Los límites de la protesta

Lunes, 5 de diciembre de 2011

Anna Hazare

Es cierto que si, uno busca bien, se pueden encontrar similitudes entre la Primavera Árabe y Occupy Wall Street o las protestas de indignados en democracias avanzadas.

Pero creo que es más importante recordar la crucial diferencia que ahondar en los denominadores comunes.

En Egipto la protesta callejera era la única manera de cambiar al status quo; en Estados Unidos, Chile, España o Israel las manifestaciones son una de las muchas vías democráticas abiertas para impulsar cambios.

De hecho, la radicalización extrema de las protestas callejeras puede ser nociva para la democracia, como lo ilustra Shashi Tharoor en un artículo sobre Anna Hazare, el activista indio que, a través de una huelga de hambre, forzó hace unos meses al parlamento de India a crear un todopoderoso órgano anticorrupción que, según Tharoor, podría terminar siendo una cura peor que la enfermedad.

Tharoor aclara que no está en contra de la protesta para presionar a los legisladores o, en general, como sano mecanismo de fiscalización democrática; pero enfatiza que los manifestantes tienen que limitarse a eso, a presionar a los políticos. No deben pretender suplantarlos en su labor de dictar leyes ni reformas como ocurrió en India con Hazare.

“El derecho de los parlamentarios de representar a la gente, cuyos votos han buscado y ganado, no debe ser ligeramente desestimado para favorecer a aquellos que no se han ganado el derecho a representar al pueblo a través de elecciones democráticas.”

En Egipto y Túnez la radicalización de la protesta era acaso la única manera de alcanzar la democracia; en Chile, Estados Unidos, Israel y la India cualquier intento radical de saltarse el parlamento como lo hizo Hazare pueden más bien debilitarla.

Más tarde:

  • Comentario sobre el debate de ayer en Venezuela.

El ruido y la furia

Viernes, 2 de diciembre de 2011

Henry Vivas

Dieciocho patologías, de las cuales seis deben ser tratadas u operadas con urgencia. Un tumor en la garganta; esófago de barrett; una gastritis erosiva; tromboflebitis; problemas con el manguito rotador; pérdida de visión en un ojo (60%); pérdida de audición en un oído; glaucoma en ambos ojos porque lleva siete años encerrado en un calabozo 2 x 2 sin ventanas donde los presos no saben si es de día o de noche; porque recibe sol apenas veinticuatro horas al año….estas son algunas de las complicaciones de salud que padece Henry Vivas.

Pero eso no es todo.

El comisario tiene asma bronqueal, lo cual le dificulta enormemente respirar por la nariz y por eso tiene que dormir sentado, con una mano amarrada a la reja de la celda para no acostarse sin darse cuenta porque uno de sus más grandes temores es morir por un paro respiratorio.

Y además tiene tinnitus:

Durante las veinticuatro horas permanezco con un ruido muy fuerte en la cabeza, que en algunas ocasiones no me deja dormir o me despierta y no me deja ni pensar. Además, junto con los ruidos que se producen en las instalaciones del Sebin, me hace entrar en crisis.

Al comisario lo encierran en un espacio sin acceso a baño de diez de la noche hasta seis de la mañana. Hace sus necesidades en un pote que luego limpia la mañana siguiente.

Una jueza, sin embargo, le negó hace poco una medida humanitaria por considerar que sus enfermedades, que no son terminales, pueden ser tratadas tras rejas.

Testigos encapuchados

Jueves, 1 de diciembre de 2011

El Poder Judicial decidió desestimar la demanda de Miguel Henrique Otero contra Mario Silva, por llamarlo “hijo de puta” en su programa La Hojilla.

Los argumentos para exculpar a Mario Silva son todos risibles, pero quizá el más patético es la decisión de la jueza de desestimar los videos del programa “por no estar certificados por Conatel.”

No aceptar evidencia que perjudique al oficialismo es una estrategia común que utilizan los jueces para que el criterio meramente político de sus decisiones no sea tan evidente.

Pero hay muchas otras como diferir audiencias o anular juicios. A algunos los acusan de delitos graves para justificar la detención preventiva. Luego difieren el juicio lo más posible; y, cuando se les hace demasiado difícil probar culpabilidad, acusan al preso de otro delito menor cuya pena es menor que el tiempo que ya llevan detenidos.

Otra técnica -quizá la peor- es las de los testigos encapuchados. El fiscal del Ministerio Público lleva al estrado a una persona encapuchada, cuya identidad sólo conoce él (y quizá el juez), que siempre declara, con exactitud inverosímil, lo que el fiscal quiere escuchar.

¿Por qué lo encapuchan? Para que no les pase lo que les pasó con el testigo estrella, Giovanny Vásquez.

Pupo Rodríguez

Jueves, 1 de diciembre de 2011

Desalojando buhoneros

La Alcaldía Libertador ordenó que, durante una semana, prohibieran las actividades de los buhoneros en las calles cercanas al bulevar de Catia…mientras culmina la Cumbre del Celac.

Funcionarios de la dirección de Control Urbano de esa alcaldía amenazaron esta semana a varios comerciantes con cerrarlos si no arreglaban inmediatamente las fachadas de sus comercios. También les ordenaron remover elementos publicitarios, reparar puertas, instalar cuartos de basura.

No es difícil imaginar la escena….parecida a la de Pupo Román en La Fiesta del Chivo.

Chávez viaja con Lula o Fernández de Kirchner en un carro blindado. Se asoma a la ventana y ve una calle fea, sucia, hirviendo de buhoneros y ranchos. Se averguenza. Hace un año, durante la visita de otro mandatario, se fijó en esa mismo bulevar y le exigió a Jorge Rodríguez que lo acomodara, pero ahora se da cuenta que el alcalde no ha hecho nada.

Se aparta de Lula y llama por el celular a Jorge Rodríguez, fúrico: “Te dije que arreglaras ese bulevar y no me hiciste caso.”

Rodríguez aprende la lección. Durante las cumbres o las visitas de otros mandatarios Chávez se vuelve más sensible a los defectos visuales de la ciudad (y a la inseguridad).

A partir de ese momento, y en cada cumbre, se asegura de hacer todo lo que está a su alcance para que Chávez no lo vuelva a llamar.