Las pequeñeces de un gran hombre

Viernes, 24 de febrero de 2012

En junio de 2008 publiqué en Analítica un artículo sobre José Antonio Abreu y el Sistema. El mismo día Abreu llamó a Análitica para averiguar mi teléfono y luego llamó a mi casa para agradecerme. No llegué a hablar con él, pero me sorprendió la humildad que develó llamándome. Ya en ese entonces era una celebridad mundial a quien le llovían los halagos.

Desde entonces mi opinión sobre Abreu ha cambiado. No por su labor con el Sistema, que sigo valorando igual que antes, sino por la levedad con que ha permitido que el gobierno manipule el Sistema con propósitos políticos.

Un reciente artículo de The New York Times describe algunos casos específicos de esta manipulación, pero yo he contado al menos otros tres ejemplos.

Pero retrocedamos un poco.

Los defensores de Abreu tienen argumentos racionales. Dicen que no tiene sentido arriesgar una labor maravillosa de varias décadas por una pelea con el gobierno, menos ahora que existe una posibilidad de que se lleve a cabo una transición de poder a finales de año. Cierto grado de conchupancia con Chávez no es un precio demasiado alto para preservar el Sistema, y los increíbles beneficios sociales que éste acarrea. Es probable, además, que romper con el gobierno no tenga un efecto significativo debilitando a Chávez que justifique el enorme sacrificio.

Estos defensores pintan a un Abreu consciente del dilema, sumamente incómodo con las implicaciones de su difícil decisión. No ignora y le molesta la posibilidad de que su relación con el presidente le lave una poco la imagen a un gobierno autoritario que está llevando a la ruina al país y que promueve una ideología incompatible con los valores que el Sistema trata de inculcar en miles de jóvenes venezolanos. Pero ese es el sacrificio que Abreu acepta con estoicismo para salvar su proyecto.

¿Es válido este argumento?

En parte, sí. El problema es que no estoy seguro si esta imagen de un Abreu desgarrado por su relación con el gobierno se ajusta a la realidad. Yo más bien detecto una decepcionante ligereza de consciencia en la manera como se amolda al poder, como el que ve esta clase de sacrificios como un simple gaje del oficio.

Fíjense, por ejemplo, en estas declaraciones que le dio Abreu al reportero de The New York Times:

Estamos en un país libre donde todo el mundo puede expresar su opinión. Nuestra relación con el Estado es muy simple. Nuestros muchachos tienen el derecho, el derecho constitucional, a una educación musical. Yo respeto las opiniones de todos sobre este tema. Pero yo vivo en un país donde hace unos días la oposición a Chávez participó masivamente en unas elecciones pacíficas. Yo vivo en un país donde la democracia se siente en los procesos electorales y la contínua libertad. Nunca he sentido la más mínima presión política.

Uno quizá pudiese creer que la ingenuidad e inocencia que se embosca en estas declaraciones son genuinas si proviniesen de otra persona. Pero no de Abreu. Todo el mundo sabe que Abreu sabe que lo que dice es manipuladoramente simplista en el mejor de los casos. Y cínico en el peor.

Y lo peor es que dudo que Abreu esté salvando el Sistema diciendo estas cosas sobre la libertad y la democracia en el país. Estas declaraciones son evitables e innecesarias. Nadie lo va a castigar por no decirlas.

No precisamente el retrato de una persona que forcejea con su consciencia por las difíciles, controversiales y quizá justificadas decisiones que ha tomado.

Admisión de incompetencia

Miércoles, 22 de febrero de 2012

A través del boletín quincenal de Gustavo Tarre sobre las actividades de la Asamblea Nacional, me entero que la mayoría oficialista en el parlamento ha….

1) Rechazado crear una comisión para investigar las imágenes de niños armados. (31-01-12).

2) Negado la petición del diputado Richard Mardo para abrir una investigación sobre las muerte de 14 neonatos en el Hospital Central de Maracay, que fallecieron en condiciones aún desconocidas. (04-02-12).

La pregunta obvia es porqué no quieren ejercer su función contralora. ¿Flojera? Lo dudo mucho, pero tampoco hay que descartarlo.

El difícil equilibrio

Miércoles, 22 de febrero de 2012

Varía dependiendo de la encuesta, pero el número de indecisos en Venezuela está en alrededor del 30 por ciento, algunos dicen más. Es decir, Capriles no puede perder la batalla por los nini y ganar las elecciones presidenciales el 7 de octubre.

En una parte de los nini, sobre todo entre los que tienen tendencia chavista que seguramente no votaron en las primarias, existe un fuerte rechazo hacia los partidos tradicionales y a todo lo que tenga un tufillo a Cuarta República. No importa si este rechazo es simplista o no. Lo que importa es que existe y coloca a Capriles es una difícil disyuntiva en términos de su estrategia electoral.

¿Cómo combinar el compromiso con la unidad -de la cual los partidos tradicionales son una parte importante y en la cual se erige su candidatura- con la necesidad de atraer a los nini, muchos de los cuales rechazan todo lo que despida un tufo puntofijista?

¿Cómo combinar la lucha por los indecisos sin irritar a los adecos que necesita, por ejemplo, para defender el voto en muchos municipios rurales del país o para movilizar el voto opositor en Anzoátegui? ¿O sin irritar a los copeyanos que dominan el corredor andino? ¿O sin ofender a Pablo Pérez -que creció y se formó en AD y cuya ayuda en Zulia, el estado más poblado del país, es indispensable? ¿O cómo marcar explícitamente distancia con el viejo estamento político sin que nadie le recuerde que el candidato unitario de PJ en Falcón, Goyito Graterol, es un copeyano de toda la vida? ¿O sin que nadie le señale el pasado reciente de Alberto Galíndez, adeco estereotípico si los hay ahora trasmutado en justiciero que acaba de ganar la candidatura unitaria por Cojedes?

Una breve salida de tono de Capriles el día que anunció su alianza con Leopoldo López causó revuelo en la oposición, al punto que incluso el afable Pablo Pérez respondió ofendido y Teodoro Petkoff tituló un editorial “¡Cuidado con la unidad!” Claramente, Capriles tiene que caminar una línea muy delgada.

Pero hasta ahora lo ha hecho bien, con su discurso gaseoso y no-muy-específico de “renovación” y “más futuro que pasado” y su decisión de despartidizar su candidatura, incluso desvinculándose de su propio partido, Primero Justicia: “No soy candidato de PJ. Creo en los partidos porque son necesarios para la democracia, pero los trasciendo. No estoy amarrado a ninguno.”

De acorde a los objetivos que su campaña se ha planteado, esta opacidad estratégica en torno a esta disyuntiva es quizá su mejor opción.

Más tarde:

  • Implicaciones del anuncio de la nueva “lesión” de Chávez en la carrera electoral.

La más espantosa falta de coordinación

Martes, 21 de febrero de 2012

Noticias 24 hoy publicó un titular donde abandonó todas las formas.

“El más espantoso ridículo” no es una cita. Es el titular que redactó Noticias 24.

A las pocas horas Chavéz anunció su nueva intervención quirúrgica y la noticia, por supuesto, desapareció de la página.

Mejor coordinación, por favor. Obviamente hay fallas de comunicación que erosionan la credibilidad de la revolución.

Las alianzas de Primero Justicia (actualizado)

Lunes, 20 de febrero de 2012

En teoría, la alianza con el PPT, el MAS, Causa R y Podemos o el llamado Frente Progresista debería ayudar a Capriles en la batalla por el chavismo desencantado.

De hecho, ya Capriles anunció que precisamente a eso se dedicaría el frente.

Pero revisando los resultados en las primarias uno advierte otros beneficios de las alianzas que forjó Capriles (y también, claro, los beneficios que sacaron ellos de aliarse con el portaviones Capriles).

En Aragua Podemos ganó dos municipios importantes.

En Bolívar Andrés Velásquez ganó la candidatura para la gobernación.

PPT le entregó Lara a la coalición, e Ismael García de Podemos, al parecer, ganó Distrito Capital.

Luego a Capriles también lo ayudó la suerte o esa alianza de último momento con Leopoldo López y Proyecto Venezuela.

Voluntad Popular ganó San Cristobal, la alcaldía más importantes de Táchira. Y, por su alianza con los Salas, López ayudó a solidificar el control de la alianza de PJ en Carabobo (aunque el viejo Salas, al parecer, fue propulsor de la alianza López-Capriles).

Por último, está el targeting de PJ.

En Mérida la coalición de Pablo Pérez domina el estado, pero PJ se las ingenió para ganar la alcaldía mas importante en juego, Libertador.

Y en Falcón y Bolívar PJ también se apuntó los municipios más importantes en juego además de la gobernación en Falcón.

Si la coalición de Capriles fuese un sólo partido, sería uno poderoso.

PD: Desde la primera publicación he corregido errores sobre Carabobo, Bolívar y Aragua.