos favoreció a Chávez, que la cobertura de testigos de la oposición nunca ha sido más amplia, que el CNE no hizo su trabajo, que hubo un grosero ventajismo, trampas, etc.

En cambio, si veo grandes diferencias entre Ledezma y los fraudólogos.