¿Crisis del periodismo?

Jueves, 14 de julio de 2011

En un reportaje especial sobre el futuro de la noticias, The Economist aclara que la crisis del periodismo impreso no es universal.

En Estados Unidos y Europa la tecnología revolucionó la manera de leer, divulgar y hacer noticias, arrasando con el antiguo business model del periodismo impreso y poniendo en riesgo su supervivencia.

Pero en otros país como China, India y Brasil la prensa escrita atraviesa un buen momento. En India, informa The Economist, el número de periódicos pagados aumentó en un 44 por ciento entre 2005 y 2009. Las ganancias por anuncios publicitarios aumentó en un 32 por ciento entre 2009 y 2010. Cada día se venden 110 millones de diarios.

En Brasil y en China el crecimiento en el número de diarios es igualmente asombroso.

¿Por qué ocurre esto?

Porque una macrotendencia global, el advenimiento de Internet, ha sido derrotada por otra mucho más fuerte: el impresionante auge de la clase media.

Cientos de millones de brasileros, chinos e indios con un mayor poder adquisitivo y un mejor nivel educativo han aumentado, naturalmente, la demanda de periódicos.

Y, con una penetración relativamente baja de Internet, los diarios impresos tienen todas las de ganar en estos países.

Por ahora.

Conforme crezca la clase media, también crecerán los índices de penetración de Internet y disminuirá el apetito por los periódicos impresos.

Tarde o temprano, la crisis del periodismo también llegará a Brasil e India.

Rodeolandia

Martes, 12 de julio de 2011

Yoifre y Oriente, pranes de El Rodeo

A un mes del chispazo que encendió la trágica crisis carcelaria cuyo epicentro es El Rodeo, ¿cuáles son las sorpresas?

La crisis de El Rodeo II parece una secesión. Sabíamos que los pranes existían, pero pocos conocíamos el grado de sofisticación de los gobiernos dentro las cárceles. Los centros penitenciarios son prácticamente republiquetas gobernadas por los mismos presos, con un alto grado de autonomía que hace pensar en naciones dentro de la nación o territorios secesionistas. Las cárceles tienen sus propias leyes, su propio sistema de recolección tributaria, su propio ejército, incluso su propio idioma.

El gobierno (o el “carro”) está formado por el máximo líder (o pran) y los luceros (los hombres de confianza del pran). Éstos cobran una renta a los demás presos para cubrir los gastos que se requieren para mantener orden en el penal. El tamaño de la renta depende del delito del preso. Si está preso por un delito menor, paga poco. Si está preso por extorsión, por asesinato o por droga, paga más. La renta anual de El Rodeo I era de aproximadamente 2,5 milllones de dólares y se utilizaba para muchas cosas, desde armas a productos de limpieza. Pero la economía de la cárcel era mucho más grande. Además de los impuestos o la renta, entraba mucho dinero por venta de alcohol, droga y delitos (como los secuestro express) que se coordinaban con teléfonos celulares desde el penal.

Fernando Rodríguez lo dijo muy bien: pronto los pranes serán elegidos democráticamente y cada cárcel tendrá su escaño en la ONU.

Rodeo 2.0. No extrañaría que los presos venezolanos estén explotando ya Groupon o Google +, la nueva competencia de Facebook, porque parecen estar empapados en el uso de la tecnología y las redes sociales. Los medios privados no pueden acercarse a El Rodeo y los medios estatales, con mejor acceso, revelan muy poco. Pero a través de las redes sociales los presos han logrado burlar el firewall informativo del gobierno. Fotos, mensajes, twits y videos narrando lo que ocurre dentro de El Rodeo II circulan por las redes sociales. Un preso se despidió de su familia antes de morir a través de Facebook. Días después el cadáver de ese mismo joven apareció en YouTube, donde también han brotado docenas de videos mostrando lo que ocurre dentro del centro penitenciario. Las redes sociales también han ayudado a los presos de diferentes cárceles a coordinar protestas. Expertos en el tema aseguran que los 33 gobiernos (o “carros”) de las cárceles venezolanas se parecen mucho en parte, sí, por la alta rotación de presos. Pero también porque las nuevas tecnologías han facilitado el intercambio de ideas e información entre las cárceles. El modelo del “carro” ha sido exportado.

Por otro lado, periodistas, blogueros y activistas defensores de derechos humanos han logrado tender puentes de comunicación con los reclusos utilizando Twitter y Facebook. Carlos Nieto, director de la ONG Una Ventana hacia la Libertad, lleva tiempo haciéndolo y dice que a veces se entera de lo que ocurre dentro de lás cárceles antes que los mismos directores de los penales.

Más sobre este tema:

Curiosidades

Lunes, 11 de julio de 2011

Autora: Mirtha Rivero

En días tan raros como estos, cuando en Venezuela se desbaratan todos los escenarios, siento más la falta de los libros que dejé en mi casa de Caracas. A esta hora, mi marido aún no llega de su trabajo, y no me bastan los periódicos ni los blogs que devoro por Internet. En este preciso instante, en que la ansiedad me abruma, me hubiera parado enfrente de la biblioteca y recorrido con un dedo los tramos hasta detenerme –por instinto- en un ejemplar y revisar las líneas subrayadas. Ese libro me hubiera llevado a otro y ese a otro… Y así hasta hallar la frase precisa, el párrafo que describa exactamente lo que quiero expresar en este momento, la sensación que no soy capaz de manifestar con la claridad o la maestría que me gustaría.

En los libros siempre hay alguien que ha visto todo antes, y mejor.

Pienso en Libro del desasosiego, el diario que el portugués Fernando Pessoa llevó durante sus últimos años de vida: a lo mejor allí hubiera encontrado la respuesta que busco ante el asombro o el pasmo que me rodea. O tal vez en Cisnes salvajes, de Jung Chang, la novela que narra el siglo XX chino a través de la vida de tres generaciones de una misma familia: la abuela –concubina de un señorón de la dinastía manchú-, la madre –revolucionaria comunista que cae en desgracia con la Revolución Cultural de Mao-, y la nieta –quien cuenta la historia-, que a finales de la década de los setenta abandona China. O a lo mejor en el Ogro filantrópico de Octavio Paz o quizá en Confesiones de un burgués o La mujer justa del nunca bien leído Sandor Marai.

Si tuviera todos mis libros aquí, en México –me digo-, estoy segura de que encontraría lo que quiero.

Pero no los tengo, solo cuento con la colección que he ido armando a lo largo de los últimos años. Ayudada por los recuerdos de lo leído, hurgo en los estantes. Leo lo resaltado en El regreso del húligan, el texto autobiográfico del rumano Norman Manea, que narra su visita al país del que había huido diez años antes. Como por corazonada me detengo en Leonardo Padura Fuentes y escojo La novela de mi vida –la historia de un desterrado cubano que después de dieciocho años regresa a la isla con la excusa de hallar la autobiografía perdida de un poeta- y La neblina del ayer –en donde vuelve a sus andanzas Mario Conde, el detective empeñado en esclarecer delitos en medio del desencanto y la burocrática vida cubana-. Acaricio El dictador, el demonio y otras crónicas del norteamericano Jon Lee Anderson; Prisión perpetua, del argentino Ricardo Piglia… Y llego hasta Vasili Grossman, el proscrito periodista soviético y el inmenso volumen de Vida y destino, su novela prohibida por el régimen comunista. Encontré:

“Se había acostumbrado asimismo a las decenas, los cientos de rumores que circulaban por el campo: sobre la invención de cierta arma nueva o sobre las discrepancias entre los líderes nacionalsocialistas. Los rumores eran invariablemente hermosos y falsos; el opio de la población de los campos.”

Resuelta, me remito a Leer Lolita en Teherán, escrita por la iraní Azar Nafisi, una profesora de literatura que, acosada por el régimen, se retira de la universidad y durante dos años –una vez por semana- se reúne a escondidas en su casa con siete ex alumnas para leer las novelas occidentales prohibidas por los ayatolás. Y precisamente, cuando ella y sus muchachas, despojadas del velo, repasan Lolita de Vladimir Nabokov, yo paré de buscar:

“…la curiosidad es la insubordinación en su forma más pura.”

Despolarización

Viernes, 8 de julio de 2011

El académico Jorge Domínguez, en una reciente audiencia en el Congreso estadounidense:

La decisión de la administración Bush en su segundo período, luego reafirmada por el presidente Obama, de no confrontar públicamente a Chávez y coordinar mejor sus políticas con los vecinos de Venezuela han hecho más difícil la estrategia de Chávez de exportar culpas. Pero al mismo tiempo no ha tenido mayor impacto en la lenta marcha de Venezuela hacia la autocracia.

Esta observación de Domínguez es cierta. Bajarle el tono a la confrontación con Chávez ha sido y es -a grandes razgos- la estrategia correcta. Pero no hay que sobrestimar su poder ni eficacia. La dinámica de la comunicación entre Venezuela y Estados Unidos no tiene mayor impacto en la política interna venezolana. Hasta podría decirse que, desde que el State Department decidió ignorar a Chávez, las acciones autocráticas de Venezuela se han incrementado…no porque Estados Unidos haya bajado el tono, sino porque, simplemente, Estados Unidos no tiene mayor capacidad de ejercer influencia dentro de Venezuela a tráves del tono de su discurso.

Donde es más eficaz esta estrategia es el ámbito regional. La decreciente influencia de Chávez en la región se debe a varios factores, pero uno importante es la despolarización. Para Chávez polarizar y crear divisiones regionales era relativamente fácil con Uribe y Bush en el poder (es decir: en un campo político donde las fronteras ideológicas estaban muy bien delineadas). Pero con Obama y Santos dividir al hemisferio en dos es más difícil. Y en un ambiente despolarizado a Chávez se le hace más difícil liderar e influir.

Humala es la prueba. En una región más polarizada sería más fácil arrastrarlo a su campo, tentarlo o llevarlo a escoger entre dos bandos.

Pero un ambiente despolarizado es mucho más difícil.

Lecciones de Bloomsbury

Martes, 5 de julio de 2011

Esto ya lo he señalado antes en este blog.

En unos de sus diarios la gran novelista Virginia Woolf apuntó: “The reason why it is easy to kill another person must be that one’s imagination is too sluggish to conceive what his life means to him.”

La razón por la cual es fácil matar a otra persona debe ser que la imaginación de uno es demasiado perezosa como para concebir lo que la vida de la víctima significa para él.

Me parece acertada esta equivalencia que hace Woolf entre la empatía y la imaginación.

Aunque yo quizá añadiría algo a la frase. Diría “lo que su vida significa para él, su familia, sus amigos y la sociedad en general,” porque matar afecta no sólo a la víctima.

Recordé esta equivalencia ayer, leyendo sobre las repentinas medidas que ha tomado el Poder Judicial en el caso de Alejandro Peña Esclusa, preso político que, como Hugo Chávez, padece de cáncer.

Todo parece indicar que Peña Esclusa va a poder afrontar su juicio y su tratamiento en libertad, acto que es difícil no relacionar a la enfermedad del presidente.

¿Asistió la enfermedad de Chávez su imaginación, lo cual causó un brote de empatía que lo hizo dar la orden de liberar a Peña Esclusa? ¿Fue saber de primera mano lo que se siente tener cáncer lo que motivó este repentino acto de compasión?

Esa podría ser parte de la explicación.

La otra podría ser superstición. Chávez, que según su propias palabras ha rezado mucho para curarse, podría pensar que su indiferencia frente a las enfermedades de los presos políticos podrían disminuir la eficacia de sus rezos.

Su renuencia a atacar e insultar a la oposición desde que se enfermó refuerzan esta hipótesis. No digo que esto vaya a durar, pero en su discurso el odio –por ahora– ha prácticamente desaparecido.

Así como un hilo invisible conecta la imaginación con la empatía, otro conecta el miedo con la superstición.