Los albos salvajes

Miércoles, 8 de febrero de 2012

Roberto Bolaño

La verdad que la alharaca que está formando el ALBA, amenazando con boicotear la Cumbre de las Américas si no asiste Cuba, es una perfecta muestra de que, como decía Ortega y Gasset, la estupidez y el infantilismo a veces se solapan.

Veamos.

En 2009 la resolución que excluía a Cuba de participar en el sistema interamericano fue suspendida, abriendo la puerta para una eventual reintegración de Cuba a la organización.

Pero, como bien ha recordado el secretario general de la OEA José Miguel Insulza, ese mismo año se definió “que la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA”.

Hasta ahora esa solicitud no se ha producido.

Y, si no se ha producido, ¿no será por qué a Cuba no le interesa ser miembro de la OEA? Esta pregunta, de hecho, la ha respondido Raúl Castro explícitamente, varias veces: Cuba jamás regresará a la OEA.

Y, si Cuba no tiene interés en ser parte de la OEA, ¿qué sentido tiene boicotear una cumbre porque los hermanos Castro no están invitados?

Todo esto me recuerda al talentoso escritor chileno Roberto Bolaño. Unos años antes de morir, en una visita a Chile, el famoso autor de Los Detectives Salvajes causó revuelo proclamándose el mejor escritor de su generación. Cuando un tiempo después le preguntaron porqué lo hizo, él respondio: “Sólo por joder la paciencia.”

Por un mensaje unificado

Martes, 7 de febrero de 2012

Gane quien gane las primarias, el mensaje del candidato opositor debe ser enfocado porque si no lo es, si éste se fragmenta, no será eficaz.

Por eso es importante que la oposición en su conjunto se amolde al mensaje del candidato que gane las primarias el próximo domingo. Cuando López se retiró renunció a su mensaje enfocado en la inseguridad. Asímismo los perdedores del 12 de febrero deben renunciar a su propios mensajes y adoptar el del ganador, encargado de seleccionar la directrices y poner los acentos del discurso opositor.

En lo particular he tenido dudas hamletianas en el debate sobre el mensaje (que ha desplazado completamente otros debates importantes como quién está mejor capacitado para liderar la transición, quién tiene las mejores propuestas, etc).

Como ya he dicho, pienso que es un error ver este debate como binario. Hay creencias sumamente nocivas que la oposición debe tratar de desmontar. La idea de iluminar sutilmente los hilos que atan los problemas del día a día con Chávez y sus ideas no me parece síntoma de ceguera política. Al mismo tiempo me parece importante la manera de articular los mensajes, evitando los exabruptos y las estridencias, nunca buenos aliados para convencer a los que piensan diferente. La radicalización del tono me incomoda.

En todo caso, lo importante después del 12 es reconocer la importancia de tener un mensaje sólido y unificado, requisito indispensable para ganar el 7 de octubre.

La educación de Hugo Chávez

Martes, 7 de febrero de 2012

El domingo almorcé con Brian Nelson, el autor del magnífico, pero poco leído y apreciado, libro sobre los sucesos de abril de 2002.

Como sólo nos habíamos comunicado por email no sabía qué esperar, pero conocerlo en persona es confirmar la buena imagen que uno se hace de él a través de El silencio y el escorpión.

Hace unos meses publicó en VQR un riguroso y excelente (pero también poco leído en Venezuela) reportaje titulado “La Educación de Hugo Chávez.”

No dejen de leerlo.

María Corina y los nini

Lunes, 6 de febrero de 2012

Hace unos días en El Universal, Yon Goicoechea trazó con precisión la línea divisoria entre María Corina y Capriles:

Henrique Capriles representa a la oposición que considera que el gran reto es ganarse a los indecisos y a los chavistas moderados. Parte de la idea de que Chávez es mayoría y por tanto la clave está en atraer a un segmento de sus electores. Estima necesario despolarizar el debate y hacer una mejor oferta social, creíble y seria. Su visión exige marcar distancia de todo acto político radical (marchas, huelgas, etc.) y evitar al máximo la confrontación personal con Hugo Chávez. Plantea atacar las deficiencias de la gestión de gobierno, sin personalizar. Adicionalmente, se muestra cuidadoso de emprender acciones comunicacionales que cuestionen al CNE (lucha por publicación del REP, entre otras.), ya que esto podría generar abstención en los electores.

María Corina Machado representa a la oposición que considera que hoy somos mayoría. Por tanto, apunta que la clave está en movilizar a los descontentos. El llamado que hace al ciudadano es a vencer el miedo para que se active en la defensa de sus derechos. Esto trasciende a lo que se requiere del elector en democracia e implica reconocer la existencia de un régimen autocrático. Apuesta por señalar directamente la responsabilidad de Chávez en la tragedia venezolana, para vincular su imagen con las deficiencias de su gestión.

Para Machado, deben exigirse condiciones electorales justas al CNE durante la campaña.

Ya he defendido méritos de esta posición, pero leyendo a Goicoechea identifiqué un punto de desacuerdo.

Maria Corina desestima el peso electoral de los indecisos. Como dice Goicoechea, ella parte del supuesto que la oposición es mayoría y por eso resta importancia a la necesidad de atraer a estos sectores.

El problema es que los nini existen y no son pocos. Y, así asumamos con certeza absoluta que somos mayoría basado en los resultados de las legislativas, no lo somos por mucho y debemos tratar de ser más que una mayoría del 52 por ciento para que Chávez entregue. Para aumentar nuestras posibilidades de ganar el 7 de octubre y forzar una transición de poder, no podemos desestimar la importancia de estos sectores.

Donde concuerdo con María Corina es en la necesidad de sustituir un debate binario por un un debate más matizado y multifacético sobre la mejor manera de convencer a los venezolanos de que la oposición es la mejor opción; sobre si se debe, por ejemplo, desestimar la importancia de desmontar algunas de las creencias que hasta ahora han blindado la popularidad de Chávez; o sobre si se debe descartar la idea de amarrar los problemas del día a día a Chávez y su modelo para debilitar estructuralmente al chavismo. Nada de esto se puede hacer dejando fuera del discurso al presidente y creo que allí MCM está haciendo una contribución importante al debate.

Esto no significa, sin embargo, que se debe desestimar la importancia electoral de los indecisos.

¿Crimen no quita votos? (actualizado)

Lunes, 6 de febrero de 2012

¿Por qué la inseguridad no parece tener un costo electoral?

Desde hace tiempo el problema de la inseguridad es el que más preocupa a los venezolanos. La última encuesta regional Latinobarómetro indica que más del 60 por ciento de la población considera la inseguridad el principal problema del país.

En ningún otro país de América Latina -ni siquiera Honduras y El Salvador- este porcentaje es tan alto.

Una crisis que empeora cada año y que además es el problema que más preocupa a los venezolanos….¿no debería representar la inseguridad un costo electoral para el gobierno y una ganancia en votos para la oposición?

Esto fue lo que pensó Leopoldo López. En los meses antes de retirarse no habló de casi más nada que la inseguridad.

Pero, ¿funciona esta estrategia?

Por supuesto, no podemos tomar el tercer lugar de López en los sondeos como una prueba de que el tema de la inseguridad no se traduce en votos. Hay demasiados factores en juego y es difícil atribuir un peso específico a cada factor.

Dicho esto, es obvio que la inseguridad no ha representado un significativo costo político y electoral para Chávez. En 2006, cuando Chávez fue cómodamente reelecto, ya la inseguridad era la principal preocupación de los venezolanos. Su popularidad actual, todavía alta, no parece afectada por el número de homicidios, este año mayor al de todos los países europeos juntos.

¿Qué pasa entonces?

Que un venezolano diga que la inseguridad es el problema que más lo preocupa no significa que el crimen va a ser un factor fundamental para determinar su voto. Eso es obvio.

Pero ¿por qué pasa esto?

Una posibilidad es el factor adaptación. La gente se adapta a todo, incluyendo al crimen. Si el crimen se vuelve parte de nuestra normalidad, somos menos propensos a ver este problema como un fracaso en el diseño de la políticas públicas. La inseguridad se convierte en el orden natural de las cosas y por eso otros factores influyen más en el voto.

De hecho, Kevin Casas-Zamora de Brookings dice que Venezuela no es el único país donde la inseguridad no determina las preferencias electorales.

A esto hay que sumar otro factor. Buena parte de los venezolanos (alrededor del 50%, según C21) no culpa a Chávez, sino a su entorno u otros factores, de los problemas del país. El presidente hace todo lo que puede pero la nación y sus ministros no están a su altura.

Cualquiera que sea la explicación, lo más probable es que ésta esté ligada a la manera cómo Chávez ha ofuscado hábilmente el vínculo que lo une con el desastre nacional.

PD: A través de Twitter Álvaro Partidas me informa que, según C21, la mayoría de los venezolanos no citan la inseguridad como el primer problema que resolverían si estuvieran al mando del país. La mayoría dice empleo. Este dato refuerza lo ya dicho. Álvaro dice que quizá buena parte de la población ve el problema como demasiado difícil de resolver.