Por encima de la ley

Jueves, 9 de septiembre de 2010

En agosto de 2008 Hugo Chávez hizo una concesión. Anunció que le quitarían al currículo escolar el adjetivo “bolivariano” porque la palabra tiene una carga ideológica.

Esta declaración es importante porque, reconociendo la carga ideológica de este adjetivo, Chávez admitió que, cambiándole el nombre a la Fuerza Armada (a Fuerza Armada Nacional Bolivariana), se hizo algo que está prohibido por la Constitución.

Ninguna sorpresa.

Ya un año antes (abril de 2007) Chávez había dicho que “la llamada institucionalidad de la Fuerza Armada fue una manera de enmascararse y asumir una posición contraria al gobierno, a la revolución y al mandato del pueblo.” Y también había dicho que el sector castrense “jamás ha sido apolítico, inoloro, incoloro e insípido” y que los oficiales estaban obligados “por la historia y por las circunstancias a declararse cada día, con más fuerza y con más radicalidad, a ser anti-imperialistas, revolucionarios, bolivarianos y socialistas.”

Hoy Chávez hizo algo que me recordó estas declaraciones sobre la Fuerza Armada. Hace unos días, en uno de su actos, el presidente declaró: “Oí por ahí una crítica y le puse cuidado, sobre que ando utilizando símbolos patrios..y que el reglamento electoral lo prohíbe…me voy a quitar esta (chaqueta) tricolor (con los colores de la bandera) para que no digan que estoy violando el reglamento.”

Si no me equivoco (porque a veces, en Venezuela, uno siente que el oído o la visión falla), Chávez reconoció que usando la chaqueta de la bandera nacional estaba violando el reglamento y manifestó su intención de corregir este comportamiento.

Hoy apareció de nuevo con la chaqueta.

El descaro me pareció tal que tuve que buscar en Internet su anterior declaración para asegurarme de que no la había soñado.

Pero no: Chávez dio una vez más una clara demostración de que en Venezuela él hace lo que le dé la puta gana.

Insoportable disonancia

Miércoles, 8 de septiembre de 2010

Aristóbulo Istúriz

Ayer, en el diario Tal Cual, y refiriéndose a Aristóbulo Istúriz, Teodoro Petkoff apuntó lo siguiente:

..en los regimenes autoritarios y autocráticos la personalidad de los áulicos se va transformando. Unos optan por el cinismo y la sinvergüenzura. Se acomodan y aprovechan, sobre todo en materia económica. No creen en nada pero están ahí mientras dure…Pero otros van adoptando el modo del ser del Jefe. Se produce una suerte de transmutación mental, mediante la cual los servidores no sólo adoptan el modo de hablar del Jefe sino que hacen suyos hasta los razonamientos de este.

A esto se debe añadir un punto importante. Esta transmutación mental es, en el fondo, un esfuerzo desesperado de autojustificación. A pocos les gusta verse a sí mismos como cínicos o bandidos. Mejor es fundir el pensamiento con el del Jefe para eliminar la insoportable disonancia que resulta de la incompatibilidad de opiniones y valores.

Adoptando las ideas del Jefe, es más fácil verse en el espejo.

Más sobre este tema:

Libros sobre Chávez

Viernes, 3 de septiembre de 2010

Si me obligan a recomendar un solo libro sobre Hugo Chávez, recomendaría El poder y el delirio del historiador mexicano, Enrique Krauze.

El libro es una mezcla de biografía, reportaje periodístico, ensayo histórico y análisis político que no sólo ilumina vida de Chávez y la larga década que lleva en el poder, también pinta un fresco del pasado inmediato de Venezuela sin el cual es difícil entender y poner en contexto lo que ocurre actualmente en Venezuela.

Sin embargo, me gustaría hacer un matiz importante a esta recomendación.

En el libro hay dos secciones que me parecieron excepcionales, sin las cuales el libro no fuera lo que es.

En primer lugar, está la sección donde Krauze enfatiza un aspecto clave de la personalidad de Chávez: su culto a los héroes. Krauze describe con asombrosa elocuencia y claridad esta faceta de su personalidad y explica cómo el presidente necesita conectarse con su héroes de una manera íntima, recoger su mensaje, completar su obra, hilvanar su propia biografía con la de sus ídolos como si él fuese el último de eslabón de una gran narrativa metahistórica. Esta observación clave traté de subrayarla en mi artículo del lunes Exhumación y veneración.

En segundo lugar, está la sección donde, partiendo de un brillante ensayo de Octavio Paz, Krauze argumenta que, si se examina el caso venezolano con la mirada larga de un historiador, Chávez no es revolucionario, sino increíblemente conservador, pues está tratando de restaurar el viejo orden monárquico (de poder absolutista). Krauze también dice ver en el espíritu doctrinario de los intelectuales defensores de Chávez, Cuba y otras “revoluciones” algunos elementos antimodernos que nos legó la tradición hispánica y la Contrarreforma.

Octavio Paz (citado por Krauze):

No es difícil advertir en nuestros intelectuales, ocultas pero vivas, las actitudes psicológicas y morales de los antiguos campeones de la neoescolástica. Paradójica modernidad: las ideas son de hoy, las actitudes son de ayer. Sus abuelos juraban en nombre de Santo Tomás, ellos en el de Marx, pero para unos y otros la razón es un arma al servicio de una verdad con mayúscula. La misión intelectual es defenderla. Tienen una idea polémica y combatiente de la cultura y del pensamiento: son cruzados. Así se ha perpetuado en nuestras tierras una tradición intelectual poco respetuosa de la opinión ajena, que prefiere las ideas a la realidad y los sistemas intelectuales a la crítica de los sistemas.

En cuanto a esto último, la chispeante originalidad del punto de vista no es de Krauze sino de Paz.

Y en cuanto a la veneración de héroes, no hay ningún insight en el libro de Krauze que no aparezca ya en Hugo Chávez sin uniforme, la biografía de Alberto Barrera y Cristina Marcano.

No digo esto para disminuir el mérito de Krauze, porque su libro es estupendo, sino para reafirmar la importancia de la biografía de Barrera y Marcano.

No deja de impresionarme la vigencia que aún tiene este libro escrito casi en los albores de la revolución chavista.

Otros texto del autor:

Luchar, luchar

Jueves, 2 de septiembre de 2010

Última encuesta de Keller y Asociados:

Tercer Trimestre 2010

De todas las láminas, la mejor es la 12.

En la intención de voto para la legislativas la oposición va ganando por 9 puntos. Y entre los indecisos, que alcanzan el 19 por ciento, 48 por ciento se inclina hacia la oposición y sólo 30 hacia el gobierno.

Vamos bien, pero no se debe cantar victoria.  En los pocos días que quedan hay que luchar a muerte por conquistar a los indecisos y promover el voto.

Mañana:

  • ¿Cuál es el mejor libro sobre Chávez?