Jueves, 1 de diciembre de 2011
El Poder Judicial decidió desestimar la demanda de Miguel Henrique Otero contra Mario Silva, por llamarlo “hijo de puta” en su programa La Hojilla.
Los argumentos para exculpar a Mario Silva son todos risibles, pero quizá el más patético es la decisión de la jueza de desestimar los videos del programa “por no estar certificados por Conatel.”
No aceptar evidencia que perjudique al oficialismo es una estrategia común que utilizan los jueces para que el criterio meramente político de sus decisiones no sea tan evidente.
Pero hay muchas otras como diferir audiencias o anular juicios. A algunos los acusan de delitos graves para justificar la detención preventiva. Luego difieren el juicio lo más posible; y, cuando se les hace demasiado difícil probar culpabilidad, acusan al preso de otro delito menor cuya pena es menor que el tiempo que ya llevan detenidos.
Otra técnica -quizá la peor- es las de los testigos encapuchados. El fiscal del Ministerio Público lleva al estrado a una persona encapuchada, cuya identidad sólo conoce él (y quizá el juez), que siempre declara, con exactitud inverosímil, lo que el fiscal quiere escuchar.
¿Por qué lo encapuchan? Para que no les pase lo que les pasó con el testigo estrella, Giovanny Vásquez.
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