El ruido y la furia

Viernes, 2 de diciembre de 2011

Henry Vivas

Dieciocho patologías, de las cuales seis deben ser tratadas u operadas con urgencia. Un tumor en la garganta; esófago de barrett; una gastritis erosiva; tromboflebitis; problemas con el manguito rotador; pérdida de visión en un ojo (60%); pérdida de audición en un oído; glaucoma en ambos ojos porque lleva siete años encerrado en un calabozo 2 x 2 sin ventanas donde los presos no saben si es de día o de noche; porque recibe sol apenas veinticuatro horas al año….estas son algunas de las complicaciones de salud que padece Henry Vivas.

Pero eso no es todo.

El comisario tiene asma bronqueal, lo cual le dificulta enormemente respirar por la nariz y por eso tiene que dormir sentado, con una mano amarrada a la reja de la celda para no acostarse sin darse cuenta porque uno de sus más grandes temores es morir por un paro respiratorio.

Y además tiene tinnitus:

Durante las veinticuatro horas permanezco con un ruido muy fuerte en la cabeza, que en algunas ocasiones no me deja dormir o me despierta y no me deja ni pensar. Además, junto con los ruidos que se producen en las instalaciones del Sebin, me hace entrar en crisis.

Al comisario lo encierran en un espacio sin acceso a baño de diez de la noche hasta seis de la mañana. Hace sus necesidades en un pote que luego limpia la mañana siguiente.

Una jueza, sin embargo, le negó hace poco una medida humanitaria por considerar que sus enfermedades, que no son terminales, pueden ser tratadas tras rejas.

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